Elecciones en Portugal

Liliana Valente, la periodista que tumbó al primer ministro de Portugal

Luis Montenegro se vio forzado a dimitir tras las revelaciones en el semanario Espresso. La irrupción de la ultraderecha de Chega puede romper los bloques tradicionales en los comicios del 18 de mayo y complicar la gobernabilidad

POrtugal
La periodista portuguesa,¡ Liliana Valente y Luis Montenegro
Artículo14

La caída de un gobierno rara vez se atribuye a una sola noticia. Sin embargo, en Portugal, el derrumbe del ejecutivo de Luís Montenegro tiene un nombre propio: Liliana Valente. Coordinadora de política del semanario Expresso, Valente lideró junto a su colega Micael Pereira la investigación sobre la empresa inmobiliaria Spinumviva, vinculada directamente al primer ministro, que desató una tormenta política sin precedentes en el país.

“En Expresso hemos estado siguiendo el caso del primer ministro, y fuimos nosotros quienes lanzamos algunas de las noticias que hicieron caer al Gobierno”, explica Valente durante una videoconferencia con Artículo14. Inicialmente, fue el medio Correio da Manhã quien publicó que Spinumviva es propiedad de Montenegro. Con décadas de experiencia en el oficio, su rigor profesional ha sido incuestionable, pero también la ha convertido en blanco de duros ataques personales.

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El hasta ahora primer ministro de Portugal, Luis Montenegro, cabizbajo tras la fallida moción de confianza
EFE/EPA/JOSE SENA GOULAO

Las investigaciones de Valente revelaron que Luís Montenegro, entonces primer ministro, era propietario de la empresa Spinoviva, con intereses en el sector inmobiliario. La investigación destapó contratos con la empresa propietaria de casinos Solverde, lo que ponía en entredicho la ética del líder conservador. “Cuando enviamos las preguntas a Solverde, no solamente confirmaron que habían sido clientes de la empresa de Montenegro, sino que aún lo eran”, relata. La empresa de Montenegro recibía pagos mensuales de la empresa gestora de casinos.

El escándalo que lo cambió todo

“Nuestro antiguo director general nos dijo que la primera noticia que afectó al primer ministro fue como un disparo de bazuca”, recuerda Valente, en referencia al impacto mediático y político de la exclusiva. Primero hubo dos mociones de censura que fueron rechazadas, y luego el Gobierno presentó una moción de confianza que no ganó, por lo que posteriormente se produjo la disolución del Parlamento. En consecuencia, los portugueses votarán por tercera vez en tres años.

El escándalo de Spinoviva estalló en un contexto de creciente fragmentación del sistema de partidos y bloques de gobierno tradicionales en el país. “En Portugal había dos bloques más o menos definidos: centro-derecha y centro-izquierda, con el Partido Socialista (PS) y el Partido Social Demócrata (PSD) alternándose el poder. Pero la irrupción del partido de extrema derecha Chega cambió todo”, señala.

Chega, el tercer bloque

Las elecciones legislativas más recientes convirtieron al Parlamento portugués en un tablero de tres bloques: PS (socialistas), PSD (centro-derecha) y Chega (ultraderecha). Este último pasó de la marginalidad a ser clave en la gobernabilidad, con 50 diputados. “Es el mismo fenómeno que está ocurriendo en todo el mundo”, advierte la periodista ante el auge de la derecha populista global.

Este fenómeno ha alterado las estrategias políticas. Mientras Chega endurece su discurso contra la inmigración y la seguridad, el PSD adoptó parte de esta agenda para no perder terreno. “En plena campaña electoral, el Gobierno anunció que iba a expulsar inmigrantes. Comunicacionalmente, eso tiene un objetivo: captar a los votantes más afines a Chega”, explica Valente.

Aunque matiza que “no se puede decir que adoptaron una agenda idéntica”, reconoce que hay una parte conservadora del PSD y del CDS (democratacristianos conservadores) que ya compartía algunas de esas posturas. “Muchas veces solo cambia la forma en que presentan o reaccionan ante estas situaciones”, aclara.

Las elecciones de la ingobernabilidad

En este nuevo escenario, lograr mayorías estables parece una tarea complicada. Según Valente, “lo que dicen las encuestas es que la alianza liderada por Montenegro puede ganar, pero sin mayoría absoluta”. Se avecina, por tanto, otro posible ciclo de bloqueo. La coordinadora de política de Expresso cree que Portugal carece de una cultura de grandes coaliciones, como Alemania. “La única experiencia de gobierno de bloque central fue en los años 80”, recuerda. Por tanto, el escenario más probable es un Parlamento sin mayorías claras y con un gobierno débil.

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El líder del PSD, Luis Montenegro u el secretario general del PS, Pedro Nuno Santos al llegar al debate
Efe

A eso se suma el desgaste ciudadano por la repetición de elecciones. “Soy bastante crítica con quienes dicen estar cansados. Solo tienen que ir una vez al año a poner una cruz en un papel”, ironiza. Pero reconoce que la inestabilidad política y la falta de previsibilidad sí erosionan la confianza pública: “Eso puede generar respuestas más emocionales que racionales en el voto”.

Al margen del ruido político y mediático, hay preocupaciones reales que dominan el debate electoral. “La salud, la vivienda y los precios están en el centro”, señala Valente. También los impuestos, que han calado en el discurso público desde una perspectiva liberal y contraria al estado. Curiosamente, el escándalo ético que provocó las elecciones no parece haber afectado al electorado. “La ética del primer ministro, y hasta su legalidad, no son temas que la gente valore tanto”, reconoce.

La prensa bajo ataque

Desde la publicación del caso Spinoviva, Expresso ha sido objeto de ataques constantes. No solo en redes sociales, sino también desde el poder. “Es inconcebible que un partido ponga en cuestión de esta manera la libertad de prensa”, denuncia Valente. Relata cómo incluso un diputado del PSD sugirió recurrir a registros telefónicos para descubrir sus fuentes. “Eso es entrar en un terreno peligroso. No digo que todo el partido lo esté haciendo, pero hay métodos trumpistas que me asustan”, añade.

La desinformación y el intento de desacreditar a los medios tradicionales forman parte del nuevo ecosistema político. “En la nueva era de la desinformación, todo vale. Nos injurian, y nosotros solo estamos haciendo nuestro trabajo”, afirma Valente. Y concluye: “Todas las noticias que publicamos eran factualmente correctas. Ninguna fue desmentida”.

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