Hace algunas semanas reseñábamos en esta columnita de los miércoles la pulsión censora de Javier Tebas, más propia de tiempos en los que no se le podía cortar internet a media España pero sí canalizar lo que se permitía saber a los españoles mediante el NO-DO y el parte.
Sólo unas semanas después de censurar a medias el acto de solidaridad con Palestina en San Mamés, LaLiga volvió a agitar la campanilla en la sala de realización para ocultar un gesto de los futbolistas en la jornada 9, cuando retrasaron unos segundos el comienzo de los partidos tras el saque de centro.
Los futbolistas protestaban porque LaLiga no les había tenido en cuenta –ni a ellos ni a casi nadie- para montar el ya célebre partido de Miami entre Villarreal y Barcelona, que finalmente no se disputará allí.
Durante esos segundos de plante simbólico, los espectadores pudimos disfrutar de hermosos planos aéreos de distintos estadios, acompañados por un rótulo ambiguo y malintencionado: “Compromiso por la paz”. Como escribió Alfredo Relaño en ‘Marca’, “la primera reacción de Tebas fue que en el partido del viernes no se viera la protesta. Eso es censura. La segunda fue que en otros sí se viera, pero desvirtuado bajo un mensaje por la paz. Eso es manipulación”
Probablemente no sospechaba Tebas que, sólo unos días más tarde, se iba a encontrar con una amenaza inesperada: una persona sin miedo a llevarle la contraria. En un encuentro con la prensa, un periodista cuestionó la tortuosa relación entre LaLiga TV y el –deseable, al menos- derecho de sus abonados a no ser manipulados.
🤬 El ‘ENGANCHÓN’ de TEBAS al ser preguntado por la CENSURA en las protestas de los jugadores por el partido en MIAMI:
😮 “Todo lo que ocurre tiene que estar relacionado con el partido”.
📹 @marcosdlarocha pic.twitter.com/R1zTTrK02J
— El Chiringuito TV (@elchiringuitotv) October 23, 2025
“¿Por qué se censuró la protesta de los jugadores? ¿Se arrepiente de esa decisión que tomó LaLiga?”, le preguntó Gonzalo Palafox, redactor de Onda Cero. Tebas tiró de argumentario: “Nosotros, desde hace muchos años, tenemos una política de línea editorial: todo lo que ocurre en el terreno del juego tiene que estar rasgado con el partido de fútbol”.
No contaba con que el periodista no se conformaba con preguntar sino que le iba a repreguntar, algo mucho más importante, como demuestra que en muchos sitios a los periodistas se les ceda el micrófono sólo para formular su pregunta y no puedan interpelar al entrevistado para evitar que se salga por la tangente.
“Pero estaba relacionado, se estaba jugando el partido. Si un futbolista hubiese tirado a portería, hubiese subido el gol al marcador. Era fútbol. El partido estaba en juego, el árbitro ya había pitado…” Suficiente para enfadar a Tebas, que llegado este punto le interrumpió para preguntarle. “¿De qué medio eres tú?” No sabemos si para ponerles menos publicidad de “No es fútbol, es LaLiga” o si para ponerles más.
Visiblemente incomodado por este elemento subversivo, Tebas pidió a Palafox que le dejara hablar, ya estaba bien de réplicas. Casi peor. Insistió en que la política de la casa es ceñirse al partido, algo falso, como sabe cualquiera con un poco de memoria.
Ahí están la solidaridad con Ucrania o el “Gánatelo en el campo”, que poco tenían que ver con los partidos pero que tuvieron una difusión fabulosa, porque eran iniciativas de LaLiga. Son los demás quienes no pueden desviarse del carril. Tebas llegó a comparar el apagón de la protesta de los jugadores con “un espontáneo que salta al césped”. Esa es la consideración que siente por el derecho de otros a manifestarse: reducirlo al nivel intelectual de una performance de Jimmy Jump.



