La novela de ciencia ficción que nadie ha leído y vaticinó nuestro futuro

Quizá no sea tarde para escuchar a David Brin. Tal vez estemos a tiempo de evitar que la profecía de esta novela de ciencia ficción se cumpla

Novela de ciencia ficción sobre la Tierra - Cultura
Imagen simbólica de la Tierra como si fuese un ojo
Artículo14/ DALL·E

En la vasta constelación de títulos que conforman el género especulativo, hay obras que brillan como faros y otras que, injustamente, apenas emiten un destello. Tierra (1990), del escritor estadounidense David Brin, pertenece a este segundo grupo. Se trata de una novela de ciencia ficción que pasó desapercibida para el gran público, pero cuya capacidad para anticipar los contornos de nuestro presente la convierte en un texto tan visionario como inquietante.

En pleno siglo XXI, Tierra se postula no solo como una pieza de ficción, sino como una advertencia que supimos ignorar.

Un futuro que llegó antes de lo esperado

Lo que distingue a esta novela de ciencia ficción no es solo la brillantez con la que articula sus tramas, sino la asombrosa precisión con la que predijo fenómenos que hoy damos por cotidianos. Escrita a finales de los años ochenta, Tierra se sitúa en el año 2038. Pero muchos de los conflictos y tecnologías que describe ya son parte de nuestra vida diaria.

David Brin, que es también astrofísico, construye un mundo hipertecnológico donde la privacidad ha desaparecido, la Tierra sufre las consecuencias del cambio climático y la información fluye por una red mundial que recuerda, punto por punto, a Internet.

La novela de ciencia ficción que nadie ha leído y vaticinó nuestro futuro
Portada de ‘Tierra’, la legendaria novela de David Brin
Open Road Integrated Media

Esta novela de ciencia ficción no solo anticipó el auge de las redes sociales, sino también el spam, los ciberdelitos, las deepfakes, las gafas con grabación de vídeo e incluso el colapso ecológico derivado de la acción humana. Todo ello mucho antes de que esos conceptos se integraran en nuestro vocabulario.

La novela de ciencia ficción que entendió el poder del algoritmo

En Tierra, los datos personales han dejado de ser una propiedad individual para convertirse en mercancía. Las decisiones políticas, económicas y sociales están mediadas por sistemas de vigilancia y manipulación automatizada que recuerdan a los algoritmos que hoy modelan nuestras preferencias, emociones y opiniones.

Esta novela de ciencia ficción comprendió antes que nadie que el poder del futuro no estaría en los parlamentos, sino en las arquitecturas invisibles del software.

Brin fue capaz de imaginar un entorno hiperdigitalizado en el que los humanos han renunciado a buena parte de su agencia a cambio de comodidad, seguridad y entretenimiento. Su retrato de una humanidad entregada al consumo, desvinculada del entorno natural y reacia a la reflexión crítica, tiene un eco doloroso en las sociedades actuales. Que una novela de ciencia ficción escrita en 1990 supiera leer con tanta nitidez el ADN del siglo XXI es, sencillamente, asombroso.

Una novela olvidada, pero imprescindible

A pesar de su valor literario y profético, Tierra ha sido injustamente relegada a un lugar marginal dentro del canon del género. Tal vez por su densidad conceptual o por su tono menos apocalíptico y más analítico, no ha disfrutado de la notoriedad de otras obras como 1984, Un mundo feliz o Fahrenheit 451. Sin embargo, esta novela de ciencia ficción no solo resiste la comparación, sino que en algunos aspectos la supera.

La novela de ciencia ficción que nadie ha leído y vaticinó nuestro futuro
Una fotografía de archivo del escritor David Brin en 2005
Wikipedia

Brin no plantea una distopía cerrada, sino un conjunto de futuros en conflicto. Su narrativa abarca desde la nanotecnología hasta la neurociencia, desde la geopolítica global hasta la ética del conocimiento. En sus páginas conviven científicos, activistas, burócratas, hackers, ancianos y niños, todos atrapados en un mundo que se desmorona mientras la humanidad decide si merece o no ser salvada.

Esta ambición coral, que recuerda por momentos al realismo de Balzac, dota a la novela de una riqueza inusual en la ciencia ficción contemporánea.

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