Corinne Diacre está muy cerca de volver al banquillo. Todo indica que la exseleccionadora de Francia tomará las riendas del Olympique de Marsella femenino, en lo que sería su regreso a la élite tras más de dos años alejada de los terrenos de juego.
La experimentada entrenadora, de 51 años, se encuentra en negociaciones avanzadas para asumir el mando de Les Marseillaises, que compiten en la primera división del fútbol femenino francés. Su posible llegada marca un nuevo capítulo en su carrera, tras una etapa intensa al frente de la selección nacional y de una pausa profesional que comenzó en 2023.

El club marsellés busca así dar un paso firme en su proyecto deportivo, confiando en el bagaje y la autoridad de una figura clave en el desarrollo del fútbol femenino en Francia.
Sin puntos y sin entrenadora
El regreso del Olympique de Marsella femenino a la élite del fútbol francés no ha sido el esperado. En su vuelta a la Arkema Première Ligue, el conjunto marsellés aún no ha conseguido puntuar tras las tres primeras jornadas, acumulando derrotas en cada una de ellas.

Este complicado inicio motivó la destitución de Frédéric Gonçalves, el pasado 27 de agosto, apenas días antes del comienzo oficial de la temporada. Desde entonces, el banquillo ha estado en manos de Dalin Anrifani, técnico asistente que asumió el cargo de forma interina mientras la directiva buscaba una solución más sólida.
Consciente de la necesidad de experiencia y liderazgo, el club elaboró una lista de posibles reemplazos, en la que Corinne Diacre emergió como la principal candidata. La posible incorporación de la exseleccionadora no es casual: el objetivo es claro. El OM quiere estabilizar su proyecto, recuperar la confianza y establecerse como un competidor serio en la máxima categoría del fútbol femenino francés.
Admirada, cuestionada e influyente
Diacre no necesita presentación en el mundo del fútbol. Con 121 partidos disputados como defensa central de la selección francesa, su trayectoria como jugadora fue ejemplar. Pero ha sido su carrera como entrenadora la que la ha colocado en una posición única dentro del deporte: la de romper barreras.
Entre 2014 y 2017, escribió una página histórica al convertirse en la primera mujer en dirigir un equipo masculino profesional en Francia: el Clermont Foot 63, en la Ligue 2. Aunque su paso no estuvo exento de obstáculos, su presencia en los banquillos supuso un antes y un después en la lucha por la igualdad en el fútbol.
En 2017, asumió el reto de liderar a la selección femenina de Francia. Bajo su dirección, el equipo mostró un juego competitivo y logró buenos resultados. Sin embargo, su etapa estuvo marcada por tensiones internas. Su estilo de liderazgo, calificado por varias jugadoras como autoritario, generó controversia y división en el vestuario. Las diferencias terminaron por pasar factura, y Diacre fue destituida en marzo de 2023, a pocos meses del Mundial. En entrevistas posteriores, la entrenadora no ocultó su malestar por las circunstancias de su salida, denunciando una supuesta campaña para forzar su despido: “Querían mi cabeza”, declaró con firmeza.

Después de un periodo alejada del fútbol, en abril de 2025 anunció su alianza con el agente Christophe Hutteau y expresó su intención de volver a los banquillos. Su nombre sonó para varios proyectos, incluido el del PSG, pero fue el Olympique de Marsella quien apostó con más fuerza. Ahora, está a las puertas de asumir un nuevo desafío en una plaza histórica del fútbol francés.
Un punto de inflexión necesario
La inminente llegada de Diacre al Olympique de Marsella no es solo un cambio en el banquillo. Representa el arranque de una nueva etapa en la apuesta del club por el fútbol femenino. Con un proyecto ambicioso y una identidad renovada —reflejada incluso en el nuevo nombre del equipo, Les Marseillaises— el OM busca construir una estructura sólida, competitiva y reconocible en la élite francesa.

La elección de Diacre como cabeza del proyecto no es casual. Se trata de una entrenadora con experiencia, carácter y un historial que, pese a las controversias, la convierte en una figura de peso. Su llegada envía un mensaje claro: el club quiere dejar atrás la inestabilidad, sumar sus primeros puntos cuanto antes y evitar que el sueño del ascenso se convierta en una pesadilla de regreso inmediato a la segunda división.
Más allá de los resultados inmediatos, Diacre tendrá la tarea de dotar al equipo de un estilo de juego definido y competitivo, capaz de situar al OM en una posición destacada dentro del fútbol femenino nacional. Aunque el anuncio oficial aún no ha llegado, las negociaciones están prácticamente cerradas y su incorporación podría hacerse pública en los próximos días. Para el Olympique de Marsella, este podría ser el punto de inflexión que tanto necesita.