La verdad sobre el Nobel de la Paz de Trump y sus guerras resueltas

No se puede ignorar que la paz de Trump es una paz instrumental, diseñada para consolidar poder más que para sanar heridas

US President Trump announcement in the Roosevelt Room
Donald Trump habla en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, en Washington, DC, EE.UU., el 22 de septiembre de 2025.
EFE/EPA/FRANCIS CHUNG / POOL

Pocos imaginaban que, en 2025, Donald Trump volvería a ocupar titulares. No por sus declaraciones incendiarias ni por su retórica interna en Estados Unidos, sino por haber promovido un acuerdo de paz que ha detenido temporalmente la guerra en Gaza. Desde septiembre, el presidente republicano ha impulsado una mediación directa entre Israel y Hamás que, por primera vez en años, ha logrado un alto el fuego verificable. Este movimiento ha resucitado una vieja ambición suya: el Nobel de la Paz de Trump.

La escena política mundial observa con asombro cómo una figura marcada por la polarización intenta ahora proyectarse como arquitecto de la paz. Y aunque la comunidad internacional ha reconocido el avance en la primera fase del acuerdo de Gaza, el debate sobre si Trump merece un reconocimiento como el Nobel está dividido entre la incredulidad, el pragmatismo y la sospecha de que el gesto encierra una ambición más electoral que humanitaria.

Gaza: la “primera fase” de un acuerdo histórico

El Nobel de la Paz de Trump vuelve a ser tema de conversación tras el anuncio del 8 de octubre: Israel y Hamás aceptaban la primera fase de su plan de 20 puntos. El documento, negociado en Washington y Doha, incluye un alto el fuego inmediato, la liberación de rehenes y prisioneros, y la retirada parcial de tropas israelíes. Es, según Trump, “el inicio de una nueva era para Oriente Medio”.

Los hechos, más allá de la retórica, hablan de una tregua frágil pero real. Las armas han cesado, al menos en buena parte de Gaza. Y los primeros convoyes humanitarios han comenzado a entrar con escolta internacional. El papel del presidente ha sido determinante en la presión ejercida sobre ambas partes, usando su influencia personal sobre Benjamin Netanyahu y contactos indirectos con la dirigencia política de Hamás a través de mediadores árabes.

La verdad sobre el Nobel de la Paz de Trump y sus guerras resueltas
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, da la mano al presidente de EE UU, Donald Trump
Efe

Aun así, el contexto es complejo. La propuesta de Trump contempla la creación de un gobierno técnico palestino transitorio, bajo supervisión internacional, y la promesa de una reconstrucción “sin presencia militar ni de milicias”. Los críticos sostienen que esa visión es excesivamente intervencionista y que recuerda más a una administración tutelada que a una solución de soberanía real.

Pero para muchos, lo que importa no es tanto la pureza del diseño político como el hecho de haber detenido una guerra. Y ahí reside la base del argumento que alimenta la idea del Nobel de la Paz de Trump.

El candidato improbable

Trump ha sido mencionado varias veces para el Nobel, pero nunca tan en serio como ahora. Legisladores republicanos y familias de rehenes israelíes han enviado cartas a Oslo para pedir que se le reconozca su papel en la mediación de Gaza. En paralelo, el propio Trump ha declarado abiertamente que “nadie ha hecho más por la paz en Oriente Medio” que él, reavivando su vieja costumbre de convertir la política exterior en un espectáculo personal.

Sin embargo, la probabilidad de que el Nobel de la Paz de Trump se materialice sigue siendo baja. Según medios noruegos, las posibilidades se mueven entre el 2 % y el 5 %. Los expertos del Instituto Nobel consideran que su candidatura se ve lastrada por varios factores:

  • La falta de resultados duraderos
  • La controversia política que lo rodea
  • El hecho de que el comité tiende a premiar trayectorias más que acciones recientes

A ello se suma que la campaña pública y la autopromoción pueden perjudicar sus opciones. El comité valora la discreción y la credibilidad internacional, dos virtudes que Trump rara vez ha cultivado. Y sin embargo, los hechos en Gaza lo colocan en un lugar incómodo para los analistas: el de un político que, pese a su carácter divisivo, ha logrado avances donde otros fracasaron.

Un legado de guerras resueltas (y guerras provocadas)

El debate sobre el Nobel de la Paz de Trump no puede separarse de su historial. Durante su primer mandato, fue protagonista de una política exterior marcada por la contradicción. En 2018, se reunió con Kim Jong-un y firmó el primer documento bilateral de compromiso de desnuclearización de Corea del Norte, aunque luego se desmoronó. También impulsó los Acuerdos de Abraham, que normalizaron relaciones entre Israel y varios países árabes.

La verdad sobre el Nobel de la Paz de Trump y sus guerras resueltas
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Asamblea General de la ONU.
EFE

Sin embargo, su mandato también dejó heridas abiertas. La retirada abrupta de Afganistán que su administración comenzó a planificar generó un vacío de poder aprovechado por los talibanes. Y su política hacia Irán alimentó una tensión que aún repercute en Oriente Medio.

Su estilo —imprevisible, transaccional y mediático— ha hecho que la diplomacia tradicional lo mire con desconfianza. Pero en un mundo saturado de conflictos enquistados, esa misma ruptura con los códigos diplomáticos clásicos podría haber sido lo que permitió desatascar el acuerdo en Gaza. Su pragmatismo, por momentos brutal, parece haber resultado más efectivo que las décadas de diálogo estéril.

El ruido político detrás del premio

En Estados Unidos, el Nobel de la Paz de Trump se ha convertido también en una bandera electoral. Su campaña utiliza los avances en Gaza como argumento central de su discurso internacional: un líder fuerte capaz de imponer orden incluso fuera de sus fronteras.

Los demócratas, por su parte, minimizan el impacto. Alegan que la mediación fue posible gracias a la presión combinada de Catar, Egipto y Naciones Unidas, y que Trump se limitó a capitalizar un trabajo previo. Desde Europa, la respuesta es más matizada: Emmanuel Macron declaró que “si realmente quiere el Nobel, que termine la guerra, no solo la pause”.

La verdad sobre el Nobel de la Paz de Trump y sus guerras resueltas
Donald Trump habla durante un anuncio en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, EE.UU., el 2 de septiembre de 2025.
EFE/EPA/AL DRAGO / POOL

El premio, en definitiva, se ha convertido en un espejo del mundo actual: polarizado, mediático y pragmático. Trump no busca tanto el reconocimiento moral como el triunfo simbólico que refuerce su narrativa de éxito.

TAGS DE ESTA NOTICIA