Hace una semana no sabía quién era Charlie Kirk. Por lo que veo, en España le conocían los liberales, neoliberales, neoconservadores, y grupos afines. He visto defensas, bromas, memes, y mucha conspiranoia.
El momento y circunstancias de su asesinato me hicieron pensar en los tebeos de Historias de la cripta, aquellos comics de la E.C. en los que un crimen tenía un giro de macabra ironía. Kirk, el hombre que decía que “unas cuantas muertes merecen la pena por el derecho a portar armas” ha sido una de las más de 16.000 personas que cada año mueren asesinadas con armas de fuego en Estados Unidos. Kirk es el primer mártir del trumpismo. Con su viuda haciendo del panegírico una amenaza directa, la administración de Trump ha decidido cerrar el cerco a esa “extrema izquierda”. El presidente que ha cambiado el nombre de “Departamento de Defensa” a “Departamento de Guerra” se persona en la Fox para advertir de esa izquierda que exuda odio. Pero la realidad es que los únicos que han asediado el Congreso, son los pro Trump. Hubo víctimas mortales en ese ataque. El mundo trumpiano sigue diciendo que fue orquestado por la extrema izquierda. El asesinato sirve para advertir sobre el movimiento Black Lives Matter.
Desde fuera, este mandato de Trump parece acercarse a un disimulado totalitarismo. Un oligarca, hijo de millonario, con aparentes vínculos con el Ku Klux Klan, que ha demostrado tener un intelecto limitado para todo salvo para el dinero. Trump solo se ama a sí mismo y se cree la quintaesencia del sueño americano. Trump es machista, racista, supremacista, y cree que puede decirle al resto del mundo lo que tiene que hacer. Y lo peor es que al otro lado tenemos a Vladimir Putin y demás supervillanos.
Kirk le servirá a Trump más muerto que vivo. Lo ideal sería que el asesinato lo hubiera cometido una negra lesbiana transexual comunista, pero todo apunta a un universitario de 22 años amante de las armas y los videojuegos, hijo de sheriff y simpatizante de Trump. Estaríamos ante otro asesinato lúdico del estilo de la matanza de Columbine. Otra muerte que no hubiera tenido lugar de no venderse armas en los supermercados. La propaganda tiene que generar miles de mensajes en redes para hacer triunfar la mentira de que era un extremista enemigo de la patria. Ya han sacado el dato de que vivía con una “persona transexual”.
No me ha caído bien Charlie Kirk. Me han dado un asco profundo sus debates, sus declaraciones, y su sonrisa de superioridad. Creo que era un manipulador que disfrazaba su discurso de odio con palabras amables. No obstante, ese hombre tendría que estar vivo. La verdad sobre su asesinato nunca la conoceremos. Su muerte nos deja un panorama peor del que ya teníamos. Palestina, Ucrania, Polonia, Corea del Norte, todo en nuestro hemisferio. En el sur hay otras matanzas, otras guerras. Como decían en La mosca: “Ten miedo. Ten mucho miedo”. Esto no ha hecho más que empezar.