TENDENCIAS

Hasta siempre, Tinder y Bumble: llega ‘speed dating’ (aunque en realidad nunca se fue)

Conocer gente cara a cara sigue siendo posible gracias a una serie de lugares y planes que reivindican la autenticidad del contacto humano y se están recuperando precisamente como una respuesta al hartazgo que genera la vida digital

Quim Gutiérrez y Marta Etura en 'Sexo fácil, películas tristes' (Alejo Flah, 2014)

En una era dominada por las aplicaciones de citas y las interacciones virtuales, la idea de ligar sin pantallas puede sonar casi utópica. Sin embargo, en Madrid -y en el mundo, claro- todavía hay espacios y experiencias que apuestan por lo tradicional: el encuentro cara a cara.

Lejos del deslizar hacia la derecha o hacia la izquierda, en concreto la capital española ofrece una gran variedad de opciones para conocer gente en persona. Uno de los lugares más destacados son los bares y locales que organizan eventos sociales, como speed datings, juegos interactivos o noches temáticas que invitan a los asistentes a romper el hielo de forma natural.

Y te preguntarás: ¿Qué es eso del speed dating? Traducido como “citas rápidas”, se trata de un formato diseñado para conocer a varias personas en un período de tiempo reducido y basado en encuentros cara a cara organizados en un entorno organizado pero relajado. Su funcionamiento es sencillo pero eficaz: un grupo de participantes se reúne en un lugar previamente establecido, como un café, un bar o incluso un espacio cultural.

¿Lo mejor? Incluye un sistema de rotación para asegurar que todos interactúen con todos en un lapso de tiempo relativamente corto. Su objetivo no es solo encontrar pareja, sino devolverle un componente humano y auténtico al acto de ligar, algo que muchas veces se pierde en el uso excesivo de aplicaciones de citas. Mientras que las apps dependen de algoritmos y fotos cuidadosamente seleccionadas, el speed dating permite que la primera impresión sea genuina, basada en el lenguaje corporal, la conversación espontánea y la química que surge en persona.

‘Sexo fácil, películas tristes’ (Alejo Flah, 2014)

Cenas con desconocidos

Otro escenario ideal son los talleres, cursos y actividades culturales. Desde clases de cocina hasta encuentros literarios o catas de vino, estos eventos reúnen a personas con intereses comunes, lo que facilita un primer acercamiento libre de la presión de las aplicaciones. También están las rutas de senderismo por la sierra madrileña, que no solo son una forma de mantenerse activo, sino también una excelente excusa para socializar en un entorno relajado y natural.

En Madrid, las “cenas con desconocidos” se han convertido en una opción. Un ejemplo de este tipo de reuniones son las que organiza Cita2 y tienen lugar en el restaurante Tapaloguistas, en el barrio Malasaña de Madrid. El plan mezcla buena gastronomía, conversaciones inesperadas y actividades lúdicas por 30 euros. Los participantes disfrutan de un menú cerrado y el evento tiene un enfoque social: conocer gente nueva y ampliar el círculo de amistades en un entorno relajado y distendido​.

El formato de las cenas está diseñado para fomentar la interacción entre personas de diferentes edades, con mesas organizadas en grupos de cuatro a 8 participantes. Aunque no se trata específicamente de un evento de citas, las actividades posteriores como karaoke y juegos de mesa enriquecen la experiencia y permiten que la noche se alargue.

Quim Gutiérrez y Marta Etura en ‘Sexo fácil, películas tristes’ (Alejo Flah, 2014)

Viajes para singles

Organizar viajes para solteros también se ha puesto de moda. Cada vez son más las agencias de viajes que organizan experiencias diseñadas especialmente para personas que viajan solas, conocidas como “viajes para singles“. Estos paquetes ofrecen la oportunidad de conocer destinos nacionales e internacionales: entre las opciones más destacadas se encuentran escapadas urbanas a ciudades como Madrid, donde los viajeros pueden disfrutar de rutas culturales, experiencias gastronómicas y visitas guiadas. Incluso algunas proponen viajes a lugares exóticos como la Riviera Maya en México o Punta Cana en República Dominicana, combinando paisajes paradisíacos con alojamientos exclusivos.

Lo curioso es que muchos de estos planes se están recuperando precisamente como una respuesta al hartazgo que genera la vida digital. Los usuarios, cansados de los filtros, las conversaciones que no llegan a nada o la desconexión emocional que a veces generan las redes, están apostando cada vez más por encuentros reales; porque realmente nada sustituye a la química de la vida real.

TAGS DE ESTA NOTICIA