Invasión rusa

“Zelenski, el final”: las mayores protestas desde el inicio de la guerra fuerzan al presidente ucraniano a dar marcha atrás

El mandatario rectifica tras escuchar a las manifestantes ucranianas, que desafiaron la prohibición para defender la independencia judicial. “No queremos ser Rusia”, coreaban en las plazas

Volodimir Zelenski llevaba años sin enfrentar protestas en Ucrania. Desde que comenzó la invasión rusa, su figura se consolidó como símbolo de resistencia, liderazgo y unidad nacional. Pero este martes, y sobre todo este miércoles, miles de personas se manifestaron en Kiev, Lviv, Dnipró, Odesa y otras ciudades del país para protestar contra una ley que, a su juicio, amenazaba con desmantelar una de las conquistas clave de la revolución del Maidán: la autonomía de los órganos anticorrupción.

La llamada Ley 12414 fue aprobada por sorpresa el martes por la mayoría absoluta del partido del presidente (Servidor del Pueblo). La norma situaba a la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) y a la Fiscalía Especializada Anticorrupción (SAPO) bajo el control directo del fiscal general, un cargo de confianza de Zelenski. Con esta medida, se anulaban los principales mecanismos de protección que garantizaban la independencia de ambas instituciones, creadas en 2014 como respuesta al autoritarismo y la corrupción del régimen de Víktor Yanukovich.

Víktor Yanukóvich y Vladimir Putin, en Ucrania en 2011

“La ley ponía en peligro el largo camino hacia la Unión Europea, puesto que la independencia judicial y la lucha anticorrupción son condiciones indispensables para la adhesión”, explica el analista Manuel Gazapo, doctor en Relaciones Internacionales y director institucional de Universae. “La Ley 12414 permitía al fiscal general acceder a expedientes, cerrar investigaciones y reasignarlas”, asegura en conversación con este periódico.

Las manifestaciones estallaron apenas unas horas después de la votación parlamentaria. En total, unas 6.000 personas. Al día siguiente, la cifra se triplicó. En otras ciudades también hubo concentraciones espontáneas, impulsadas por activistas en redes sociales. “Zelenski, el final”, decía uno de los carteles más fotografiados, en el que se parodiaba su pasado como actor cómico.

Zelenski
Una joven con un cartel que dice «Corruptora» en el pecho participa en una protesta contra la restricción de la autonomía de las autoridades anticorrupción ucranianas en Kiev
Efe

Las mujeres, a la cabeza de las protestas

La mayoría de asistentes eran mhujeres y jóvenes menores de 25 años. No es un dato menor: son los mismos sectores sociales que impulsaron las movilizaciones del Maidán hace una década y que ahora temen un retroceso democrático en nombre de la seguridad nacional.

EFE/EPA/SERGEY DOLZHENKO

Zelenski justificó su decisión apelando al riesgo de infiltración rusa en los organismos anticorrupción. Pero esa explicación no calmó ni a la población ni a los aliados internacionales. Tanto la Comisión Europea como el G-7 expresaron su “profunda preocupación”. El mensaje fue unánime: sin independencia judicial ni lucha efectiva contra la corrupción, no habrá integración europea ni ayuda internacional.

Marcha atrás de Zelenski

La presión surtió efecto. El propio Zelenski anunció el jueves por la tarde que registraría una nueva propuesta de ley “para restaurar la independencia total” de NABU y SAPO. En un mensaje en redes sociales, el presidente prometió que el nuevo texto garantizaría “la ausencia de injerencia rusa y el respeto a los principios democráticos”.

 

A pesar de la rectificación, lo cierto es que el caso ha abierto una grieta visible entre Zelenski y parte de la ciudadanía. Más allá del contenido de la ley, “la reducción de la popularidad es resultado propio y natural de la guerra de desgaste que enfrenta Ucrania” sostiene Gazapo. “Esta situación refleja el delicado equilibrio entre gobernar en emergencia sumido en una guerra que viola el derecho internacional y proteger las instituciones democráticas.”

Zelenski - Internacional
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski
EFE

Es cierto que la mayor parte de la población sigue apoyando a Zelenski como presidente, pero crece también el número de personas que cree necesario un relevo cuando sea posible votar. La guerra, además de desangrar al país, pone a prueba sus instituciones.

“El hecho de que miles de ciudadanos puedan protestar, exigir derechos, oponerse a una decisión presidencial sin temor a represalias es, en sí mismo, una muestra de que Ucrania sigue siendo una democracia”, concluye Gazapo. “Algo que no ocurre en dictaduras como la de Putin”, sentencia.