FÚTBOL

Kathrin Hendrich y el acoso que recibió tras la Euro: “Me pedían que me suicidase”

La internacional alemana ha denunciado una campaña de odio en redes tras disputarse el torneo continental este verano en Suiza

El fútbol puede ser pasión, espectáculo y alegría. Pero también puede convertirse en una pesadilla para quienes lo viven desde dentro. Kathrin Hendrich, jugadora de la selección alemana con 86 partidos internacionales, ha revelado públicamente los mensajes de odio que recibió tras su expulsión en los cuartos de final de la Eurocopa Femenina 2025, en una jugada desafortunada en la que tiró del cabello, sin intención, a la francesa Griedge Mbock Bathy. “Ahora puedo ver las imágenes con algo de humor, pero en ese momento me sentí fatal”, confesó la defensora de 33 años.

Lo que vino después fue aún peor: “Lo peor fue que alguien me escribió que debía suicidarme”. Macarena Chías, psicóloga codirectora del Instituto Galene, analiza el impacto que este tipo de acoso tiene no solo en la salud mental de las deportistas, sino también en la de sus familias, que muchas veces terminan siendo víctimas colaterales del odio digital.

Crítica y linchamiento digital

Las imágenes de la jugada dieron la vuelta al mundo. Lo que para Hendrich fue una acción desafortunada, sin mala intención, se convirtió en un fenómeno viral, entre memes, insultos y acusaciones. “Desde el equipo, mi familia y mis amigos, recibí solo apoyo. Pero personas completamente desconocidas me enviaron mensajes privados insultándome. Incluso me acusaron de racismo, lo cual es completamente absurdo.”

Imagen del momento en el que Kathrin Hendrich, de manera involuntaria, agarra del pelo a Mbock. La imagen se hizo viral en redes sociales en muy pocas horas.
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Este tipo de acoso no es nuevo en el deporte de élite, pero su frecuencia y virulencia se han intensificado con la omnipresencia de las redes sociales. Y aunque muchas veces se justifica como parte de la exposición pública, los efectos pueden ser devastadores.

El impacto del acoso

Consultada sobre el efecto psicológico que estos mensajes pueden tener en las futbolistas, la psicóloga Macarena Chías fue contundente: “A todas las personas nos impacta una crítica negativa. Las deportistas son figuras públicas con mucha visibilidad y están expuestas a recibir mensajes emocionales a favor y en contra que pueden hacerles mucho daño.”

La experta subraya que las deportistas de élite cuentan con una preparación psicoemocional desde jóvenes, pero eso no significa que sean inmunes: “Su entorno deportivo ha cumplido un papel casi terapéutico en cuanto a la gestión de derrotas y críticas. Sin embargo, el trabajo psicológico sigue siendo fundamental para que aprendan a separar su ‘yo’ deportista —la figura pública— de su ‘yo’ personal, que es mucho más vulnerable”.

La protección de la deportista

Existen herramientas clave que pueden adquirirse en terapia: establecer límites digitales, reducir la exposición, comprender que los mensajes de odio no son personales y, sobre todo, fortalecer el autoconcepto. “Una buena terapia ayuda a gestionar de forma positiva estos impactos. Es importante que las críticas no entren en el ‘yo’ interno de la persona, que no hieran a esa ‘niña interior’ que muchas veces sigue ahí y que puede sentirse culpable o dañada”, explica.

En cuanto a cómo actuar ante el odio en redes, no existe una única solución: borrarse de las plataformas, limitar los comentarios o simplemente dejar de leer los mensajes pueden ser medidas útiles, pero ninguna de ellas es suficiente sin un trabajo emocional profundo que permita a la deportista proteger su identidad personal del juicio externo.

El daño colateral

En ocasiones, el odio ni siquiera va dirigido a la jugadora, sino a su entorno más cercano. Lo vivió recientemente la novia de Declan Rice, centrocampista del Arsenal, quien se vio obligada a cerrar sus redes sociales tras recibir comentarios misóginos por no encajar en el estereotipo físico que algunos esperan de la pareja de una estrella. Incluso los hijos de futbolistas, aunque no tengan redes, pueden convertirse en blanco de ataques. Para la psicóloga Macarena Chías, es fundamental que las familias también aprendan a gestionar estas situaciones: “Los padres deben explicarles a sus hijos que esos mensajes no se deben a que hayan hecho algo malo. Hay personas que se expresan así desde su malestar o envidia. Es necesario preparar a las familias para que esta toxicidad no se convierta en trauma”.

No es un caso aislado

La historia de Kathy Hendrich no es un caso aislado, sino el reflejo de una realidad que muchas futbolistas —y sus familias— viven en silencio. En un contexto donde el deporte femenino sigue luchando por visibilidad y equidad, resulta urgente abrir un debate sobre los límites del discurso en redes sociales, la protección de la salud mental y el derecho de las deportistas a ejercer su profesión sin ser atacadas por ello.

Porque detrás de cada error, de cada jugada desafortunada, hay una persona. Y ninguna persona debería pagar con su bienestar emocional el precio de ser visible.

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