Llegó el momento de la negociación en Extremadura, y no será nada fácil, tal y como reconocen ambas partes. El Partido Popular ganó en las elecciones del domingo, pero no logró la mayoría absoluta y tendrá que volver a entenderse con Vox. Y, en estos momentos, nadie atisba un resultado ni fácil ni rápido.
El crecimiento del partido de Santiago Abascal le da galones para endurecer sus condiciones para investir a Guardiola como presidenta. Según ha podido saber Artículo14, la popular ofrecerá a Vox la presencia de la Asamblea de Extremadura para desencallar las negociaciones y lograr su abstención. Pero, en cambio, rechaza dar a Vox sillones en su próximo Gobierno. “Demasiadas cesiones significaría pasar por el aro de Vox”, avisan las fuentes en el PP.
En 2023, la presidencia del parlamento regional recayó en el PSOE -partido que ganó las elecciones-. “La posibilidad de que la dirija la izquierda ha desaparecido”, explican en Madrid, y corroboran fuentes del partido en Extremadura. Una responsabilidad que supondría un sueldo extra para el grupo parlamentario de Vox.

En principio, Alberto Núñez Feijóo no se implicará en las negociaciones, según las fuentes consultadas. De ahí que no haya descolgado el teléfono para hablar con Abascal. Génova delegan la negociación al territorio y en Bambú reconocen que todavía no han designado un equipo negociador. Detrás de cualquier conversación estará Kiko Monasterio y reconocen que ven “difícil” el pacto con Guardiola.
La mala relación de Guardiola con Vox
En este contexto, una parte del PP avisa ya de que Vox “pedirá más”, aunque esperan que no sea la entrada en el Ejecutivo, como ha sugerido el propio Abascal este lunes en rueda de prensa. “Sería extraño que ahora pidan entrar en un gobierno cuando hace un año que se salieron de cinco”, arguyeron las fuentes consultadas.
De partida, el PP en Extremadura admiten que la negociación será “difícil” por el enfrentamiento entre Guardiola y Vox, que se ha mantenido durante toda la campaña. “Las dos partes están atascadas”, confiesan. “Va a ser duro”, corroboran las distintas fuentes consultadas por este periódico, que han estado en las últimas horas hablando con la presidenta regional.

Así, no es baladí que este lunes, Alberto Núñez Feijóo reclamara “proporcionalidad” a Vox. Esto es, que limiten sus condiciones a las necesidades objetivas en Extremadura. Y en la misma línea fue la propia Guardiola, que pidió a sus interlocutores que hicieran una “lectura sensata” de los resultados electorales. “No se equivoquen de adversario”, en palabras de Feijóo.
¿Buscar la abstención del PSOE?
De hecho, pese al enfrentamiento entre ambas formaciones, en el PP no ven margen para buscar la abstención del PSOE, como se ha sugerido en algunos círculos políticos. “El socio natural, en este sentido, es Vox”, explican en la dirección nacional. “No confiamos en que el PSOE haga nada por nosotros”, zanjan.
El propio presidente de Aragón, Jorge Azcón, que se presenta en dos meses a las urnas, ha cerrado la puerta a cualquier vía de interlocución con los socialistas. “Hoy no hay nada que hablar con el PSOE, es un partido rodeado de corrupción y mentiras”, advirtió. De hecho, las fuentes consultadas apuntan a que, de ser necesario, la presidencia de la Cámara será la carta que presentarán para negociar en todos los territorios, también en Aragón. Quieren en la dirección del PP que los pactos sean uniformes.

De fondo, el partido se siente que vuelve a la “casilla de salida”, según un presidente autonómico consultado por Artículo14. Es decir, otra vez a negociar con la posibilidad del “bloqueo” estando ahí. Y es que, más allá de la escenificación de unidad alrededor de Guardiola, la preocupación por el impulso de Vox se palpó durante en la Junta Directiva celebrada en Génova.
Juanma Moreno no dudó en verbalizarlo públicamente, en un claro aviso a navegantes a su partido. Según su análisis, “Vox va a seguir subiendo”. Y sentenció: con un Vox “por encima del 17 ó 18 por ciento es muy difícil tener mayoría absoluta en cualquier territorio”.



