El tifón Kalmaegi ha dejado una estela de destrucción en Filipinas, con más de un centenar de muertos y miles de viviendas arrasadas por las inundaciones. La Agencia Nacional de Defensa Civil informó que la provincia de Cebú fue la más castigada, con al menos 76 víctimas confirmadas. En total, las autoridades cifran en 93 los fallecidos a nivel nacional, aunque el número podría aumentar conforme avancen las tareas de rescate.
“Las ciudades grandes fueron las más golpeadas, sobre todo las zonas urbanizadas”, explicó Rafaelito Alejandro, subdirector de Defensa Civil, como recogen en Clarín. En Cebú, los vecinos han comenzado a limpiar las calles convertidas en un lodazal: coches apilados, viviendas destruidas y comercios arrasados por la corriente. “El agua subió de golpe, nunca habíamos visto algo así”, relató Reynaldo Vergara, un comerciante que perdió su tienda durante el paso del tifón Kalmaegi.
Un temporal histórico que sorprendió a todos
En solo 24 horas, antes de que el tifón Kalmaegi tocara tierra, la zona registró 183 milímetros de lluvia. Una cifra que supera con creces el promedio mensual. La gobernadora de Cebú, Pamela Baricuatro, calificó la situación como “sin precedentes”. “Esperábamos vientos peligrosos, pero fue el agua la que realmente puso en riesgo a la gente”, aseguró.
Los ríos desbordados y los deslizamientos nocturnos pillaron a miles de personas dormidas. Cientos tuvieron que refugiarse en los techos de sus casas a la espera de ser rescatados, mientras la Cruz Roja Filipina recibía decenas de llamadas de auxilio. “Hicimos todo lo posible, pero hubo inundaciones repentinas imposibles de prever”, reconoció Baricuatro.
❗️❗️ HORRIFIC flooding across Cebu, Philippines after Typhoon Kalmaegi (TinoPH).
Homes gone. Streets underwater. Families displaced.
This. Is. Not. Normal.
Warmer oceans = stronger storms
Climate change = worse floodingWhat we’re seeing in Cebu is part of a growing global… pic.twitter.com/9fAM2daPBV
— Volcaholic 🌋 (@volcaholic1) November 4, 2025
El tifón Kalmaegi también provocó la caída de un helicóptero militar en la provincia de Agusan del Sur. Seis miembros del Ejército murieron mientras trasladaban ayuda humanitaria a las zonas devastadas. Las autoridades declararon el estado de calamidad en Cebú, una provincia de 2,4 millones de habitantes que aún no se había recuperado del terremoto de magnitud 6,9 registrado el 30 de septiembre.
Más de 387.000 personas fueron evacuadas de manera preventiva antes del impacto del tifón Kalmaegi. Los puertos interinsulares suspendieron los transbordadores, dejando varados a 3.500 pasajeros, mientras que 186 vuelos domésticos fueron cancelados. Desde Washington, la embajadora estadounidense MaryKay Carlson expresó sus condolencias y aseguró que su país “está listo para ayudar a los aliados filipinos”.
Corrupción y negligencia detrás del desastre
Según las autoridades locales, los efectos del tifón Kalmaegi se agravaron por la mala gestión de los proyectos de control de inundaciones y la sobreexplotación de canteras, que llenaron de sedimentos los cauces fluviales. “Las personas responsables deben rendir cuentas”, exigió la gobernadora Baricuatro, quien pidió abrir una investigación por presunta corrupción en las obras hidráulicas de la región.
Los expertos insisten en que el cambio climático está intensificando la potencia de los tifones en el Pacífico, al calentar los océanos y aumentar la humedad del aire. El tifón Kalmaegi, con vientos sostenidos de 130 km/h y ráfagas de hasta 180 km/h, es un nuevo recordatorio del impacto directo del calentamiento global en las regiones más vulnerables del planeta.

Tras abandonar Filipinas al mediodía del miércoles, el tifón Kalmaegi se desplazó hacia el mar de la China Meridional, donde sigue manteniendo una gran fuerza. El centro de Vietnam ya ha activado planes de evacuación ante la previsión de lluvias torrenciales y posibles inundaciones para el viernes.
Filipinas, que sufre en promedio veinte tifones cada año, vuelve a ser escenario de una tragedia marcada por la fuerza de la naturaleza y la fragilidad de las infraestructuras. El tifón Kalmaegi ha puesto de nuevo en evidencia la urgencia de reforzar la prevención ante desastres naturales en uno de los países más expuestos del mundo.

