Cuando LaLiga, hace ya algunos años, decidió eliminar intermediarios y asumir la producción de las retransmisiones televisivas, supimos que habíamos retrocedido unas cuantas décadas. Que el inalámbrico de turno se limitara a preguntar a los jugadores por los lances del partido y no les molestara con lo de su renovación era algo llamativo, pero no tanto como para no apreciar, de fondo, una forma mayor de manipulación. Quedaba inaugurada Tebas TV.
El pasado sábado, los espectadores de Movistar+ LaLiga asistieron a un episodio buñueliano -mejor que “surrealista”, adjetivo ya muy gastado-. Sucedió en los prolegómenos del Athletic-Mallorca, cuando los jugadores de ambos equipos salieron al césped de San Mamés. Tras el conocido protocolo de cada partido -imágenes de los vestuarios, conexión con el VOR, alineaciones sobreimpresionadas…-, la realización comenzó a mostrarnos planos cortos de la grada. Los espectadores que aparecían en pantalla aplaudían algo más que la salida de los jugadores al campo y el audio dejaba claro que todo el estadio hacía lo mismo, pero no sabíamos por qué. Esperábamos con impaciencia el contraplano, pero no llegaba, no llegaba… Y no llegó. Tras la concentración de aficionados batiendo palmas sin ton ni son, sonó el pitido inicial. Bello homenaje a ‘Lo que el ojo no ve’.
Al contrario de lo que mucha gente piensa –y no es de extrañar, dado el cacao audiovisual patente–, Movistar+ y DAZN no pinchan ni cortan en la realización del partido. Se limitan a emitir lo que LaLiga les sirve envasado con ayuda de un socio. Hasta la temporada pasada, ese era Mediapro. Ahora, y durante cinco temporadas, es Host Broadcast Services (HBS). Lo que hacen Movistar+ y DAZN es personalizar la señal con su propia cobertura y sus periodistas. Por suerte, las voces que nos contaron el Athletic-Mallorca en Movistar+ no participaron de esta burda farsa.
“Hoy está previsto en los prolegómenos que el Athletic haga un reconocimiento y homenaje a las víctimas que, desgraciadamente, se siguen produciendo un día y otro también en Palestina”, dijo el narrador del partido, Adolfo Barbero. Recogió el guante el reportero a pie de campo, Ricardo Sierra: “Sí, con el lema ‘El Athletic por Palestina, Stop al genocidio’ que quiere demostrar su solidaridad con la comunidad palestina, con los palestinos que están en Euskadi, ahora mismo recibiendo la ovación por parte de todo San Mamés y de los jugadores del Athletic Club y también del Mallorca, recibiendo esa solidaridad”. “Vemos el aplauso, el calor, el cariño, el ánimo y la implicación del Athletic Club respecto a una situación que tiene que parar, que se tiene que detener, que es absolutamente insoportable”, remató Barbero antes de ir al fútbol.
⚽️ Homenaje y solidaridad del @AthleticClub en San Mamés al pueblo palestino🇵🇸🇵🇸
🗣️ De poca vergüenza la
Censura de @MovistarFutbol no mostrando las imágenes.
Lo denuncia @carrusel @La_SER pic.twitter.com/rF9MZQIwk9— José María Calado (@JoseMariaCalado) October 4, 2025
El homenaje fue un acto institucional del Athletic, anunciado por supuesto con antelación. La reacción de LaLiga, que tenía pleno conocimiento, fue la misma que cuando un hombre desnudo irrumpe en el campo en mitad de un partido. Con mucho cuidado de no abrir el plano más de la cuenta y que se colara alguna bandera no deseada.
A diferencia de la verdad a medias, la censura a medias no resulta dañina para los demás sino para sí misma. Al tratar de ocultar las imágenes de San Mamés, LaLiga no sólo provocó el ‘efecto Streisand’ –les dio más vuelo– sino que quedó retratada como una entidad de otro tiempo. No podrá argumentar que es refractaria a toda expresión política, pues la bandera ucraniana lució en todos los partidos durante meses.
LaLiga está muy lejos de mantenerse neutral; abraza unas causas y permanece ajena a otras pero, nos guste o no, tiene derecho a politizarse. En cambio, no tiene ninguno a privarnos de la realidad para intentar imponernos su película. Y no podemos decir que no se viera venir, porque su propio lema nos avisaba: “No es fútbol, es LaLiga”.