La segunda capitana del Movistar Estudiantes Juana Camilión y la segunda benjamina del equipo, Paula Saravia son junto a Gracia Alonso de Armiño, los bastiones del vestuario. Ellas tres aportan la veteranía pero también la juventud y la ilusión intactas. Para Juana es la segunda temporada, para Paula ya la novena. Pero ambas afrontan una temporada en la que tienen muy claro que el femenino del Estu tiene que volver a conquistar las cotas más altas.
El titular de hecho, que le gustaría leer a Saravia sobre su equipo es “el Estudiantes gana la Copa de la Reina“. El año pasado se quedaron exactamente a dos pasos, en unas semifinales inéditas hasta la fecha. Con los fichajes con los que se han reforzado, pretenden volver a hacer historia. “como mínimo tenemos que igualar lo que conseguimos el año pasado, pero somos Estudiantes y siempre queremos un poquito más, demostrar que no nos conformamos”, comenta Paula Saravia.
De eso sabe mucho Juana Camilión. En los pasados Juegos Olímpicos de París el 3×3 conquistó una medalla en una modalidad que nos ha sabido enganchar a todos. “No me quiero despertar de este sueño” nos asegura Juana cuando le preguntamos por esta plata y si ha conseguido asimilarla “es el sueño de todo atleta, llevo la medalla siempre conmigo”. “Hasta me escribió para felicitarme mi profesora de educación física que hacía veinte años que no la veía” nos cuenta, “aunque hora mismo ya tengo la mente puesta en el 5×5”.
Como capitana junto a Gracia Alonso de Armiño, también reflexiona sobre el papel de la jugadora de baloncesto a nivel profesional. El convenio les ha dado más garantías pero aún están lejos de la tranquilidad económica con la que viven sus homólogos “si viviese como los profesionales del fútbol, por ejemplo, tendría otras medallas“. Sin querer crear polémica, pero siendo consciente de que las jugadoras tienen más sacrificio que hacer. “Nosotras estamos en una posición en la que estamos bien, tenemos mucha suerte, pero ojalá que en Liga Femenina 2 o Liga Challenge hubiese más recursos. Estaría bien que las mujeres vieran el baloncesto no sólo como un divertimento sino como un medio de vida también”, reflexionaba.
El hecho de que haya crecido el número de abonados para ver el equipo femenino Juana lo toma con alegría, pero también “como una responsabilidad por supuesto, significa que estamos haciendo las cosas bien y tenemos que seguir por este camino y atraer cada vez a más gente, nos falta trabajo para que esto siga creciendo”, asegura Camilión. Su compañera Paula Saravia, sabe bien lo que es jugar con un Magariños a reventar “nos empujan cuando las cosas no salen bien, el año pasado notaba el suelo que vibraba de toda la gente que había, eso como jugadora es increíble vivirlo”.
Para ella sigue siendo un impacto que las canteranas le pidan autógrafos “yo era una de ellas hace muy poco, y ser ahora jugadora es algo que aún a veces no me creo”, confiesa la de Alcázar de San Juan, que ya lleva media parte de su vida en el equipo aportando mucha veteranía a pesar de sus veinte años.
Camilión sin embargo arranca su segunda temporada, “Movistar Estudiantes me ha acogido muy bien, me siento como en casa, muchas niñas saben quien soy, después de los partidos me piden fotos, es un orgullo que ya sea así llevando sólo un año y un poquito” nos comenta la medallista olímpica.
Baloncesto en la sangre
Para Paula, el baloncesto es parte de sus recuerdos familiares. Tanto su padre (exjugador de Estudiantes) como su tío (exjugador del Real Madrid) se dedicaron profesionalmente y aunque ella comenzó prefiriendo el fútbol, llegó un momento en el que no podía compatibilizarlo más y se decantó por el basket “me entretenía más el baloncesto, aunque yo crecí tarde, hasta los 15 años era muy bajita” nadie lo diría viendo ahora su 1,85 m de altura.
Paula Saravia: “Aquí tiene mucha importancia el grupo humano y en eso en nuestro equipo sacamos un diez”
Saravia además, cursa segundo de psicología. “Para mí siempre ha sido muy importante, la cabeza tiene que estar bien para que todo funcione y como futura profesional de esto me gustaría que se hablase más, se visibilizase más y que se trabajase más con niños también el aspecto psicológico, enfocar bien la energía, las emociones, es fundamental” comenta la escolta de las Women in Black cuyo sueño de futuro cuando acabe el del basket pasa por dedicarse a la psicología, “a mi me encantaría abrir en el futuro mi propia clínica”, confiesa.
Su filosofía pasa por exigirse, pero también por amar lo que hace. “Si no disfrutas, si no tienes ilusión nada sale. Aquí tiene mucha importancia el grupo humano y en eso en nuestro equipo sacamos un diez”. Palabra de tercera capitana.