Fenómeno #MomTok

Sexo, TikTok y religión: el escándalo de las esposas mormonas que sacude a Utah

Un grupo de influencers de Utah ha convertido su vida familiar, sus escándalos y sus contradicciones en un fenómeno viral. ¿Liberación o espectáculo?

En un rincón del conservador estado de Utah, donde la moral mormona ha marcado durante generaciones la vida familiar, un puñado de mujeres jóvenes ha desafiado —de manera tan ruidosa como ambigua— lo que se espera de ellas. Son las protagonistas de #MomTok, un fenómeno viral surgido en TikTok y amplificado por la serie La vida secreta de las esposas mormonas, disponible en Disney+. El hashtag, a primera vista inofensivo, reúne a un grupo de madres mormonas menores de 30 años que se presentan como esposas devotas, madres entregadas y mujeres modernas… hasta que todo se desmorona.

El epicentro del escándalo es Taylor Frankie Paul, influencer con más de cinco millones de seguidores, que reveló en mayo de 2023 en una transmisión en directo que había practicado “soft swinging”: una forma de intercambio de parejas con reglas tan específicas como contradictorias. “Obviamente, nadie fue forzado”, explicó, mientras detallaba fiestas en las que las parejas se reunían para compartir intimidad bajo ciertas condiciones —como que no podía haber penetración si no estaban todos los cónyuges presentes en la habitación—. La revelación provocó su divorcio y su posterior relación con uno de los esposos implicados, con quien tuvo otro hijo. Desde entonces, el drama no ha dejado de crecer.

@taylorfrankiepaul Ironic momtok is majority brunettes, coming from the state of blondes. #momtok @Mayci Neeley @Mikayla Matthews @justjessi @Jen Affleck ♬ Easy – Commodores

Aunque Paul insistió en que “la mayoría” de las chicas de #MomTok no participaron en estos encuentros, la sombra de la duda quedó sobre sus compañeras: Demi Engemann, Jen Affleck, Jessi Ngatikaura, Layla Taylor, Mayci Neeley, Mikayla Matthews, Whitney Leavitt y Miranda McWhorter, todas influencers mormonas de Utah. Juntas formaban una comunidad online aparentemente cohesionada que mostraba una vida ideal: niños perfectos, rutinas de belleza, casas ordenadas y valores familiares.

Pero detrás de esa imagen pulida, La vida secreta de las esposas mormonas —mitad docu-reality, mitad culebrón de redes sociales— revela fisuras profundas. La serie muestra fiestas organizadas solo para las cámaras, lágrimas provocadas por triángulos amorosos ambiguos y una dosis generosa de bótox y gas de la risa como sustituto del alcohol, prohibido por su religión. No hay apenas reflexión teológica ni verdadera exploración de lo que significa ser mormona. Todo queda eclipsado por la tensión superficial del espectáculo.

El reality 'La vida secreta de las esposas mormonas', disponible en Disney+
El reality ‘La vida secreta de las esposas mormonas’, disponible en Disney+

¿Una reivindicación feminista?

Y sin embargo, #MomTok no es solo un escándalo. Es también un síntoma de una transformación cultural más amplia. En su superficie frívola y contradictoria, hay una grieta en el modelo de feminidad tradicional que promueve la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Estas jóvenes, casadas en la adolescencia o poco después, madres de varios hijos y criadas en comunidades ultraconservadoras, han encontrado en TikTok un espacio para redefinir —aunque sea con filtros y retoques— su identidad.

En uno de los episodios de la serie, una de ellas defiende su derecho a publicitar juguetes sexuales en redes, argumentando que es parte de una necesaria educación sexual dentro de su comunidad. Otra se rebela contra su marido por controlar sus publicaciones. Aunque los gestos puedan parecer contradictorios con su fe, revelan un deseo de autonomía y una tensión creciente entre tradición y modernidad.

Pero ¿hasta qué punto es real esta supuesta rebelión? El medio estadounidense Vulture lo puso en duda en un artículo demoledor: “Todos en La vida secreta de las esposas mormonas saben que #MomTok es una mentira”. Para este análisis, las protagonistas del fenómeno no son amigas ni una comunidad verdadera, sino colaboradoras de una estrategia de marketing construida en torno al escándalo y el morbo. Según esta lectura, #MomTok conecta superficialmente feminismo, religión y redes sociales sin comprometerse con ninguna de estas esferas.

@maycineeley

Will momtok even survive this?!?😏

♬ som original – Manoel

La comparación con otras figuras mormonas influyentes como Hannah Neeleman, creadora de Ballerina Farm, no hace sino acentuar las contradicciones. Neeleman, con más de nueve millones de seguidores, muestra una vida de orden, trabajo rural y entrega familiar. Fue bailarina profesional, estudió en Juilliard y hoy es madre de ocho hijos. Algunos la celebran como ejemplo de libertad tradicional; otros la critican por representar una imagen edulcorada de la sumisión femenina.

En ese espejo, las mujeres de #MomTok parecen menos coherentes pero más humanas: jóvenes que se debaten entre el deber religioso y el deseo de independencia, entre los mandamientos y el algoritmo. Algunas lo enfrentan con ironía, otras con una aparente frivolidad, pero todas están atrapadas entre una fe que les promete la eternidad con un solo marido y una cultura que valora la visibilidad, la novedad y la transgresión.

En última instancia, #MomTok es menos una rebelión organizada que un síntoma de disonancia. No hay aquí una agenda feminista clara ni una ruptura religiosa decidida. Hay, eso sí, una búsqueda —torpe, ruidosa, contradictoria— de espacio personal en un mundo que no les deja margen para dudar.

Porque en la vida pública de las esposas mormonas, como en sus perfiles de TikTok, todo es aparentemente perfecto. Hasta que alguien —con o sin gas de la risa— se atreve a decir la verdad.

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