Durante décadas, John Williams fue un nombre condenado al silencio. Publicó Stoner en 1965, una novela que narraba la vida anodina de un profesor de literatura en una universidad del Medio Oeste estadounidense.
Era una historia íntima, delicada, un retrato silencioso de la soledad y la frustración, pero también de la dignidad humana.
Sin embargo, en su tiempo nadie quiso escuchar esa voz. El libro pasó desapercibido y se agotó sin pena ni gloria. Lo que podría haber sido un clásico inmediato quedó arrinconado en las estanterías, condenado a un olvido injusto.
John Williams, un escritor en la sombra
La figura de John Williams se convirtió en un secreto apenas compartido entre unos pocos lectores devotos. A diferencia de sus contemporáneos más ruidosos, no buscó la notoriedad ni cultivó la fama literaria.
Su vida estuvo marcada por la discreción. Nació en 1922 en Texas, combatió en la Segunda Guerra Mundial y, tras volver del frente, se dedicó a enseñar literatura en la Universidad de Denver. Allí desarrolló su carrera académica mientras escribía en silencio.

No era un autor prolífico. Tan solo publicó cuatro novelas en toda su vida: Nothing but the Night (1948), Butcher’s Crossing (1960), Stoner (1965) y Augustus (1972), con la que ganó el National Book Award.
Sin embargo, ninguna de ellas consiguió el impacto que merecían en su tiempo. Para muchos, John Williams murió en 1994 como un escritor invisible, sin saber que, años después, su obra sería redescubierta como uno de los mayores tesoros ocultos del siglo XX.
‘Stoner’, la obra maestra ignorada
La gran paradoja de John Williams es que escribió una novela perfecta y el mundo la rechazó. Stoner narra la historia de William Stoner, hijo de campesinos que accede a la universidad para estudiar agricultura y termina atrapado por la literatura.
Su vida, contada sin artificios, transcurre entre clases, libros, amores frustrados y decepciones laborales. No hay grandes hazañas ni giros espectaculares. Solo la intensidad del día a día, la hondura de lo íntimo.

Cuando apareció en 1965, la crítica apenas la mencionó. El mercado editorial, centrado en los grandes relatos de la posguerra y en el experimentalismo de la época, ignoró la aparente sencillez de la novela.
Lo que no entendieron entonces fue que John Williams había construido un retrato universal sobre la vida corriente, sobre la belleza escondida en la derrota y la grandeza en lo minúsculo.
El redescubrimiento en el siglo XXI
El destino de Stoner cambió radicalmente en los años 2000. Una reedición en Estados Unidos y, sobre todo, la apuesta de editoriales europeas como la francesa Le Dilettante y la británica Vintage la devolvieron a la vida.
Fue entonces cuando la crítica literaria comenzó a rescatar el nombre de John Williams, situando Stoner como una obra maestra silenciosa.
El boca a boca hizo el resto. Escritores como Ian McEwan o Julian Barnes la reivindicaron, calificándola como una de las novelas más perfectas del siglo.
El público respondió con entusiasmo y el libro pasó de ser un fracaso editorial a convertirse en un fenómeno internacional. En España, la edición de Baile del Sol primero y después la de Baile Literaria acercaron a los lectores la voz de un autor que había permanecido en la penumbra.