Ayer el presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, se expresaba en este medio, en la columna “Visca, visca, visca”. Y adornaba con retórica festiva, con motivo de la diada valenciana, una situación que a día de hoy sigue demandando de responsabilidad y rendición de cuentas, la muerte de 229 personas por la DANA de hace prácticamente un año. Mazón evitó mencionar en la columna su obligación el trágico 29 de octubre de 2024, que era la de proteger a sus ciudadanos. A pesar de ser el máximo responsable de las emergencias autonómicas, se esconde detrás de un eslogan. Dice mucho de él.
Para dejarlo aún más en evidencia: con un volumen de lluvia mucho menor que el del día fatídico, ayer se suspendieron los actos institucionales. Y, sin embargo, cuando el año pasado se emitió una alerta climática mucho más grave, no se suspendió nada. Y murieron 229 personas, insisto.
Este no habría sido, sin duda, el mayor reto de la historia de la Generalitat, como afirma el president, si el gobierno de Mazón hubiera hecho lo que debía: enviar la alerta masiva que la población esperaba y necesitaba. Y le concedo que se equivocó.
Estoy convencida de que no quiso matar a 229 personas con su inacción. Pero fue un error demasiado grave. Y lo peor es que a día de hoy en ningún momento se ha mostrado humilde, ha agachado la cabeza con vergüenza por no haber estado a la altura del pueblo valenciano, ni ha pedido perdón. A cualquiera de nosotros nos habría costado seguir con nuestras vidas tras un error de esa magnitud. Habríamos cogido los bártulos y nos habríamos ido a casa destrozados.
Pero él sigue, y ya que sigue, le pregunto desde aquí: ¿Qué le empujó a cometer aquel error, presidente Mazón? ¿A no estar disponible cuando más se le necesitaba? ¿Fue la inexperiencia? ¿La soberbia? ¿Tenía mejor plan que acudir al CECOPI? ¿Pensó que no le necesitarían tanto? ¿No se enteró? Sólo él conoce el motivo. Pero hay 229 familias rotas —y muchas más por empatía— que a día de hoy reclaman justicia.
Sólo una persona que no tiene las pesadillas que sufren los familiares de las víctimas desea continuidad y renovación en su puesto. Y lanza versiones distintas, según el día, sobre lo que estuvo haciendo, con quién y en qué lugar. Sólo alguien que no siente vergüenza puede asegurar que no recibió la información prescriptiva mientras los medios hacen públicas las grabaciones que lo desmienten. El pueblo valenciano no merece este bochorno.
La Generalitat Valenciana no necesita a Mazón para tener esperanza, unidad y altas miras. El pueblo valenciano merece que se ponga el bienestar y la seguridad de las personas en el centro, por delante de los intereses urbanísticos o turísticos, dejar de construir en zonas inundables y asegurarse de que los niños y niñas que nacen hoy en el área metropolitana de Valencia no acaben ahogados mañana. Eso fue exactamente lo que se tenía en mente cuando se construyó el nuevo cauce del río Turia, después de la gran riada de 1957 -que causó al menos 81 muertos-, y que funcionó a la perfección precisamente el día de la DANA. En 1982, la pantanada originada por la ruptura de la presa de Tous mató a 40 personas. Desafortunadamente, esas experiencias históricas no le fueron útiles a Mazón para evitar la tragedia de hace un año.
No me importa que los sondeos indiquen lo que indican. Desde aquí le digo que los valencianos están muy por encima de su presidente. Es fuerte que con el olor a la muerte todavía reciente, él destaque la palabra “visca”, el “viva”. Pasemos a otro capítulo, debe sugerir su equipo, hábilmente. Señor presidente: todos tenemos tantas ganas como usted de salir del fango en el que nos ha metido. El pueblo valenciano también quiere gritar visca. Pero merece otro visca. Visca la seguretat, visca la veritat, visca la justícia.