La temporada nacional de atletismo en España vive este fin de semana algo más que un campeonato. En Tarragona, durante la celebración del Nacional absoluto, varias atletas tienen que someterse por primera vez al test genético de feminidad exigido por World Athletics para poder competir en los próximos Mundiales de Tokio.
La medida, que exige demostrar la ausencia del gen SRY asociado al cromosoma Y, introduce un nuevo umbral en la clasificación femenina y abre un debate sobre ciencia, identidad y derechos en el deporte de alto nivel.
Un nuevo filtro para competir
La cuenta atrás para el Mundial de Atletismo de Tokio 2025 ha sumado un nuevo y polémico requisito. A partir de este fin de semana, coincidiendo con los Campeonatos de España en Tarragona, varias atletas se someten a un test genérico que acredite la ausencia del gen SRY, marcador del cromosoma Y, considerado clave en la determinación del sexo biológico masculino.
Este examen no solo es condición indispensable para participar en Tokio, sino que marcará un antes y un después en la regulación del atletismo femenino a nivel mundial.
¿En qué consiste la prueba?
La Federación Española ha organizado las pruebas en las pistas de calentamiento del campeonato nacional. Se trata de un procedimiento sencillo: un frotis bucal con hisopo, menos invasivo incluso que un test de antígenos.
Con ello, las muestras son analizadas en un laboratorio certificado y los resultados, estrictamente confidenciales, se remiten a cada deportista. Si todo está en regla, recibirán un certificado digital que deberán subir a la plataforma segura de World Athletics.
Los primeros tests
La primera tanda se aplica a 22 o 23 atletas ya clasificadas o con opciones reales de hacerlo. Las demás lo harán a lo largo del mes de agosto. En total, se prevé que el equipo femenino español esté compuesto por 40 atletas aproximadamente.

A pesar del coste de la prueba, el procedimiento está cubierto por la Federación Española, con una ayuda de 1oo dólares por parte del organismo internacional por cada test realizado.
Resultados
En caso de detectar el gen SRY, la atleta puede solicitar una segunda prueba en otro laboratorio. Si se confirma la presencia del marcador masculino, quedará excluida de la categoría femenina en competiciones internacionales salvo que acredite excepciones médicas específicas.
Esto quiere decir que podrá seguir compitiendo solo si demuestra sufrir síndrome de insensibilidad a los andrógenos o un desarrollo sexual diferente (DSD). Siempre y cuando sus niveles de testosterona estén por debajo del umbral permitido de 2,5ng/ml. De lo contrario, no podrá participar en pruebas oficiales.
Una medida que abre debate
Aunque la federación ha transmitido tranquilidad, la medida genera inquietud en varios sectores del deporte. La exigencia de un certificado genético plantea interrogantes sobre derechos, intimidad y equidad, especialmente en un contexto en el que el atletismo femenino avanza hacia una mayor inclusión y reconocimiento.
Más allá del aspecto técnico, la normativa afecta directamente a la vivencia personal de las atletas, que deben afrontar este control como parte de su carrera deportiva.
El precedente de María José Martínez Patiño
El debate no es nuevo. En los años 80, la vallista española María José Martínez Patiño ya vivió una situación similar. Su exclusión por tener cromosomas XY, pese a padecer un síndrome que neutralizaba los efectos de la testosterona, marcó un antes y un después en la lucha por los derechos de las mujeres con variaciones del desarrollo sexual.

A día de hoy, su experiencia sigue siendo un referente para entender los dilemas que conllevan este tipo de normativas, especialmente cuando los avances médicos aún no han resuelto cómo definir lo que significa “ser mujer” en el alto rendimiento.
Más allá del reglamento
La implementación del test genético en España es solo el primer paso de una política que apunta a extenderse a escala internacional. Mientras World Athletics defiende la medida como un criterio de equidad competitiva, muchas voces alertan sobre el riesgo de discriminar a deportistas por su biología.
En ese cruce entre ciencia, deporte y derechos, las atletas volverán a ser quienes carguen con las consecuencias. La pista de Tarragona es, este fin de semana, escenario de un campeonato y de un nuevo capítulo en esta compleja discusión.