Ni la muerte del histórico dirigente republicano Dick Cheney, ex vicepresidente de Estados Unidos, dio un respiro a la confrontación política, que afecta también a las filas del gran partido conservador estadounidense. Tras el fallecimiento del que fuera vicepresidente en el gobierno de George Bush -dejó el cargo en 2009-, su hija Liz Cheney, convertida en una de las voces republicanas disidentes de la Administración Trump, se convirtió en el blanco de las críticas.
Liz Cheney, ex congresista por el estado de Wyoming, fue relegada en las filas del partido por cuestionar la figura de Trump, especialmente tras la investigación abierta por el asalto al Capitolio en enero de 2021, tras certificarse la victoria electoral del demócrata Joe Biden. Cheney fue parte de los diez republicanos que votaron a favor de procesar a Trump por supuestamente instigar los disturbios.
MAGA contra Cheney
Pocos minutos después del anuncio de la muerte de su padre, los simpatizantes del movimiento Make America Great Again (MAGA), la base republicana que apoya a Trump, empezaron a hostigar en redes. Desde MAGA no olvidaron que Dick Cheney y su hija fueron muy contrarios a Trump, a quien consideraron un “cobarde” en la última campaña electoral en que se presentó Liz. “En los 246 años de historia de nuestra nación, nunca hubo mayor amenaza a la república que Donald Trump”, comentó el exvicepresidente.
El anuncio no dio buenos resultados a la candidata por Wyoming, y desde entonces pasó a ser la oveja negra del movimiento MAGA. Minutos después de publicarse el comunicado sobre la muerte de Dick Cheney, fue víctima de una campaña de odio. Un post en X celebraba la “buena noticia” por el fallecimiento de “Darth Cheney”, y lamentó que “no pudo llevarse a Liz como invitada”. Otro exclamó “que les jodan a los izquierdistas”, y le reprochó que “tu padre diabólico está ya en el infierno”.
Precisamente, es de lo que se quejaba Liz Cheney: del lenguaje inflamatorio de las bases trumpistas, llenos de odio y rencor. La congresista perdió su puesto en la House Republican Conference, uno de los principales think tanks del partido, tras sus críticas a Trump por invalidar los resultados de las elecciones de 2020.
En una entrevista concedida a la NBC en 2024, Liz Cheney apoyó públicamente a la candidata Kamala Harris, y lamentó haber apoyado a Trump en la campaña electoral de 2016, que supuso su llegada a la Casa Blanca. “Después de lo que hizo el 6 de enero, pretender que se puede confiar en él es, sencillamente, inverosímil. Además, creo que la gente debe comprender que lo que hizo es una depravación”, consideró en la entrevista.
En respuesta a su actitud, Trump la atacó públicamente y la calificó de “loca”, “halcón de guerra” y “persona trastornada”, argumentando que tanto ella como su padre Dick Cheney promovían intervenciones militares y representaban el viejo ala belicista del partido.
Trump celebró activamente la derrota de Cheney en las primarias republicanas de Wyoming en 2022. En 2024 y 2025, la retórica de Trump subió de tono, sugiriendo de manera polémica que a Cheney “deberían disparar con rifles”, declaraciones que generaron fuertes críticas incluso dentro del propio partido y que Cheney interpretó como amenazas dictatoriales y antidemocráticas.
Dick Cheney, figura emblemática del sector neoconservador del partido y protagonista de la administración Bush hijo, respaldó y aconsejó a su hija durante estos enfrentamientos. La disputa entre los Cheney y Trump refleja la fractura interna en el Partido Republicano entre el trumpismo y el sector tradicional conservador, con Liz Cheney y su padre situándose firmemente en la defensa del estado de derecho y la democracia frente a la lealtad personal a Trump.