La Comisión Europea ha elevado hasta el 2,9% el crecimiento de la economía española para 2025, tres décimas por encima de la anterior previsión de mayo (2,6%). Una expansión que se suavizará al 2,3% en 2026, frente al 2% anticipado previamente. De cara a 2027, las primeras estimaciones de la Comisión apuntan a que la economía española crecerá un 2%, mientras que el déficit público se estabilizaría en el 2,1% del PIB.
De este modo, las últimas proyecciones de Bruselas mantienen a España como la gran economía del euro que mejor desempeño tendrá en los próximos años, superando incluso las previsiones del Gobierno español de un crecimiento del 2,7% en 2025 y del 2,2% en 2026, aunque este mismo lunes ha adelantado que elevará al 2,9% la estimación para este año, igualando la tasa de Bruselas.
La Comisión Europea es el último organismo internacional en revisar al alza sus previsiones de crecimiento para España, que el pasado mes de octubre ya vio mejorado el pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ahora espera una expansión del 2,9% este año y del 2% en 2026, mientras que en septiembre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) elevó su pronóstico de crecimiento para España en 2025 al 2,6% y al 2% para 2026.
En su análisis Bruselas prevé que la demanda interna sea el principal motor de crecimiento de la economía española entre 2025 y 2027, impulsada principalmente por el consumo de los hogares y el buen desempeño de la inversión, ya que anticipa que el gasto de los consumidores se beneficiará de un mayor poder adquisitivo y un crecimiento adicional del empleo en un contexto de inmigración sostenida.
Asimismo, considera que la sólida posición financiera de las empresas no financieras, junto con la continua aplicación del Plan de Recuperación y Resiliencia, contribuirá a mantener la formación bruta de capital fijo, mientras que, por el contrario, se prevé que las exportaciones netas contribuyan de forma ligeramente negativa al crecimiento del PIB en 2025 y 2026.
En cuanto a los principales riesgos para la economía, Bruselas apunta a los posibles efectos indirectos derivados de una actividad económica menor a la esperada por parte de los principales socios comerciales de España, lo que podría afectar negativamente al turismo y socavar la confianza del sector privado, retrasando la inversión empresarial o impulsando la tasa de ahorro de los hogares.
Además, la Comisión advierte de que “una desaceleración de los flujos migratorios más pronunciada de lo previsto podría reducir el dinamismo del mercado laboral”, lo que daría lugar a unas perspectivas menos favorables para el consumo y la inversión privados.
En este sentido, si bien anticipa que el buen desempeño del mercado laboral de los últimos años se mantenga durante todo el período de pronóstico, con la proyección de una tasa de paro del 10,4% este año, que bajará al 9,8% en 2026 y al 9,6% en 2027, Bruselas subraya que, a pesar de que estos niveles “no se han visto en más de diez años”, recuerda que siguen estando entre los más altos de la UE, advirtiendo de que el aumento esperado del empleo se debe principalmente a la continua afluencia de inmigrantes, que amplía considerablemente la fuerza laboral e impulsa el ritmo de creación de empleo.


