Opinión

Ceguera y aborregamiento

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La semana va a terminar como empezó: acusándonos unos a otros de ser de Pedro Sánchez o de Alberto Núñez Feijoo. Mejor dicho de Sánchez o de Isabel Díaz Ayuso porque los dos han conseguido una vez más hacer una pinza a al presidente de los populares con el tema de Gaza. Si estas a favor de las protestas ante el genocidio que se está produciendo en la franja eres simpatizante del gobierno que perdona la violencia de 50 radicales que boicotean la llegada a la meta de los pobres ciclistas. Por el contrario si crees que la imagen de España sale muy resentida por ese no final de la Vuelta y por subrayar que los violentos actuaron a sus anchas sin control ante la pasividad del ministerio del Interior entonces eres del PP o de Vox. No hay grises ni términos medios. El ambiente está tan polarizado que incluso lo de condenar la violencia con rotundidad y estar a favor de unos protestas pacíficas que han recorrido el país estos días sencillamente no está de moda, no se lleva. O todo o nada. Es el drama de los moderados como muy bien describía Valle-Inclán que utilizaba en su obra el esperpento para reflejar y deformar de forma crítica y grotesca la realidad española contemporánea, caracterizada por la incoherencia y el desengaño.

EFE/Rodrigo Jiménez

Este aborregamiento, soy consciente de que a muchos no les gusta el término, les viene de perlas a nuestros políticos. La suspensión de la etapa final de la Vuelta a España de 2025 forzada por las protestas ante la presencia en la prueba del equipo Israel-Premier Tech ha puesto de manifiesto la incapacidad de los responsables deportivos y políticos. No han sabido gestionar la convivencia entre el derecho legítimo de manifestación que tiene cualquier ciudadano y la obligación de organizar una competición garantizando la seguridad de los deportistas, que se ha visto ante las cámaras de todo el mundo comprometida estos días. Pero de esto nadie habla, no les conviene porque es mucho mejor desviar el debate que para mi es el importante. ¿O alguien no sabía lo que iba a pasar? Nadie puede argumentar esta teoría. Casi 65.000 personas en su mayoría civiles, han sido asesinadas en Gaza desde octubre del año 2023. Esto ha provocado una indignación social en España que ha sacado a la calle a miles de ciudadanos que piden al Gobierno y a la Unión Europea que mueva ficha para acabar con esta masacre. Las protestas se han producido durante todas las etapas de la Vuelta y para calentar más el ambiente por si alguien todavía no se había enterado de que se iba a boicotear la llegada a Madrid, el presidente del Gobierno mostró pocas horas antes del acontecimiento, su “admiración” por las protestas.

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, asiste a un acto del partido socialista con militantes, este domingo en Málaga
EFE/Daniel Pérez

Por eso la organización de la Vuelta y las autoridades vinculadas deberían haber sido previsoras y haber tomado con antelación las medidas necesarias. Fueron los ciclistas los que se bajaron de la bicicleta cuando vieron in situ que había riesgo y que su seguridad estaba comprometida. Estaban ya alertados porque previamente en Bilbao y Valladolid algunos manifestantes lanzaron chinchetas y tomates durante el recorrido e incluso uno de los corredores sufrió una caída y tuvo que abandonar la competición. Cuando llegaron a Madrid vieron peligrar su seguridad y decidieron abandonar. ¿Y qué han hecho durante todo este tiempo los actores implicados? Pues eludir sistematicamente su responsabilidad. La Vuelta se gestionó con improvisación y recortes de kilómetros de última hora y debería haberse hecho con estrategia , con diálogo previo y compromiso de todos los actores implicados. La democracia se mide en la posibilidad de poder manifestarnos ante una exterminio y en la capacidad de las instituciones para actuar a tiempo ante esta indignación.

Ahora lo que toca es intentar parar la matanza entre todos. Benjamin Netanyahu ha iniciado esta semana la destrucción completa de Gaza por tierra, mar y aire y crece el consenso internacional de que hay que castigar a Israel. Todo lo que se haga de forma pacífica y legal para frenar al primer ministro israelí tiene sentido. No nos perdamos con que si es un genocidio o no porque creo que es un debate técnico que nos distrae de lo urgente. Hay que conseguir el cese inmediato de los asesinatos y parar el sufrimiento de casi dos millones de gazatíes que ahora mismo mientras ustedes están leyendo este artículo corren despavoridos hacía el sur de la franja buscando un agujero en el que esconderse con su familia porque casi no hay edificios a salvo. Ahora ya que parece que hemos llegado a un consenso internacional sobre lo que está pasando a un pueblo estaría muy bien que la polarización que hay entre los políticos de nuestro país se convirtiese en acuerdo nacional. No hay dos lados en este debate. En Gaza se está matando a civiles inocentes. Solo cabe la condena y la unidad. No seamos borregos.

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