En la misma semana en la que los titulares sobre Mbappé se centran en su guerra judicial y económica con el PSG, otra batalla paralela vuelve a recordar las tensiones internas que arrastra el club desde hace años. La historia que une y enfrenta a Kheira Hamraoui con el Paris Saint-Germain se ha convertido en uno de los capítulos más convulsos y mediáticos del fútbol femenino europeo. Lo que en 2021 debía ser un regreso ilusionante a París acabó derivando en una pesadilla marcada por una agresión salvaje, un vestuario dividido, acusaciones de marginación y un litigio por acoso moral que, cuatro años después, sigue sin resolverse. Su caso no solo desbordó las fronteras del deporte: expuso, con crudeza, las grietas estructurales y los vacíos de protección que todavía lastran al fútbol femenino en la élite.

Un regreso marcado por tensiones
El regreso de Kheira Hamraoui al PSG, en julio de 2021, se presentó como una apuesta segura para reforzar el centro del campo parisino. Llegaba desde el FC Barcelona con el aval de la experiencia y el peso competitivo que la habían convertido en una pieza clave allí donde había jugado. Conocía el club, conocía la liga y parecía encajar a la perfección en los nuevos planes del proyecto femenino. Sin embargo, la armonía duró poco. La pugna por un puesto con Aminata Diallo, compañera y rival directa en la misma posición, encendió las primeras tensiones de un vestuario que pronto empezaría a fracturarse.
La noche que destruyó su carrera
La noche del 4 de noviembre de 2021 marcó un antes y un después en la vida de Hamraoui y en la historia reciente del PSG. Tras una cena de equipo, regresaba a casa en un coche conducido por Aminata Diallo cuando dos encapuchados detuvieron el vehículo, la obligaron a salir y la golpearon con una violencia extrema en las piernas. La brutal agresión se propagó de inmediato por toda Europa, convirtiéndose en uno de los episodios más impactantes que haya vivido el fútbol femenino.
Diallo fue arrestada en un primer momento como presunta instigadora del ataque, señalada por una supuesta rivalidad deportiva. Sin embargo, la investigación pronto se enredó en un laberinto de hipótesis que involucraban posibles conflictos personales, influencias externas y un entorno lleno de sombras. A comienzos de 2025, la propia Diallo y otras seis personas fueron inculpadas formalmente, aunque el juicio sigue sin fecha.
Aquel ataque no solo dejó secuelas físicas y emocionales en Hamraoui: se convirtió en el detonante de una ruptura definitiva con su club, un punto de no retorno que alteró para siempre su relación con el PSG.
El vestuario que la dejó sola
Lo que ocurrió después de la agresión terminó de hundir la vida deportiva de Hamraoui. Lejos de encontrar refugio en su club, la centrocampista descubrió pronto que el vestuario se inclinaba del lado de Aminata Diallo. Compañeras y sectores de la afición parisina defendían que la acusada era víctima de un montaje, dejando a Hamraoui en un aislamiento cada vez más profundo. La soledad, que ya era evidente en el campo, se convirtió en una constante fuera de él.
En 2022 la futbolista denunció haber sufrido ciberacoso, insultos y una marginación continuada que, según su testimonio, el PSG no solo no frenó, sino que permitió que creciera. Más tarde, en su libro “Kheira, à contre-pied”, describió al club como “inhumano” y confesó que se sintió tratada “como la peste”.

La situación alcanzó su punto más tenso aquel verano, cuando el PSG decidió apartarla de los entrenamientos. Hamraoui, agotada y sin recursos, llegó a solicitar la intervención de un funcionario judicial para certificar que se le impedía trabajar como futbolista profesional. La respuesta del club fue tajante: aseguraron públicamente que la jugadora ya no entraba en los planes deportivos y que la decisión no tenía vuelta atrás.
Su salida, su liberación parcial
Pese a sentirse sola y sin respaldo, Kheira decidió resistir hasta el último día de su contrato, que expiró en junio de 2023. Cuando finalmente abandonó el club parisino, lo hizo con una frase que resumía dos años de tormento: “Viví un infierno”. Afirmó que el club había hecho “todo lo posible” para empujarla hacia la salida, una presión silenciosa que, según su versión, se prolongó día tras día.
Apenas unas semanas después de marcharse, publicó su libro autobiográfico, un relato crudo en el que expone con detalle el sufrimiento, el aislamiento y la desprotección que asegura haber vivido en París. En sus páginas, reconstruye no solo la agresión que cambió su carrera, sino la sensación de haber sido abandonada por la institución que debía protegerla.
En lo deportivo, el golpe continuó: quedó fuera de la lista del seleccionador Hervé Renard para el Mundial de 2023, una decisión que definió como “una injusticia más” en una etapa marcada por heridas abiertas. Tras dejar Francia, Hamraoui buscó recomponer su vida en el extranjero, primero en el Club América Femenil de México y más tarde en la liga de Arabia Saudí, donde trató de recuperar estabilidad lejos del ruido que la acompañó en París.

El juicio que puede cambiarlo todo
Este 2025, el caso Hamraoui ha vuelto a cobrar protagonismo, esta vez en los tribunales. El pasado 17 de noviembre, la exjugadora del PSG reclamó 3,5 millones de euros al club por acoso moral, acusándolo de no haberla protegido tras la agresión de 2021 y de haber permitido, e incluso favorecido, su aislamiento dentro del vestuario. Según su denuncia, ese abandono institucional le provocó daños psicológicos y un perjuicio directo en su carrera deportiva.
Su abogado, Pascal Garbarini, fue contundente: aseguró que a Hamraoui “se le negó el estatus de víctima” desde el primer momento y cuestionó severamente la documentación aportada por el PSG. Alegó que ciertos documentos eran simples presupuestos y no facturas, y que la investigación interna presentada al tribunal estaba incompleta, lo que alimentó la tensión durante una audiencia marcada por los choques dialécticos entre las dos partes.
La resolución judicial llegará el 16 de diciembre de 2025, una fecha especialmente señalada: ese mismo día se dictará también la sentencia del caso Mbappé contra el club francés, otro procedimiento por presunto acoso moral que mantiene en vilo al club.
El PSG se defiende con firmeza
El PSG ha defendido su actuación durante todo el proceso, asegurando que nunca desatendió a Kheira Hamraoui y que cumplió con todas sus obligaciones como club. En su comunicado oficial, la entidad parisina sostiene que garantizó la seguridad de la jugadora con escoltas privados, que puso a su disposición apoyo psicológico y médico, que adaptó entrenamientos para evitar riesgos y que intervino disciplinariamente cuando se detectaron tensiones en el vestuario. Además, recalca que Hamraoui participó en la mayoría de los partidos oficiales de la temporada 2022/2023, algo que, según su postura, desmonta cualquier acusación de marginación deportiva. El club, incluso, sugiere que la futbolista intenta aprovecharse de la solvencia económica de la institución para reclamar una indemnización millonaria.
Mbappé y PSG, duelo multimillonario
Mientras el PSG intenta defenderse de la demanda presentada por Hamraoui, el club encara simultáneamente otro conflicto de enorme magnitud: su guerra judicial con Kylian Mbappé. En un duelo legal sin precedentes en el fútbol europeo, el delantero reclama 263 millones de euros al club por salarios pendientes y una prima que, según sostiene, el PSG dejó de abonarle tras su negativa a renovar más allá de 2024. La respuesta del club ha sido aún más contundente: exige a Mbappé 440 millones de euros por daños económicos y contractuales, entre ellos la imposibilidad de venderlo al Al-Hilal por 300 millones y una supuesta falta de buena fe en las negociaciones. El caso, marcado además por acusaciones de acoso moral y presiones internas, vivió una audiencia especialmente tensa en el Tribunal laboral de París. La sentencia, que se hará pública el 16 de diciembre de 2025, coincidirá con el veredicto del caso Hamraoui y podría convertirse en una fecha clave para el futuro del PSG y quizá para el equilibrio del fútbol europeo.


