El burka es uno de los tipos de velo más conocidos del mundo. Gran parte de su fama surge de la imposición de los líderes talibanes en Afganistán a las mujeres afganas en su constante ejercicio de discriminación.
Este tipo de velo, que tapa por completo el cuerpo de la mujer, es usado como herramienta para controlar y someter a las mujeres afganas, pero no siempre fue así. De hecho, su origen no es estrictamente islámico, pero determinados sectores fundamentalistas musulmanes se lo han apropiado.
Normalmente, en determinados países y discursos occidentales se suele confundir con otros tipos de velo integrales, como el niqab o el chador. Pero cuentan con varias diferencias, tanto en la forma como en el uso.
¿Qué es el burka y dónde nació?
El burka, o burqa (del árabe برقع) tiene su origen en desiertos de Asia central mucho antes de la llegada del Islam.
Tenía dos funciones principales: primero actuaba como protección contra los vientos fuertes, siendo usado por hombres y mujeres. Su segunda función está ligada a la protección de las mujeres, ya que el uso de la máscara completa se utilizaba por mujeres únicamente cuando un grupo era asaltado por otro.

En estos asaltos se llevaba a cabo el rapto de mujeres en edad de procrear. Al protegerse detrás de esta tela se reducía considerablemente la probabilidad de que les raptasen, al no poder distinguirlas fácilmente de jóvenes o de ancianas en el tumulto del asalto.
En el siglo XX se popularizó cuando el que fue emir de Afganistán, Habibulá Khan, lo impuso a las mujeres de su harén “para protegerlas de otros hombres”. Se convirtió entonces en un símbolo de clase alta, puesto que llevarlo “protegía de la mirada de los hombres del pueblo llano”. Era un símbolo de estatus social.

No obstante, sus significados comenzaron a verse alterados conforme distintos grupos se lo imponían a las mujeres.
Su uso para oprimir a las mujeres
Al igual que hiciera Habibulá, algunos grupos musulmanes reinterpretaron el uso del burka para oprimir a las mujeres. A pesar de que no existe una obligación de que las mujeres se cubran el rostro en el Corán, aluden a principios islámicos para imponerlo.
Conceptos como el Namus, traducido comúnmente como “honor“, hacen de pretexto para imponer su uso a las mujeres. Este principio, surgido de las tres principales religiones, puede significar la integridad sexual de las mujeres del núcleo familiar, y en concreto su castidad. La imposición del burka resulta entonces, de acuerdo con esta percepción del honor familiar, un remedio para preservar la virginidad femenina.

Esta es la realidad es la que viven las mujeres afganas desde la llegada de los talibanes en 2021 y la retirada de EE UU de Kabul.
El burka obligatorio, una de tantas formas de opresión hacia la mujer
Amnistía Internacional ha redactado un informe con 10 restricciones impuestas por los talibanes a las mujeres. Su libertad se ha visto coartada en muchos aspectos, y la vestimenta es uno de los más hablados y simbólicos.
En Afganistán el código de vestimenta de las mujeres se encuentra bajo una normativa extrema. Las mujeres deben estar cubiertas desde la cabeza hasta los pies, y las regulaciones y restricciones sobrepasan el ámbito de lo público.

Algunas regulaciones, de hecho, se extienden incluso a los detalles más íntimos de la indumentaria femenina. Han prohibido a las mujeres el uso de zapatos de tacón. ¿La razón? La creencia de que podrían producir un sonido al caminar que sería escuchado por los hombres. La elección de pantalones acampanados también está vedada, incluso si estos quedan ocultos bajo el burka.
Aquellas que se atreven a desafiar las reglas impuestas por los talibanes o que no están acompañadas por su mahram se enfrentan a castigos como azotes, palizas y abusos verbales. Incluso actos aparentemente inofensivos, como mostrar los tobillos, se pueden castigar.

Esta es una de las tantas violaciones de la libertad de las mujeres, tanto individual como colectiva. La administración talibana ha reducido el papel de las mujeres en la sociedad a un plano completamente secundario, anclándolas al hogar.
Brishna, quien fuese estudiante universitaria en el país asiático, declaró impotente ante Amnistía Internacional por las obligaciones impuestas. “Primero nos prohibieron llevar ropa de colores. Luego nos dijeron que dejáramos de llevar pañuelos de colores. Luego nos pidieron que vistiéramos todo de negro. Ahora el burka o el velo integral. ¿Qué más nos espera?”