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Hollywood desprotegido: la élite del cine, a merced de bandas criminales

Una nueva ola de robos sofisticados pone en jaque la seguridad de las estrellas de Hollywood, que ya no están a salvo ni en sus mansiones

Imagen: Kiloycuarto

Una nueva ola de robos sofisticados ha puesto en alerta a las estrellas de Hollywood. Ni las mansiones con cámaras en cada esquina ni los sistemas de alarma de seis cifras están logrando frenar a bandas delictivas cada vez más organizadas y tecnológicamente preparadas. Brad Pitt, Nicole Kidman, Keanu Reeves, Jennifer Aniston o Kim Kardashian figuran entre las víctimas —o los objetivos— de un fenómeno que redefine la seguridad residencial de las celebridades.

Lo que está ocurriendo no es una serie de hechos aislados, sino una tendencia clara y preocupante. Según el New York Post y otros medios como Fox News, las nuevas bandas organizadas operan con un nivel de profesionalización que recuerda más a una operación militar que a un simple robo doméstico. Se valen de drones para espiar, bloqueadores de señal que anulan cámaras y alarmas, e incluso se infiltran en las propiedades haciéndose pasar por trabajadores de jardinería o mantenimiento.

Turismo delictivo en auge

En junio de este año, la casa de Brad Pitt en una comunidad privada fue vulnerada por intrusos que escalaron la valla perimetral y entraron mientras el actor no se encontraba en Los Ángeles. No fue el único. En diciembre de 2023, Keanu Reeves sufrió un robo tras la rotura de una ventana. Lo insólito fue que parte de los objetos robados, entre ellos relojes de alta gama, fueron encontrados meses después en Chile, lo que confirma una teoría que los expertos en seguridad llevan tiempo advirtiendo: el “turismo delictivo” está en auge.

Este término describe a grupos criminales que viajan con visado legal desde países de América del Sur, especialmente Chile, Colombia o Perú, para ejecutar robos planificados, rápidos y discretos, antes de abandonar el país sin dejar rastro. Para las autoridades locales, el problema es doble: muchos de estos delincuentes no tienen antecedentes penales en EE UU y, al no ser residentes, la persecución legal internacional es compleja y lenta.

Jennifer Aniston también fue blanco de un intento de asalto en mayo. En su caso, un intruso embistió la entrada principal de su mansión con un coche. Solo la presencia de un guardia privado evitó que el hecho se convirtiera en una violación de domicilio con posibles consecuencias mayores. Kim Kardashian, por su parte, sigue marcada por el asalto que sufrió en París en 2016, cuando fue amordazada y encerrada en el baño mientras le robaban joyas por más de 10 millones de dólares.

Frente a esta ola de incidentes, los expertos están pidiendo una revisión urgente de las estrategias de seguridad tradicionales. Pero la tecnología también juega en contra. Muchas casas están equipadas con sistemas domóticos conectados a Internet que, paradójicamente, pueden ser vulnerados con herramientas relativamente accesibles. Un simple inhibidor de señal, que se consigue por unos cientos de dólares, puede desconectar cámaras, alarmas y sensores, dejando el inmueble completamente expuesto. Los criminales no solo conocen estas herramientas: las dominan.

Aumenta la seguridad en las urbanizaciones de lujo

Los cuerpos de seguridad de Los Ángeles han reforzado las patrullas nocturnas en zonas como Encino, Beverly Hills o el Valle de San Fernando, donde se han reportado numerosos robos e incluso asesinatos vinculados a invasiones domiciliarias. Se han instalado lectores de matrículas en entradas residenciales y se han incrementado los controles de acceso, pero el problema es más profundo. No se trata solo de cerrar una puerta, sino de entender que el concepto mismo de “seguridad privada” está desfasado frente al nivel de organización de estos grupos.

La respuesta, según los expertos, debe ser integral: aumentar la presencia policial visible, instalar medidas electrónicas avanzadas -como detección de inhibidores-, restringir el acceso de terceros a información doméstica sensible y, sobre todo, limitar la exposición innecesaria en redes sociales. Algo que puede parecer simple, como compartir una foto desde la piscina, puede convertirse en la pista final que necesitan quienes están al acecho.

Sin duda, el nuevo lujo ya no es tener una mansión, sino que esa mansión sea realmente segura. Para las celebrities, esa línea entre el confort y la vulnerabilidad es cada vez más delgada. Y los ladrones, más que nunca, lo saben.

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