En sus 76 años de historia, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha mantenido una constante: su cúpula sigue siendo, casi por completo, cosa de hombres. Mientras La Haya se convierte estos días en el epicentro del debate sobre seguridad global, con la celebración de la Cumbre de la OTAN, la presencia femenina en la estructura de poder de la Alianza sigue siendo tan escasa como siempre.
Este año, de los 32 representantes permanentes de la OTAN, tan solo seis son mujeres: Ariadne Petridis (Bélgica), Heidi Hulan (Canadá), Piritta Asunmaa (Finlandia), Vasiliki Gounari (Grecia), Milena Kalezic (Montenegro) y Anita Nergaard (Noruega). Todas ellas representan a sus países ante el Consejo del Atlántico Norte, el principal órgano de toma de decisiones políticas de la Alianza.
El año pasado, sin embargo, había siete mujeres en ese mismo grupo. La que ya no está este año es Julianne Smith, embajadora de Estados Unidos, que fue relevada por el nuevo representante permanente masculino, Matt Whitaker. Esta baja reduce aún más la representación femenina en el foro.
Escasa presencia femenina en la cúpula
El liderazgo también lo tiene un hombre, Mark Rutte, y siempre ha sido así. La OTAN nunca ha tenido a una mujer en el Secretario general de la Organización. Aunque el año pasado puedo llegar al puesto la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, finalmente —y pese al entusiasmo inicial por ella—se decidió optar por Rutte.

Además del liderazgo principal, el resto de cargos de mayor jerarquía en la OTAN también están en manos masculinas. Rob Bauer es el presidente del Comité Militar, Christopher G. Cavoli ocupa el cargo de Comandante Supremo Aliado en Europa (SACEUR), y Philippe Lavigne es el Comandante Supremo Aliado de Transformación (SACT). Ninguna mujer ha ocupado jamás uno de estos tres puestos clave.
La única excepción destacada fue Bettina Cadenbach, quien hasta 2023 ocupó el cargo de Secretaria General Adjunta para Asuntos Políticos y Política de Seguridad. Su trayectoria diplomática —desde su paso por el Servicio Exterior Alemán hasta sus años como embajadora en Georgia— la convirtió en la primera mujer en alcanzar una posición de asesoramiento directo al secretario general.

Representación sobre el terreno
Este desequilibrio no es nuevo, ni exclusivo en lo alto de la pirámide. A nivel militar, las cifras son aún más preocupantes. Según datos recogidos en años anteriores, las mujeres solo representan alrededor del 12% del personal militar de los países miembros, con cifras que apenas se han movido desde 2016.
En el caso de España, la proporción de mujeres en las Fuerzas Armadas alcanzó en 2024 su nivel más alto desde su integración en 1988: un 13,2% del total del personal en activo, según datos del Observatorio Militar para la Igualdad. De los 123.067 efectivos en servicio, 16.260 son mujeres, con mayor presencia en el Ejército de Tierra (8.707), seguidas del Ejército del Aire (3.144), la Armada (3.141) y los Cuerpos Comunes (1.268).

Según el Ministerio de Defensa “España se sitúa así en la media alta de la OTAN” en términos de representación femenina en el ámbito militar, y supera a muchos países del entorno en cuanto a mujeres desplegadas en operaciones internacionales. Sin embargo, las cifras siguen revelando un claro desequilibrio en los rangos superiores: apenas el 4,4% de los oficiales generales son mujeres. A finales de 2024, el número de generales mujeres se duplicó respecto al año anterior, alcanzando las cinco —dos generales de división y tres de brigada—. En la escala de suboficiales, 32 mujeres ocupan el rango de subteniente, y entre la tropa, 29 han alcanzado el de cabo mayor.
Lejos de las cifras pesimistas, en la misión de la OTAN en Eslovaquia a principios de 2025 también hubo señales —modestas, pero reveladoras— de que el cambio es posible. Allí, el contingente multinacional contó con un escaso 7% de mujeres. Sin embargo, una de las unidades más visibles, la de tanques del Ejército portugués, está comandada por una mujer. Tres de los ocho tripulantes de sus Leopard son mujeres. La oficial al mando, la teniente de Caballería Inés Pereira, es la primera mujer portuguesa en comandar un pelotón de caballería en el extranjero.

La OTAN frente al espejo
La celebración del Foro Público de la OTAN durante la Cumbre de La Haya, del 24 al 25 de junio, promete abordar temas como la innovación, la paz y la seguridad. Sin embargo, los paneles siguen estando dominados por figuras masculinas. Y aunque hay espacio para líderes de opinión y académicas, la visibilidad de mujeres con poder de decisión sigue siendo limitada.
La OTAN ha intentado promover una imagen más inclusiva. Cuenta con el Comité de Mujeres en la OTAN (NCGP), que asesora sobre cuestiones de género. También ha adoptado la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU, enfocada en la participación de las mujeres en procesos de paz. Pero las iniciativas no han conseguido traducirse en cambios estructurales ni en un liderazgo femenino efectivo.
La OTAN, como garante de seguridad del mundo occidental, enfrenta múltiples desafíos geopolíticos. Pero también tiene ante sí un reto interno: demostrar que la seguridad y la defensa no son dominios exclusivamente masculinos. Aunque las mujeres ya han demostrado liderazgo político, diplomático y militar en muchas ocasiones, la Alianza Atlántica continúa siendo una de las instituciones más lentas en avanzar hacia la justa representación femenina.