Música

“Encontrar tu voz es un acto de resistencia”: JNS reivindican su legado feminista en el pop latino

Tres décadas después de irrumpir en una industria dominada por hombres, el grupo mexicano defiende su autonomía artística, su vínculo con la comunidad LGTBIQ+ y la vigencia de un mensaje de amor propio y sororidad

JNS, anteriormente «Jeans», es un grupo musical femenino mexicano de pop formado en Ciudad de México a finales de 1993
JNS, anteriormente «Jeans», es un grupo musical femenino mexicano de pop formado en Ciudad de México a finales de 1993

JNS nació en los noventa como Jeans, un grupo de adolescentes que irrumpieron en una industria musical dominada por hombres y marcada por los estigmas hacia las mujeres jóvenes. Lo que en un principio parecía un proyecto prefabricado pronto se convirtió en un fenómeno que marcó a toda una generación: canciones que se volvieron himnos de sororidad y resistencia, giras multitudinarias y una conexión genuina con públicos que encontraron en ellas un espejo de identidad.

Tres décadas después, con un camino lleno de transformaciones, inseguridades vencidas y reencuentros celebrados, JNS mantiene su vigencia y reivindica su autonomía artística. Hoy hablan con claridad de feminismo, amor propio y diversidad, orgullosas de haber construido un espacio que las conecta tanto con la memoria de quienes crecieron con su música como con nuevas generaciones que descubren en ellas un modelo de empoderamiento femenino y de libertad sin concesiones.

Han pasado más de treinta años desde que iniciaron su carrera como adolescentes en los años noventa. ¿Cómo recuerdan la experiencia de entrar en una industria dominada por hombres y qué aprendizajes feministas rescatan de esa etapa?

Fue una etapa complicada porque éramos muy pequeñitas. A los 13, 14 o 15 años apenas estás encontrando quién eres, qué quieres decir, cómo lo quieres expresar, cómo te quieres vestir, qué música te gusta. Nosotras nos formamos en medio de un grupo que comenzó a tener éxito frente a muchísima gente. Encontrar tu voz dentro de todo ese ruido era complicado, pero justo eso nos dio un poder importante. Éramos el único grupo formado exclusivamente por mujeres en esa época, porque todo eran boybands o grupos mixtos.

Encontramos nuestro lugar y aprendimos a defendernos, a hacernos un hueco y a defender nuestra música y nuestra identidad. Regresamos con fuerza, aunque con muchas inseguridades heredadas de entonces. Pero el ser humano está en un constante avanzar, aprender y equivocarse. Hemos construido un espacio, pero no podemos dormirnos en los laureles: hay que seguir trabajando y luchando para que lo conquistado no se pierda en el ruido de allá afuera.

Muchas de las canciones de JNS se convirtieron en himnos para una generación de mujeres jóvenes. ¿Sienten que la música pop femenina de los noventa contribuyó a abrir espacios de expresión para las adolescentes?

Sí, sin duda. Todo lo que se hace abre camino. Cada lucha, cada entrevista, cada canción ensancha el espectro para que entren muchas más. Pero no fueron solo las mujeres de los noventa: las ochenteras también rompieron barreras. Madonna, Gloria Estefan, Celia Cruz… Ellas pavimentaron un camino durísimo. Y lo mismo sucedió en el reguetón: en los 2000 las mujeres no tenían voz ni voto, y hoy artistas como Karol G llenan estadios gracias a que otras antes rompieron esas paredes. Todo esfuerzo, grande o pequeño, suma a la voz femenina.

Durante mucho tiempo la industria etiquetó a los grupos femeninos como productos prefabricados. ¿Cómo lucharon contra ese estigma y qué papel tuvo el feminismo en reivindicar su autonomía artística?

Desde el principio se nos llamó “niñas de plástico que no cantan, solo bailan”. Esas inseguridades te marcan y las arrastras. Pero con el tiempo nos convencimos de que lo que hacemos está bien hecho. Nuestra música tiene historia y conecta con la gente. Nos sentimos orgullosas de lo que representa Jeans y JNS. Lo importante ha sido el trabajo constante: ensayos, preparación, entrevistas, nunca quitar el dedo del renglón. Hoy, diez años después del reencuentro, nuestra música sigue perdurando, y eso es lo que un artista busca: permanecer, acompañar recuerdos, estar presente en momentos especiales.

El público LGTBIQ+ ha sido fundamental en su trayectoria. ¿Cómo se cruza ese reconocimiento con el feminismo y con la lucha por la diversidad en el pop latino?

La conexión con la comunidad fue muy natural. Al principio era por la música, el glitter, la diversión. Con el tiempo descubrimos que nuestras luchas eran similares: la libertad de expresión, la libertad de ser y amar a quien quieras, de vestirte como quieras sin miedo. Nuestros caminos se encuentran ahí, en la humanidad y en el amor.

Nunca fue marketing ni estrategia. No hubo un vestuario de plumas para “conectar”. Fue auténtico y honesto. Y la comunidad lo que más valora es la autenticidad. Esa energía nos impulsó incluso para reencontrarnos como grupo.

En la industria actual sigue habiendo presión para sexualizar a las artistas. ¿Cómo lo han vivido ustedes?

Sí, lo vivimos, sobre todo en momentos de mayor inseguridad personal. Crecimos muy jóvenes y no éramos conscientes, pero después del reencuentro descubrimos esa presión. Hoy lo que nos hace sentir cómodas con nuestra sexualidad se proyecta como sexy. Lo importante es vestirnos como nos hace sentir poderosas, guapas, seguras.

Ya de adultas hemos aprendido a abrazar nuestros cuerpos. Somos mujeres de más de cuarenta, algunas con hijos, y no vamos a tener el mismo cuerpo que a los quince. Pero seguimos trabajando en sentirnos bien frente al espejo. Si no nos gusta algo, lo hablamos, lo cuidamos. Y si alguien opina sobre nuestros cuerpos, respondemos: del cuerpo no se habla, lo que importa es la música, la energía, la vibra.

La gente a veces olvida que los años pasan, que los cuerpos cambian, que puede haber problemas de salud o simplemente decisiones personales. Por eso defendemos cuidar la mente antes que nada. Esa es la clave para sobrellevar la presión externa.

El pop ha cambiado, pero aún persisten desigualdades en festivales, contratos o derechos de autor. ¿Cómo valoran la evolución de la industria?

La desigualdad no ocurre solo en la música: es un problema estructural de todas las mujeres en cualquier trabajo. La diferencia es que nosotras tenemos un micrófono. Podemos exigir con más fuerza, visibilizar lo que sucede y acompañar a quienes luchan desde otros espacios.

El artista puede levantar la voz, pero son los gobernantes, las instituciones, quienes tienen la capacidad de cambiar las leyes. Nuestro papel es acompañar, apoyar y unir fuerzas. Levantar la voz y juntarnos con quienes realmente pueden generar cambios.

El 90s Pop Tour muestra que la nostalgia es poderosa. ¿Qué significa para ustedes sostener una carrera larga en una industria que suele descartar a las artistas con la edad?

El edadismo es un problema real. ¿Quién puso el límite para dedicarse a lo que amas? A los 40 o 50 seguimos aquí porque hacemos lo que nos gusta y nos apasiona. Mucha gente nunca pudo hacerlo ni a los 20. Somos privilegiadas.

La nostalgia juega un papel importante, pero también hemos trabajado en reinventarnos. Lo que hacemos genera felicidad y eso nos motiva a seguir. Mientras tengamos piernas y voz, lo seguiremos haciendo.

Su último sencillo, Europa, abre nuevas fronteras para JNS. ¿Qué significa conquistar escenarios internacionales después de más de 30 años de carrera?

Es muy importante. Tener una nueva oportunidad después de tanto tiempo es vida pura, un cachetadón de humildad. Empezar de cero en un país como España, que nos recibe con los brazos abiertos, nos llena de energía.

Queremos explorar esa conexión, llevar nuestra música con la bandera bien en alto, con amor y fuerza, como si fuera el primer día. Y después será Francia, Chile, Argentina, Japón… No importa la edad, seguiremos cumpliendo. Tenemos una voz que encontramos hace años y no la vamos a soltar.

Muchas niñas y adolescentes las ven como un modelo de sororidad. ¿Qué mensaje les dejarían para abrirse camino en la música desde una mirada femenina?

Amor propio. Tienes que estar segura de ti, de lo que quieres y de por qué lo quieres. Solo así puedes defenderlo allá afuera. Encontrar tu propia voz es fundamental. Eso se logra con preparación, constancia, paciencia y trabajo. No es un fuego que se apaga al segundo.

Y si tienes suerte de triunfar rápido, no lo sueltes: trabaja, insiste, busca tu gente, tu comunidad, tu público. Y sobre todo sé fiel a ti misma, a tus ideas, a tu mensaje.

Para terminar, ¿cómo imaginan el futuro del pop latino en clave feminista y qué legado creen que deja JNS?

Nuestro legado es el de la empatía, el de cantar al amor propio, el de defender la libertad de ser quienes somos. Queremos que, cuando alguien recuerde a JNS, piense en un grupo de mujeres poderosas que conectaron con su público desde el amor. Ese es el camino que hemos recorrido y el que queremos dejar abierto para las que vengan detrás.

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