En cuestión de horas se dará a conocer la nueva Telefónica. Marc Murtra anunció, cuando apenas había pasado un mes desde su nombramiento como presidente ejecutivo de la multinacional española, una “revisión estratégica”. Revisión estratégica que cristaliza ahora durante la segunda mitad de este año. Los detalles se conocerán el próximo martes 4 de noviembre, pero desde hace meses bajan ríos de tinta. ¿Cómo cambiará la compañía?
Telefónica llega a la cita en un momento decisivo. La empresa, uno de los símbolos industriales de España, afronta una coyuntura difícil. A saber: un estancamiento de ingresos (en la primera mitad de 2025 facturó 18.013 millones, un 3,3% menos) y un alto endeudamiento (27.000 millones de euros). Además, con una competencia feroz en Europa y con la necesidad de posicionarse en un ecosistema tecnológico volátil.
La llegada de Murtra, impulsada por la SEPI (10% del capital) y respaldada por los accionistas de referencia como CriteriaCaixa (5,007%) o BBVA (5,007%), se debió a la entrada en el accionariado de los saudíes de STC (9,97%). Pero el relevo también marcaba el inicio de esta nueva etapa de la que ahora se dará a conocer sus siguientes pasos.

Recorte de dividendo
Ese respaldo de los accionistas de referencia podría quebrarse una vez se conozcan los detalles del nuevo plan estratégico. Varios medios han avanzado en las últimas semanas que una medida que podría introducir Murtra en la teleco sería recortar el dividendo que ofrecía hasta ahora: hasta 1.700 millones de euros en dos tramos, en diciembre y junio. Ese es el estipendio garantizado tanto para el dividendo de diciembre, de 15 céntimos por acción, como para el de junio de 2026, de otros 0,15 euros. El rumor volvió a cobrar fuerza el pasado viernes después de que Bloomberg incidiera en esa idea: las acciones cayeron un 2% a lo largo de la sesión.
Murtra continúa asegurando en múltiples foros que su objetivo no será recortar, sino reordenar. Pero el desafío en ese sentido es mayúsculo. Cuando el expresidente ejecutivo José María Álvarez-Pallete asumió su cargo en abril de 2016, la acción de Telefónica luchaba por no caer de los nueve euros. Hoy, el valor de sus títulos se ha devaluado a prácticamente a la mitad. Eso sí, desde la llegada de Murtra la firma ha elevado en 3.100 millones su capitalización. La compañía lleva años moviéndose en la horquilla de los cuatro euros, y con dos años consecutivos, 2023 y 2024, cerrando con pérdidas. Los números rojos de 2023 fueron de 892 millones por extraordinarios, y las pérdidas de 2024 fueron de 49 millones.
Por esta razón, Telefónica ha optado estos últimos meses por rebajar su deuda deshaciéndose de sus negocios en Argentina, Ecuador, Perú, Colombia y Uruguay. Espera que de este modo logre reducirla a los 26.000 millones, de los 27.609 millones en los que cerró el semestre. Así, la salida de sus negocios en Latinoamérica supone una quita de más de 1.500 millones. El resto del tiempo la compañía ha dedicado múltiples esfuerzos en desarrollar este plan estratégico que se dará a conocer el próximo martes 4, en cuestión de horas.
Cambios dentro y fuera
En los últimos días han trascendido algunos detalles de cómo se está abordando esa “reordenación”, y ya se han dado algunos pasos dentro de la propia casa. La multinacional reemplazará al hasta ahora consejero delegado de Telefónica Alemania, Markus Haas, que asumió el cargo en 2017. Además, hace una semana trascendió la salida del consejo de administración de Javier de Paz, tras 18 años en él, para asumir la tarea ejecutiva de dirigir la implementación del nuevo plan estratégico. De Paz se convierte así en el hombre fuerte de Murtra, como director adjunto al presidente. En el consejo le sustituye otro hombre, Céscar Mascaraque.
Los cambios han sido de calado desde que llegó Murtra. Aupó a Emilio Gayo , de ser el responsable de Telefónica España, a convertirse en el CEO de la multinacional. Lo hizo en sustitución de Ángel Vilá, que fue cesado. También salió el mediático hacker Chema Alonso, hasta entonces jefe de Cliente Digital. Fichó a Piedad Álvarez como nueva directora global de Seguridad procedente de la Policía Nacional. Sin embargo, una de las críticas iniciales sigue vigente: el talento femenino sigue en minoría en el comité ejecutivo, con una representación femenina de tan solo el 25%.

Refuerzo del liderazgo
El mando empieza a centralizarse en torno al presidente ejecutivo, quien además viene advirtiendo de que la compañía tiene un firme propósito. “Liderar la disrupción tecnológica que viene”. Todo ello mientras cada vez se habla más de la pretendida consolidación de la industria europea de las telecomunicaciones. Por esa razón, en los últimos meses los mentideros han llegado a poner sobre la mesa la idea de que Telefónica adquiera a la rumana Digi, algo que se ha descartado, o hiciera lo propio con Vodafone España, controlada por el fondo británico Zegona.
Para hacerse con esta última la compañía está estudiando fórmulas para reunir hasta 14.000 millones de euros, lo que abriría la puerta a una eventual fusión. Pero también han sido los analistas del Bank of America los que han expresado con entusiasmo la posibilidad de que Telefónica protagonice una serie de operaciones corporativas en mercados como el español, el británico o el alemán. Los expertos esperan que la nueva hoja de ruta de Murtra cuente con “múltiples vías de fusiones y adquisiciones”. La que más suena ahora es la de la germana 1&1: la compañía que dirige Murtra está evaluando esta operación según el diario económico alemán Handelsblatt.
El fantasma del ajuste
La consolidación no sale gratis, y por eso la incertidumbre crece en la plantilla a medida que se acerca el momento de presentar el plan estratégico. La sombra de un nuevo ajuste de recursos planea sobre la firma desde que comenzó otoño. Algunos medios ya hablan de un futuro ERE que llegaría a finales de año y que afectaría a más de 6.000 empleados, con un coste estimado de 2.300 millones. La empresa, por ahora, lo niega tajantemente: “No hay sobre la mesa un ERE en este momento”. Al cierre del primer semestre, Telefónica contaba con una plantilla de casi 92.200 personas, casi 37.000 de ellas mujeres. La compañía ha logrado por primera vez superar la barrera del 40% del talento femenino.
Eso ha llevado a que las centrales sindicales pidan voz. UGT ha exigido conocer los detalles del nuevo plan estratégico e incidió en que las medidas de ajuste serían innecesarias. Semanas después, los sindicatos mayoritarios pactaron y firmaron con la compañía el primer marco social del grupo. Fuentes sindicales señalan que ese acuerdo será clave si finalmente se produce un recorte, ya que busca fomentar salidas voluntarias y proteger la estabilidad en las filiales más expuestas.

Más que una hoja de ruta
A falta de conocer las concreciones del plan, con él Telefónica se convertirá en una de las primeras gigantes en mover ficha. Durante años, las telecos han clamado a Bruselas sobre la necesidad de que las instituciones favorezcan la aparición de compañías más grandes. Todo para ser capaces de hacer frente a las telecos estadounidenses y chinas. Parte del dilema pasa por la gestión de los espacios radioeléctricos, que compete a los gobiernos nacionales. España ya ha dejado caer que no iba a ceder soberanía tecnológica en ese ámbito.
Sin embargo, la propia Telefónica, con su hoja de ruta, obligará a otros gigantes de la industria a mover ficha. El contexto es de comer o ser comido, y Murtra está en la encrucijada. La irrupción de la SEPI y la llegada de los saudíes deja a los accionistas con una urgencia: ver competitividad en la teleco.
Por eso, el reto está tanto fuera como dentro de la casa. Lo que está en juego no es solo el futuro de una compañía, sino un símbolo de la innovación española. La Telefónica que nazca el 4 de noviembre tendrá que demostrar si aspira a, de verdad, “liderar la disrupción tecnológica que viene”.

