Castilla y León

El pueblo de Salamanca que no tiene turismo, pero fue el primer pueblo español declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1940

Si todavía no has visitado esta localidad salmantina, estás obligado a hacerlo. ¡Es una de esas experiencias que jamás olvidarás!

La Alberca (Salamanca) - Sociedad
Plaza Mayor de La Alberca (Salamanca).
Wikipedia

A veces, la historia se esconde donde menos se espera. En una pequeña localidad de la Sierra de Francia, al sur de la provincia de Salamanca, sobrevive uno de los pueblos con más valor patrimonial de toda España. Se llama La Alberca y, aunque hoy escapa del radar de muchos viajeros, fue el primer municipio del país declarado Conjunto Histórico-Artístico.

Corría el año 1940 y esa distinción convirtió a esta localidad salmantina en pionera en la protección del patrimonio rural. Y todo ello cuando aún nadie hablaba de turismo cultural.

La Alberca, una joya detenida en el tiempo

Situada a poco más de 1.000 metros de altitud, La Alberca parece detenida en una época en la que las cosas se hacían con calma y sentido. Calles empedradas, balcones de madera, casas entramadas y un aire limpio que baja de las montañas envuelven al visitante que decide perderse en sus rincones.

Aunque el turismo ha pasado de largo en los últimos años, La Alberca fue durante décadas uno de los pueblos más visitados de Castilla y León. Su arquitectura tradicional, perfectamente conservada, fue el motivo por el que el Estado decidió, en plena posguerra, reconocer su valor con la categoría de Conjunto Histórico-Artístico. Un hecho inédito hasta entonces.

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Descubre uno de los pueblos más bonitos de España, La Alberca. Ubicado en la Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca, darás con una preciosa villa que destaca por sus casitas tradicionales y sus calles empedradas que le han valido para ser declarada Conjunto Histórico Artísico. En tu paseo no puedes perderte lugares como la Plaza Mayor, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el Homenaje a Miguel de Unamuno, el Marrano de San Antón, la Plaza de San Antonio, la Casa Museo Satur Juanela, el Puente del Arroyo de La Alberca o varias de sus ermitas. ⬇️Como siempre, puedes encontrar toda la información aquí ⬇️ www.dosmochilasymedia.com #viajar #travel #castillayleon #pueblosdeespaña #pueblosbonitosdeespaña #laalberca #salamanca #españa #spain #alberca

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Pero La Alberca no es solo un museo al aire libre. Es un pueblo vivo, con costumbres, símbolos y un imaginario propio que se mantiene desde hace siglos. Uno de sus elementos más conocidos es el “marrano de San Antón”. Un cerdo que se suelta por las calles del pueblo cada año y que los vecinos alimentan durante meses hasta que se subasta en honor al patrón.

También es célebre la indumentaria tradicional de sus habitantes. En particular, la femenina: rica en bordados, joyas y detalles que hunden sus raíces en épocas remotas. En La Alberca, la identidad se lleva en la piel, en los gestos, en la forma de hablar. Incluso en los muros de piedra de sus casas, muchos de los cuales conservan inscripciones religiosas y escudos que dan testimonio de su historia.

Un entorno natural privilegiado

Uno de los grandes valores de La Alberca es su entorno. Rodeado por bosques de castaños, robles y cerezos, el municipio se sitúa en pleno Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, una de las reservas paisajísticas más bellas y desconocidas del oeste peninsular.

Desde el pueblo parten múltiples rutas de senderismo que llevan hasta los monasterios escondidos en los valles, las pinturas rupestres de las Batuecas o las cumbres que ofrecen vistas espectaculares del conjunto. Y, sin embargo, pese a este marco incomparable, La Alberca ha logrado mantenerse al margen del turismo de masas.

La Alberca, pueblo con fiestas medievales en Salamanca
Una fotografía de archivo de la localidad salmantina.
Turismo CyL

La declaración de Conjunto Histórico-Artístico en 1940 no fue un gesto menor. La Alberca se convirtió entonces en símbolo de una España profunda que comenzaba a valorarse a sí misma. A diferencia de otros pueblos que fueron transformados por el boom del turismo, aquí las instituciones optaron por preservar lo esencial. Gracias a ello, hoy esta localidad salmantina se conserva como un testimonio auténtico del pasado rural castellano.

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