Crítica

‘Tres amigas’: un delicioso surtido de vaivenes sentimentales

Mouret traza con delicadeza y lucidez el mapa emocional de tres mujeres en crisis, explorando los vínculos entre deseo, amistad, insatisfacción y amor

La película 'Tres amigas', dirigida por Emmanuel Mouret, con Camille Cottin, Sara Forestier e India Hair
La película 'Tres amigas', dirigida por Emmanuel Mouret, con Camille Cottin, Sara Forestier e India Hair

Sismógrafo del sentimiento amoroso y de los estragos que causa, el francés Emmanuel Mouret lleva varias décadas orquestando películas de exquisita elegancia, ingenio y hondura que observan las pequeñas (y grandes) peripecias de quienes se enamoran y se desenamoran, rendidos ante el embrujo del amor, sometidos a su empuje y expuestos a sus peligros. Sus dramas y comedias románticos suelen o bien desplegarse en torno a una figura central que experimenta una sucesión de encuentros, relaciones y demás situaciones o bien adoptar la forma de un relato coral que gravita alrededor de un conjunto de personajes y parejas que, aburridos e insatisfechos a causa de sus vidas imperfectas, se lanzan a la búsqueda de una relación ideal, a menudo en vano. Su nuevo largometraje, Tres amigas, pertenece a esta última categoría, y es una de las películas más conmovedoras de su carrera.

Su peripecia argumental acompaña a un trío de mujeres cultas y acomodadas que atraviesan sendas crisis sentimentales profundas casi al unísono, y cuyas respectivas historias acaban entretejiéndose en un mismo tapiz emocional: Joan (India Hair), cuyos sentimientos hacia su pareja de toda la vida comienzan a resquebrajarse; Alice (Camille Cottin), cuya relación con su pareja sentimental se basa principalmente en la simulación, y Rebecca (Sara Forestier), que mantiene con él una aventura secreta. Pese a la la aparente levedad de los vaivenes sentimentales de estas mujeres, Mouret se sirve de ellas para urdir un relato denso y melancólico sobre los estertores de la pasión, los recovecos del deseo y la fragilidad de los vínculos.

Fotograma de la película 'Tres amigas', de Emmanuel Mouret
Fotograma de la película ‘Tres amigas’, de Emmanuel Mouret

Para ello, hace que la película serpentee por los pasillos de un instituto, que se deslice por las salas de un museo, que cruce puentes y se adentre en callejones, para que en el proceso vaya cartografiando también los laberintos interiores de sus protagonistas. Entretanto, y al igual que muchas otras obras de Mouret, Tres amigas toma préstamos con total naturalidad de los universos cinematográficos de Éric Rohmer y del mejor Woody Allen; de hecho, es tentador verla como un híbrido insólito de Hannah y sus hermanas (1986) y el tipo de emotividad compleja que incorporan a sus historias sentimentales otros exponentes del cine francés actual, como Mia Hansen-Løve.

A lo largo de su metraje, la película retrata la amistad como un lazo profundo y firme, capaz de perdurar incluso entre mentiras, secretos y pequeñas traiciones. Para Mouret, las imperfecciones de sus personajes no son grietas que deban ser reparadas, sino matices esenciales de su humanidad, dignos de ser explorados y comprendidos. Cada una de las mujeres del título atraviesa un periplo interior que abarca la pérdida y el reencuentro con el amor, pero también esos interludios de soledad que median entre ambos extremos; se abandonan a la introspección, cuestionan sus propias elecciones, interrogan sus deseos, se enfrentan a los baches que encuentran en los senderos que decidieron recorrer y tratan de dejar de sentirse atrapadas entre aquello que anhelan y lo que realmente poseen. Entretanto, funcionan como pruebas vivientes de que los sentimientos humanos son esencialmente inconstantes e inestables y, al capturar esas oscilaciones imposibles de contener con una lucidez desarmante, Mouret proporciona a la película buena parte de su densidad emocional y su particular fuerza evocadora.

Dirigida por Emmanuel Mouret, 'Tres amigas' (Trois amies, 2024) constituye todo un estudio sobre el amor
Dirigida por Emmanuel Mouret, ‘Tres amigas’ (Trois amies, 2024) constituye todo un estudio sobre el amor

En el proceso, Tres amigas exhibe una simplicidad que en realidad resulta del todo engañosa. Su puesta en escena es tan virtuosa como discreta, y sus diálogos equilibran casi a la perfección profundidad y ligereza. En buena parte de sus escenas, la comedia se confunde con el drama, y la muerte se integra sin estridencias en el fluir de una historia que ni siquiera se priva de adentrarse en el terreno de lo fantástico y lo sobrenatural. Y, mientras, imperan en el relato una compasión y una empatía que conecta a los personajes, los redime a pesar de sus flaquezas y los eleva, para que los amemos en sus excesos, sus paradojas y sus contradicciones más humanas.

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