En un caluroso día de julio, una nueva clienta se detiene frente a un taller mecánico en los suburbios de Filadelfia, confundida, buscando la entrada. Una mecánica, cubierta de sudor y con las manos manchadas de grasa, le señala amablemente la puerta. Lo que sigue no es una experiencia común en el mundo automotriz. Al cruzar el taller, entre el sonido de herramientas y el olor a caucho quemado, se revela otro universo: una sala de espera impecable, con wifi, juegos para niños, televisión con Netflix y más allá, un salón de belleza reluciente.
Así es el Girls Auto Clinic, fundado por Patrice Banks, ingeniera convertida en mecánica, empresaria y defensora del empoderamiento femenino. Este no es un taller cualquiera: está dirigido por y para mujeres. Y detrás de su concepto hay una historia de lucha contra los estereotipos en un mundo tradicionalmente masculino.
Banks, originaria de Pensilvania, pasó años trabajando como ingeniera en DuPont, ganando un salario de seis cifras. Sin embargo, se sentía incómoda al llevar su auto a reparar. “Siempre sentí que los mecánicos se aprovechaban de mí”, dice. Tenía miedo de ser estafada, de hacer preguntas y no entender las respuestas. De esos miedos surgió una idea revolucionaria: crear un espacio donde las mujeres se sintieran seguras, informadas y respetadas. Al revisar su idea, y no encontrar mecánicas mujeres en su zona, decidió convertirse en una.
Se inscribió en clases nocturnas en una escuela técnica local. A los 31 años era la única mujer en una clase llena de chicos de 19. Pese al entorno poco acogedor, perseveró. Eventualmente, dejó su trabajo bien remunerado y trabajó gratis en talleres de Filadelfia mientras completaba su formación. En 2016, inauguró Girls Auto Clinic. Su sueño se hizo realidad al abrir su propio centro de reparación. Su concepto estaba claro: quería ofrecer un servicio completo de mecánica automotriz con un equipo formado casi exclusivamente por mujeres. Pero Banks no se quedó ahí. Añadió una propuesta sorprendente, un salón de belleza adjunto. Pensó en las mujeres que esperan mientras cambian el aceite del coche. Ella misma solía ir a una estación de servicio junto a un salón de uñas durante su hora de almuerzo. Ese modelo le pareció único. “Matamos tres pájaros de un tiro”, recuerda. Esa visión se convirtió en parte esencial de su taller.
Una mujer en un mundo de hombres
En su taller también se imparten talleres gratuitos mensuales. Allí, cualquier persona puede aprender a revisar el aceite, cambiar un neumático o entender cómo funciona su vehículo. Ser mecánica sigue siendo un reto para muchas mujeres. Según estadísticas del Departamento de Trabajo de EEUU, menos del 10% de los técnicos automotrices son mujeres. Muchas de las trabajadoras del Girls Auto Clinic han experimentado discriminación y acoso en otros talleres. En este espacio las cosas son distintas. Aquí se fomenta el trabajo en equipo, la colaboración y la seguridad personal.
Sus mecánicas cuentan que en otros talleres se sentía incómoda al pedir ayuda. “Aquí, en Girls Auto Clinic, existe una cultura de apoyo”, admite Banks.
Este ambiente inclusivo ha atraído a miles de fieles clientes, y aunque existan opciones más baratas o cercanas, muchas mujeres prefieren recorrer grandes distancias para llevar su auto al taller de Banks. Para esta emprendedora la clave está en la confianza y la transparencia. No quiere que las clientas acepten reparaciones por miedo o inseguridad. Quiere que entiendan qué necesita su auto y por qué. Por eso su equipo muestra cada pieza, explica los síntomas y responde todas las dudas. “La mecánica también es visual. Si yo lo puedo ver, tú también”.
Su éxito lo ha trasladado Banks al libro Girls Auto Clinic Glove Box Guide, un super ventas donde ofrece consejos prácticos de mantenimiento de los coches. Su misión es convertir a las mujeres en sheCANics —mujeres capaces de entender y cuidar sus autos sin depender de nadie—. En pleno desarrollo de su compañía Banks admite que en su garaje se desmantelan prejuicios con la intención de crear un movimiento de mujeres decididas a tomar el volante de sus vidas.