En la era de la desinformación, los datos son irrelevantes. Para Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, la sacudida de los mercados financieros globales y las tensiones con aliados comerciales generadas tras el “Día de la Liberación”, son fake news. Lo fundamental es controlar el relato.
En una rueda de prensa para valorar los 100 primeros días de gobierno de la administración Trump, Leavitt consideró que su presidente ha “asegurado más inversiones para EE.UU. que las logradas por Biden en cuatro años. Trump es el empresario jefe de América, y por ello trillones de dólares en inversiones están inundando nuestro país”.
La secretaria de prensa tiene muy clara la estrategia a seguir: lanzar contraataques para tapar las debilidades de su ejecutivo. Así ocurrió con la polémica generada por el gigante de ventas online Amazon, que el martes reveló que pretendía añadir los costes provocados por los aranceles de Trump en el precio final de venta de sus productos. El CEO de la empresa, Jeff Bezos -que apoyó públicamente a Trump en la campaña electoral- finalmente descartó la propuesta.
No obstante, que Bezos descartara la medida no fue suficiente. “Es un acto hostil y político de Amazon”, consideró Leavitt ante los periodistas. La secretaria de prensa eludió otra pregunta, en que se insistía que la polémica con Amazon es una “clara demostración” de que los consumidores norteamericanos -y no China-, pagarán el precio de las políticas económicas proteccionistas.
La estrategia comunicativa de la Casa Blanca parece evidente: presionar al sector privado para evitar que se describan los costes provocados por los aranceles, e inundar de propaganda a la ciudadanía para hacer creer que “otros países” serán quienes paguen el precio, en una estrategia económica diseñada para “balancear” la economía global.
Los mensajeros de Trump confían en su poder para replantear la batalla por los aranceles como una alianza entre él y la gente común contra las élites corporativas. “Este fue el plan detrás del intento de Trump y Leavitt de iniciar una disputa pública con Amazon ante la posibilidad de que la compañía fuera demasiado sincera con los consumidores sobre ellos”, consideró Greg Sarent en The New Republic.
Karoline Leavitt suele convocar una o dos ruedas de prensa semanales, donde contesta entre 15 y 20 preguntas de los periodistas. Para dar eco a sus mensajes, rediseñó la composición y funcionamiento de la sala de prensa de la Casa Blanca, donde durante décadas la Asociación de Corresponsales de la Casa blanca repartía 49 plazas fijas entre los grandes medios acreditados.
Desde la toma de posesión de Trump, se añadieron asientos adicionales para los “nuevos medios”, una categoría que incluye a influencers o creadores de podcasts afines al trumpismo, que paradójicamente reciben siempre el primer turno de palabra. Además, en marzo la Casa Blanca insinuó que tomaría el control de la asignación de puestos para la prensa tradicional, en un claro intento de controlar que medios pueden cubrir el día a día de la actividad gubernamental.
Reporteros veteranos de la Casa Blanca afirman que el resultado ha sido una erosión de su independencia. Afirman que la creciente atención hacia las figuras mediáticas pro-Trump, que rara vez cuestionan los argumentos de la administración, ha dañado la capacidad de las sesiones informativas como espacio para transmitir información precisa al público estadounidense y exigir una rendición de cuentas efectiva al presidente.
Con tan solo 23 años y poco después de graduarse, Leavitt ya había logrado pasar de ser becaria a obtener el puesto de secretaria de prensa adjunta durante la primera administración Trump. Según contó entonces, “luchó contra los medios de comunicación tradicionales y tendenciosos”.
Si bien lo tenía complicado en las primarias de su partido para escoger candidatos, su férrea defensa de la narrativa de que las elecciones de 2020 fueron un robo para expulsar a Trump de la Casa Blanca, le valió el apoyo del líder republicano. “Estaremos en contacto”, le prometió Trump durante un encuentro privado en su residencia de Mar-a-Lago.
La forma en que logró derrotar a sus oponentes republicanos de mayor edad explica el modus operandi de la secretaria de prensa más joven de la historia de la Casa Blanca. Leavitt demostró una confianza insólita para su joven edad, incluso en esa primera reunión con Trump.
A diferencia de los cinco secretarios de prensa de la Casa Blanca anteriores de Trump, Leavitt es la única que había pasado previamente por una campaña como candidata, además de tener su vida política completamente ligada al destino de su líder. Mientras que algunos de sus predecesores sufrían al intentar defender los improvisados y agresivos argumentos del presidente, ella parece estar alineada con la mente de Trump.
Según un perfil publicado por Adam Wren en Político, la secretaria de prensa “ha intensificado las diatribas de Trump contra los medios, a la vez que manipula los hechos, rompiendo con los precedentes establecidos sobre cómo la Casa Blanca interactúa con la prensa”. Y concluyó: “los reporteros en la sala de prensa están preocupados por las normas que se romperán próximamente en el ataque de la administración contra los medios”.