Frente común

Los líderes europeos arropan a Zelenski en su reunión con Trump

Un abanico de los principales líderes viajará a Washington: Merz, Macron, Starmer, Meloni, Stubb, Rutte y Ursula Von der Leyen, que ha calificado la cita como “la hora en que Ucrania decide su destino”

Brussels (Belgium), 17/08/2025.- Ukrainian President Volodymyr Zelensky (R) and European Commission President Ursula von der Leyen (L) hold a press conference in Brussels, Belgium, 17 August 2025. (Bélgica, Ucrania, Bruselas) EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

El reloj diplomático marca una hora decisiva para Ucrania. Este lunes, en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el presidente ucraniano Volodímir Zelensky se sentará frente a Donald Trump, escoltado por un selecto grupo de líderes europeos que, más que aliados, se presentan como garantes y mediadores de su futuro incierto. La cita es, según la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, nada menos que “la hora en que Ucrania decide su destino”.

El encuentro se produce tras el giro inesperado de Trump en el escenario internacional. Apenas días después de su cumbre en Alaska con Vladímir Putin, el presidente estadounidense abandonó la línea consensuada con sus socios europeos —que exigía un alto el fuego antes de negociar cualquier acuerdo— y declaró que el objetivo debía ser avanzar directamente hacia un “acuerdo de paz permanente”. La postura se aproxima peligrosamente a las exigencias del Kremlin y ha dejado a Europa ante un dilema mayúsculo: mantener la unidad de principios defendiendo la seguridad territorial de Kiev y por otro lado no romper los frágiles puentes con Washington.

Procesión europea hacia la Casa Blanca

Zelensky no viaja solo. Tras su bronco encuentro de febrero con Trump, los líderes europeos acompañarán al presidente ucraniano en esta ocasión a su cita en Washington. Un abanico de los principales líderes del continente arroparan a Zelensky: el canciller alemán Friedrich Merz, el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer, la primera ministra italiana Giorgia Meloni, el presidente finlandés Alexander Stubb, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, además de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Todos ellos han aceptado la invitación de Zelensky, conscientes de que su presencia es tanto un gesto de solidaridad como un instrumento de presión política.

Ursula von der Leyen y Volodimir Zelenski.
Andrew Medichini

El propio Rutte, veterano de incontables rondas con Trump durante su etapa como primer ministro neerlandés, es considerado en Bruselas como uno de los “susurradores europeos” capaces de leer los códigos del presidente estadounidense. Lo mismo se dice de Stubb y de Meloni, quienes en los últimos meses han cultivado el pragmatismo con Washington. La expectativa es que su cercanía personal pueda modular las decisiones de un Trump cada vez más imprevisible.

Von der Leyen, en cambio, llega con su tono más solemne. En una rueda de prensa junto a Zelensky en Bruselas horas antes de viajar a la capital norteamericana, afirmó: “Mañana es la hora en que Ucrania decide su destino. La Unión Europea estará allí para recordarle al mundo que la paz debe ser justa, que no puede edificarse sobre la capitulación de un país agredido”.

El tablero de Trump y Putin

La tensión radica en el cambio de prioridades de Trump tras su encuentro con Putin en Alaska. Allí, según trascendió, el presidente estadounidense habría dado luz verde a la idea de un arreglo rápido, incluso antes de lograr un cese de hostilidades verificable. El mensaje fue interpretado en Moscú como una victoria. “Los objetivos de la operación especial se cumplirán por medios militares o diplomáticos”, declaró el senador ruso Andréi Klishas, celebrando la aparente convergencia entre Washington y el Kremlin. El problema para los europeos es evidente, sin un acuerdo de alto el fuego Rusia tiene margen para consolidar sus avances territoriales en el Donbás, la “línea fortificada” que protege la llanura central ucraniana. Perderla sería dejar a Ucrania expuesta a una futura ofensiva rusa.

Vladimir Putin y Donald Trump

Aun así, Trump ha expresado su deseo de organizar, tan pronto como este viernes, una cumbre trilateral entre él, Putin y Zelensky, convencido de que solo una reunión al más alto nivel puede acelerar la paz. Kiev insiste en que sin garantías de seguridad y sin la devolución de los niños deportados por Moscú, cualquier acuerdo sería papel mojado.

Una Europa cada vez más débil

La delegación europea en Washington llega dividida entre la necesidad de no confrontar directamente con Trump y la obligación moral de sostener a Ucrania. “Europa está firmemente al lado de Ucrania, sin importar lo que Putin planee”, declaró Johann Wadephul, ministro de Exteriores de Alemania. Macron, por su parte, señaló que el objetivo de París es asegurar “una paz justa y duradera que preserve los intereses vitales de Ucrania y la seguridad de Europa”. Merz, en Berlín, recalcó que Alemania no está interesada en “una paz rápida a cualquier precio, sino en un acuerdo que no siembre las semillas de una nueva guerra”.

En privado, sin embargo, varios diplomáticos reconocen la dificultad de contradecir a Trump en público. El recuerdo de su abrupta retirada del principio del alto el fuego ha debilitado a Bruselas. En palabras de un funcionario comunitario: “Si presionamos demasiado, Trump podría marginar a Europa del proceso. Pero si callamos, corremos el riesgo de avalar una paz diseñada por Putin”.

Sin lugar a dudas, el grupo de líderes europeos llega a Washington en un estado de equilibrio delicado. Si bien necesitan mostrar firmeza ante Trump y Putin; no pueden permitirse romper con el único aliado capaz de proporcionar las garantías de seguridad que Kiev reclama.

Ucrania
Familiares de prisioneros de guerra ucranianos retenidos por Rusia acuden a un intercambio, en busca de información de sus seres queridos aún cautivos (María Senovilla)
María Senovilla

Zelenski reiteró junto a Von Der Leyen que Rusia “rechaza sistemáticamente un alto el fuego” y que ello “complica gravemente la situación”. Al mismo tiempo, en un mensaje en X, se mostró abierto a explorar un “acuerdo de paz real y duradero”, siempre que incluya garantías creíbles y el retorno de los niños ucranianos deportados.

Un continente en vilo

La sensación en Europa es que, a diferencia de etapas anteriores de la guerra, el continente ya no marca el paso de la diplomacia. La iniciativa está en Washington, y más concretamente en la relación bilateral entre Trump y Putin. Ante ese escenario, la presencia europea en la reunión de este lunes adquiere un valor estratégico en un intento de evitar que el futuro de Ucrania se negocie sin Ucrania y sin Europa.

No es casual que los países bálticos, junto con los nórdicos, hayan repetido su mantra de las últimas semanas:“Una paz justa y duradera requiere un alto el fuego y garantías de seguridad territoriales creíbles para Kiev”. Es un recordatorio de que, aunque Trump y Putin marquen el paso, son los líderes europeos quienes al final dictarán lo que ocurre en su continente.

Lo que está en juego

Hoy mismo, Putin ha firmado un decreto para permitir a los inversores extranjeros participar en el yacimiento Sakhalin-1, en clara indicación de que alberga la esperanza de un levantamiento de las sanciones. En Bruselas se admite que la reunión de Washington podría marcar el comienzo de un proceso acelerado hacia un acuerdo o, por el contrario, un punto de ruptura entre Europa y Estados Unidos.

Mapa del sudeste ucraniano - Internacional
Anexión del sudeste de Ucrania por Rusia.
Wikipedia

Si Trump logra imponer su visión de “paz inmediata”, el resultado podría ser la consolidación de las ganancias territoriales rusas. Si los europeos consiguen frenar esta deriva, aún habrá margen para un proceso más equilibrado. Von der Leyen lo resumió con claridad: “Defenderemos a Ucrania todo el tiempo que sea necesario, porque la paz debe alcanzarse desde la fuerza, no desde la debilidad”.

La gran incógnita

El gran interrogante es si, tras la cita en la Casa Blanca, Trump insistirá en convocar la cumbre trilateral con Putin y Zelenski antes del viernes. De concretarse, sería la primera vez que los tres líderes se encuentren juntos desde el inicio de la invasión en febrero de 2022. Para Moscú, sería la oportunidad de legitimar sus conquistas; para Kiev, la ocasión de arrancar compromisos concretos; para Trump, el escenario perfecto para presentarse como el artífice de la paz y posicionarse como candidato a su ansiado premio Nobel.

Europa, mientras tanto, observa con ansiedad como países ajenos dibujan las fronteras del continente. La historia reciente de Europa nos dice que los acuerdos precipitados suelen convertirse en trampas y por eso no quiere quedarse al margen.

Este lunes, en Washington, se escribirá un nuevo capítulo de la historia de Europa. El desenlace, aún incierto, dependerá de ese delicado equilibrio entre los deseos de Moscú, la ambición de Trump y la resistencia de Europa a aceptar una paz dictada por aquellos que han dejado de ser sus aliados.