En el corazón de la provincia de Burgos, en la pequeña localidad de Cebolleros, se levanta una fortaleza que no figura en los libros de historia medieval, pero que se ha convertido en el símbolo del pueblo. Se trata del Castillo las Cuevas, una construcción singular que nació en 1978 de la mano de Serafín Villarán, un vecino que decidió cumplir un sueño: edificar su propio castillo.
Lo curioso es que Serafín Villarán no era arquitecto ni albañil, sino soldador. Sin planos, sin formación en construcción y sin más ayuda que su empeño personal, levantó las bases de una edificación con aspecto medieval que hoy atrae a decenas de visitantes cada año.
Aunque murió sin terminarlo, su legado continúa gracias a su yerno, Luis Fernández, que mantiene vivo el proyecto como si se tratara de una obra inacabada a propósito.
El origen del Castillo las Cuevas
La historia del Castillo las Cuevas comienza en 1978, cuando Villarán decidió transformar una antigua bodega en una fortaleza de estilo medieval. Con un tractor y un remolque, transportó piedra a piedra desde el río Nela hasta el solar donde empezó a levantar las paredes.
La primera estancia que construyó fue una gran sala destinada a reuniones familiares y comidas con amigos. Con el tiempo, esa habitación se convirtió en el corazón del castillo. Un espacio donde las paredes de cantos rodados cuentan la historia de un hombre que no necesitó títulos nobiliarios para sentirse dueño de su propio reino.

El Castillo las Cuevas es un ejemplo único de arquitectura popular y autodidacta. Villarán no utilizó planos, ni cálculos, ni técnicas tradicionales de ingeniería. Todo se hizo sobre la marcha, con intuición y esfuerzo.
El resultado fue un edificio de cinco plantas y unos 300 metros cuadrados que incluye pasadizos, escaleras de caracol, balcones y hasta una barandilla en forma de serpiente. Incluso hay un pequeño museo en el interior, donde se exhiben objetos curiosos recogidos a lo largo de los años.
La herencia de Serafín Villarán
Serafín murió sin terminar el Castillo las Cuevas, pero eso nunca supuso un fracaso. De hecho, él mismo concebía el proyecto como una obra vitalicia. Algo que nunca debía darse por concluido. Su yerno, Luis Fernández, lo acompañó durante 15 años en la construcción y hoy continúa con el legado.
“No terminaré nunca. ¿Si termino, qué hago?”, ironiza Fernández, convencido de que el encanto del castillo reside precisamente en que siempre está en construcción. Junto a la hija de Serafín, ha convertido la fortaleza en un monumento vivo, abierto a visitantes que llegan atraídos por la singularidad de la historia.
@planesparafamilias El Castillo las Cuevas se encuentra en el pueblo de Cebolleros (Burgos) y es un edificio privado construido imitando la arquitectura tradicional de un castillo🏰 Su construcción empezó en la década de los 70 de la mano de Serafín Villarán utilizando piedras y cantos directamente extraídos del río Nela. Serafín falleció en 1998 con su obra aún sin acabar, pero sus familiares poco a poco lo fueron terminando. De forma esporádica, sobre todo durante el buen tiempo, es posible visitar el interior. Animaros a conocerlo si estáis por la zona ¡os dejará con la boca abierta! Otros planes y excursiones por la zona en www.planesparafamilias.com #planesparafamilias #planesparafamilias14 #castillo #castillolascuevas #burgos #cebolleros #turismorural #turismoburgos
El Castillo las Cuevas se ha convertido en el gran atractivo turístico de Cebolleros, un pueblo que sin esta construcción pasaría inadvertido para la mayoría de viajeros. Ahora, en cambio, son muchos los que se acercan para conocer la peculiar fortaleza levantada por un vecino en pleno siglo XX.
Los turistas suelen coincidir en la sorpresa que causa encontrarse con un castillo de aire medieval que, sin embargo, tiene apenas cuatro décadas de vida. “Un castillo de maravilla, es precioso”, comenta un visitante a las puertas de la fortaleza.