Santos Cerdán ya está en libertad, pero no será libre. Sobre él pesan graves acusaciones y tiene pinta de que, más pronto que tarde, acabará en el banquillo. Su futuro procesal, pues, es bastante oscuro. El juez Leopoldo Puente le ha dejado salir a la calle porque considera “seriamente mitigado” el peligro de que destruya pruebas. Sin embargo, para el magistrado, lo que no se han mitigado, sino todo lo contrario, son los indicios que existen contra él. La UCO calcula que la empresa Servinabar, de la que poseía el 45 por ciento de las acciones consiguió 6,7 millones de euros en mordidas. “Con lo austero que es Santi”, -decían algunos en el PSOE- Pues parece que no lo era tanto.
Servinabar sirvió de agencia de colocación para su mujer, su hermana y su cuñado que cobraban incluso por no ir a trabajar (como Jésica, vamos). La empresa pagaba el ático en el que vivía el matrimonio Cerdán, (unos 3000 euros al mes), y le dio una tarjeta de crédito con la que gastó 33.000 euros. El nivel de dispendio llegó a ser tal que Antxón Alonso, el socio de Cerdán, le dijo a su mujer que, a Paqui, la esposa del exsecretario de Organización del PSOE, la conocían todas las dependientas del El Corte Inglés, y que no escatimaban gastos en restaurantes “de lo bueno lo mejor”.

Recuerdo que, en cierta ocasión, una amiga me contó que fue a Argentina de viaje de novios, vio que estaban haciendo una carretera y observó estupefacta como los camiones de la construcción llevaban la “K” de Kichner. Tal era el descaro del matrimonio presidencial formado por Nestor y Cristina que se adjudicaban obras a sus propias empresas. En ese momento comentamos: “¿Te imaginas si aquí pasara lo mismo?”. Y nos reímos pensando que eso no era posible, pero sí, sí que lo ha sido. El Ministerio de Transportes adjudicaba obras, por las que cobraba comisiones ilegales, a una Unión Temporal de Empresas formada por Acciona y Servinabar y licitaba, por tanto, contratos que beneficiaban al socio de unas de las empresas, que no era otro que el diputado socialista y secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Ver para creer.
Con estas operaciones Ábalos y Koldo trincaron lo suyo, a ver si vamos a pensar que todo lo hacían por echar mano a su compañero del Peugeot. Y ellos también tienen un futuro procesal bastante negro. Para empezar, serán juzgados por una de las piezas del caso Koldo. La Fiscalía Anticorrupción ha pedido 24 años de cárcel para el exministro de Transportes; 19 años y medio para Koldo; y 7 para Aldama que, aunque la gente le felicite por la calle por haber tirado de la manta, y se le vea por los restaurantes del barrio de Salamanca sin ningún pudor, no hay que olvidar que el empresario es tan corrupto como el resto. Y esto no ha hecho más que empezar. Veremos si el exministro y su su exasesor no acaban tirando de la manta para reducir sus posibles condenas.
Ante los casos de corrupción que le rodean el argumentario de Sánchez tiene dos tipos de respuestas: o sentencia su inocencia sin esperar a juicio (lo ha hecho con el fiscal general, con su mujer y con su hermano); o dice que el PSOE está colaborando con la justicia y que ha actuado con contundencia desde el principio. La realidad, sin embargo, es que lo que han intentado en Ferraz y en el Gobierno no es colaborar con la justicia, sino entorpecer su labor y tratar de enfangar la imagen de todo el que investigue algún caso de corrupción que les afecte valiéndose de la fontanera Leire, a la que ahora tratan de loca. Para loco, el panorama que les espera.



