Más de 100 agencias humanitarias, entre ellas Save the Children o Médicos sin Fronteras, alertaron este miércoles de “hambruna masiva” en Gaza, y se sumaron a las crecientes demandas a Israel para relajar las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria al devastado enclave costero.
El comunicado conjunto es el último intento para llamar la atención sobre la grave crisis humanitaria que sufre la población de Gaza. El texto llegó tras la protesta pública de 28 países, incluidos aliados de Israel como Reino Unido, Canadá, que protestaron por el sufrimiento de los civiles gazatíes, que “ha llegado a nuevos límites”.

Según Médicos sin Fronteras, se ha reportado en Gaza un “una malnutrición creciente y sin precedentes”. Adultos frecuentemente colapsan por el hambre, según dice la agencia humanitaria, que denuncia que grandes cantidades de alimentos y otros materiales están acumulados fuera de la franja esperando para entrar al territorio y ser distribuidos.
La efectiva distribución de la ayuda está siendo el principal detonante de la crisis. Tras el cierre de los cruces decretado por Israel tras reanudar la guerra en marzo, se impulsó la creación del Gaza Humanitarian Fund (GHF), una iniciativa privada estadounidense que estableció varios puntos de distribución de comida, sobre todo en el sur de la franja.
No obstante, la deficiente organización y la desesperación de los gazatíes provoca estampidas casi diarias, que son repelidas por soldados israelíes o contratistas de seguridad norteamericanos a balazos. La ONU estima que unas 1.000 personas han muerto desde mayo en las infames “colas del hambre”, donde los más débiles son incapaces de obtener alimentos. Además, se acusa al GHF de estar desconectado de la realidad, ya que se reparten paquetes de comida que requieren ser cocinados, pero la mayoría de gazatíes no cuenta con gas ni electricidad.

En un artículo titulado “Tenemos hambre” publicado en +972 Magazine, la periodista palestina Rawan Saath explica su propia experiencia como madre desplazada y desesperada por comer. “Me estoy descomponiendo lentamente”, confiesa, tras meses sin poder alimentarse adecuadamente ni proveer a sus hijos. A la reportera ya no le quedan fuerzas para contar el horror que la rodea.
Alimentos básicos como carne, huevos y pescado han desaparecido por completo. “Mi hijo me pide pan y yo no tengo respuesta”, lamenta. Y prosigue: “El hambre es un arma, y nuestros cuerpos lo están demostrando”. Saath describe cómo los gazatíes han sido forzados a depender de lentejas y especias para disfrazar la escasez, y cómo la falta de hierro, calcio o vitamina C ha llevado a una epidemia silenciosa de anemia, fatiga crónica y deterioro general. “Sobrevivimos a base de productos que ya no alimentan, solo llenan el estómago”.

“Las agencias humanitarias tienen la capacidad y los suministros para responder a gran escala. Sin embargo, al no poder acceder, nos vemos impedidos de llegar a quienes lo necesitan, incluidos nuestros propios equipos, exhaustos y hambrientos”, denuncian los 100 colectivos firmantes de la carta. Tras la implicación de varios miembros de UNRWA, (la agencia de refugiados de la ONU), en la matanza de Hamás del 7 de octubre de 2023, Israel limitó la capacidad operativa de la agencia, que es vital para la subsistencia de decenas de miles de gazatíes.
El gobierno israelí afirma que busca impedir que Hamás robe la ayuda y también ha culpado a la ONU por no distribuir los suministros que ya se encuentran en Gaza. El martes, COGAT, la agencia gubernamental israelí que supervisa las políticas en Gaza y Cisjordania, informó que casi 4.500 camiones de ayuda habían entrado en Gaza, transportando suministros que incluían harina para panaderías y 2.500 toneladas de alimentos para bebés y alimentos de alto contenido calórico para niños.
“El asunto de la recolección sigue siendo el principal obstáculo para mantener un flujo constante de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, a pesar de los esfuerzos proactivos de Israel por ampliar el volumen de camiones de ayuda que entran en la zona”, declaró COGAT en un comunicado. Al menos 10 palestinos murieron este miércoles por la hambruna, lo que eleva la cifra de víctimas por hambre a 111, de los cuales al menos 80 son niños.