Con la llegada del otoño, apetecen escapadas de naturaleza y desconexión, ahora que el calor empieza a marcharse. Esas ganas pueden encontrarse bien satisfechas en este pueblo de la provincia de Badajoz, Extremadura, a solo 22 kilómetros de Mérida.
Este lugar combina todo lo que puede apetecer en un viaje exprés: historia, relax en aguas medicinales y senderismo en entornos naturales de gran belleza. Una gran apuesta para quienes buscan desconectar y sumergirse en la esencia de Extremadura.
Alange, el pueblo de Extremadura ideal para visitar en otoño
El pueblo del que hablamos se llama Alange, y tiene origen paleolítico. Aunque fue durante la época romana cuando el enclave ganó especial protagonismo, gracias a la popularización en el Imperio del potencial curativo de las aguas de sus termas.
Tras la ocupación romana, Alange continuó siendo un punto estratégico. Durante la dominación árabe, se levantó en el siglo IX el Castillo de la Culebra, una importante fortaleza.
De este castillo, que pasaría a manos de la Orden de Santiago en 1243, se conservan restos como la Torre del Homenaje y la Puerta del Sol, que ofrecen vistas panorámicas excepcionales del valle que les rodea.
Además de su imponente castillo y sus termas, Alange alberga un valioso patrimonio religioso. Entre las construcciones más relevantes se encuentran las Ermita de San Gregorio y de San Bartolomé, y la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros.
Otro punto de interés es la Huerta Morisca del Valle de La Jabata, un testimonio más de la rica y diversa historia hallada en cada rincón de este municipio.
Una playa fluvial paradisíaca

Este pueblo de Extremadura cuenta con su propia playa fluvial, gracias al embalse de Alange. Desde 2022 recibe la Bandera azul por su calidad, y los locales se bañan allí o practican actividades acuáticas incluso en otoño.
Curiosamente cuenta con arena, a diferencia de otras que son de piedra o directamente de cemento. También dispone de varios aparcamientos cercanos, y la playa en sí es de fácil acceso. Es de agua dulce y templada, y puede tener más o menos cantidad de agua dependiendo de la cantidad de lluvia que ha habido.
Asimismo, el lugar cuenta con un bar, y con el Centro Azul de Sostenibilidad Medioambiental, donde estudiar y ver más de cerca la fauna y la flora del lugar.
El Balneario de Alange, con termas romanas nombradas Patrimonio de la Humanidad
El principal reclamo de Alange sigue siendo, sin duda, su balneario. Las aguas termales, con propiedades medicinales reconocidas desde la antigüedad, fluyen en el edificio actual. Su construcción se completó a comienzos del siglo XIX.
Junto al balneario, se encuentra el Lavadero, un edificio de principios del siglo XX que ha sido rehabilitado como Centro de Interpretación del Agua. Este rinde homenaje a la importancia vital de este elemento para la localidad.
En el balneario, se encuentras las termas romanas, datados del siglo III bajo los emperadores Trajano y Adriano. Después, se ampliaron con la labor de los árabes. Y, a día de hoy, hay zonas donde se combinan elementos originales con las reformas modernas, así como se conservan áreas originales.
Son la seña de identidad más universal de Alange, cuyo nombre viene del árabe y significa “aguas de Alá”. Estos baños fueron declarados Monumento Nacional y, posteriormente, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993.
En definitiva, Alange reúne todas las características para posicionarse como un destino otoñal que te sorprenderá y al que desearás volver.