No es como el Katrina: el huracán Melissa es peor

El huracán Melissa, más poderoso que el Katrina y con vientos de 280 km/h, devasta el Caribe en medio del silencio mediático

Situación del huracán Melissa - Internacional
Una fotografía satelital del panorama que está dejando el huracán.
EFE

El huracán Melissa ha alcanzado una potencia que ya lo sitúa entre los ciclones más destructivos de la historia moderna. Sin embargo, pese a su magnitud, su violencia y su impacto devastador, el mundo apenas está prestando atención. Mientras el huracán Katrina marcó un antes y un después en la conciencia global —ocupando portadas, debates y análisis durante semanas—, el Melissa se desarrolla casi en silencio. La diferencia no está en su fuerza, sino en quién lo sufre y quién lo cuenta.

Un monstruo más poderoso que Katrina

Cuando el huracán Katrina tocó tierra en 2005, sus vientos sostenidos alcanzaban los 225 km/h. El huracán Melissa, en cambio, ha llegado a los 280 km/h, situándose en la categoría 5 de la escala Saffir-Simpson, la máxima posible. Se trata de un ciclón de dimensiones históricas: sus bandas nubosas abarcan casi todo el Caribe y su presión central ha descendido por debajo de los 910 milibares, un umbral reservado solo a los huracanes más violentos jamás registrados.

Pero el peligro del huracán Melissa no reside solo en su intensidad, sino en su lentitud. A diferencia de Katrina, que cruzó rápidamente el Golfo de México, Melissa avanza despacio, drenando sin descanso lluvias torrenciales sobre las islas que atraviesa. Este desplazamiento pausado —apenas 15 km/h— está provocando inundaciones prolongadas, corrimientos de tierra y marejadas ciclónicas de hasta cuatro metros, lo que agrava aún más su poder destructivo.

En Jamaica, donde el ciclón tocó tierra, los expertos ya lo califican de “evento catastrófico sin precedentes”. En apenas 48 horas, el país ha sufrido lluvias acumuladas de más de 700 milímetros. Algo equivalente a lo que cae en medio año en buena parte de España. Las imágenes son sobrecogedoras: carreteras convertidas en ríos, barrios enteros bajo el agua y casas arrasadas por la fuerza del viento.

La comparación injusta: por qué se habla menos del huracán Melissa

Olas del huracán Melissa - Internacional
Una fotografía de las olas provocadas por el huracán en Jamaica.
Matias Delacroix

El contraste entre el huracán Melissa y el huracán Katrina no tiene que ver con la meteorología, sino con la geografía y la política mediática. Katrina golpeó Estados Unidos, un país con una enorme capacidad de comunicación y con medios que documentaron minuto a minuto el desastre de Nueva Orleans. Melissa, en cambio, azota el Caribe: una región castigada históricamente por la pobreza, la desigualdad y la falta de recursos para difundir su tragedia al mundo.

La cobertura mediática internacional ha sido mínima. Apenas unas menciones en portales globales y escasa atención televisiva. Y, sin embargo, los daños humanitarios son enormes: cientos de miles de desplazados, decenas de fallecidos y una infraestructura completamente colapsada en varios puntos de Jamaica, Haití y República Dominicana.

Los analistas de organismos humanitarios lo reconocen con claridad: si el huracán Melissa hubiera golpeado Florida o Texas, sería el tema principal en todo el planeta. Pero al afectar principalmente a países caribeños, la tragedia se diluye en el ruido informativo, eclipsada por la actualidad política o tecnológica del hemisferio norte.

Más destructivo y con menos recursos para afrontarlo

Huracán Melissa - Internacional
Personas caminan por una calle inundada en el barrio Manoguayabo, en Santo Domingo (República Dominicana).
EFE/Orlando Barría

El huracán Melissa está demostrando cómo la desigualdad también influye en el impacto de un desastre natural. En 2005, Estados Unidos movilizó miles de millones de dólares en ayuda federal tras Katrina. Pese a las duras críticas por la lenta reacción de las autoridades, el país logró reconstruir Nueva Orleans con un plan de largo alcance.

En cambio, los países del Caribe carecen de esa capacidad de respuesta. En Haití, los hospitales han colapsado, las carreteras están cortadas y el suministro eléctrico ha desaparecido en casi todo el territorio. En Jamaica, los refugios de emergencia están desbordados y los equipos de rescate apenas pueden acceder a las zonas rurales por los derrumbes.

El huracán Melissa no solo destruye casas y carreteras. Destruye también economías frágiles, dependientes del turismo y de la agricultura. Se calcula que los daños podrían superar los 3.000 millones de dólares. Una cifra insoportable para países de renta media o baja. Muchos de los afectados no cuentan con seguros ni ayudas. Tardarán años en recuperar lo perdido, si es que lo logran.

La tormenta perfecta del cambio climático

Huracán Melissa - Internacional
Fotografía de archivo que muestra el oleaje en el malecón habanero en La Habana (Cuba).
EFE/ Ernesto Mastrascusa

Katrina fue un aviso. Melissa es una confirmación. Lo que los científicos vienen advirtiendo desde hace dos décadas está ocurriendo: los huracanes son ahora más potentes, más rápidos en intensificarse y más destructivos debido al calentamiento global.

El huracán Melissa se ha formado sobre un Caribe anómalamente cálido, con temperaturas oceánicas por encima de los 30 °C. Esa energía extra ha alimentado su núcleo de una manera explosiva.

Además, los patrones atmosféricos que solían dispersar o debilitar los ciclones parecen haberse alterado. Melissa, al igual que otros huracanes recientes, ha experimentado un fenómeno conocido como rapid intensification. Es decir, ha pasado de tormenta tropical a categoría 5 en apenas 48 horas. Eso deja a las poblaciones afectadas sin tiempo suficiente para prepararse o evacuar.

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