Ni 24 horas ha permanecido en el cargo después de pulverizar el suelo electoral del PSOE en Extremadura. Miguel Ángel Gallardo anunció su dimisión en la jornada inmediatamente posterior a la noche electoral, tras reunir a su Ejecutiva. Sin identificar sus errores políticos, y criticando la “denuncia falsa” que le obligará a sentarse en el banquillo de los acusados junto al hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez. Que se conoció “sólo un mes después de ser elegido secretario general”.
Entre dirigentes extremeños era un clamor que Gallardo tenía que salir de inmediato: “Evidentemente”, respondían a Artículo14 al ser cuestionados sobre si debía dimitir. Entonces no había pasado una hora del cierre de las urnas, y todo apuntaba ya a una noche electoral catastrófica. “No le queda otra”, auguraban durante la mañana del lunes fuentes de Ferraz. El presidente de la Diputación de Cáceres, Miguel Ángel Morales, había exigido su dimisión y sus disculpas ante cámaras y micrófonos.
Con todo, el candidato con el que los socialistas se estrellaron el domingo (pasaron de 28 a 18 escaños) se ha resistido a entregar su acta de diputado en la Asamblea, y mantiene que hacerlo sería fallar a quienes le han votado. “Me comprometí a trabajar en el Gobierno y también en la oposición, y lo haré por los 136.000 votantes que hemos sumado”.
Ferraz, que no quiso señalarle la puerta en público hasta que reuniese a su Ejecutiva, durante la tarde, ya ha anunciado que nombrará a una gestora “en los próximos días”. Y se centra ahora en desvincular a Pedro Sánchez del resultado de este domingo: “No le interpela”.
Trabaja, además, para establecer un cortafuegos que impida que el desánimo y el pesimismo se extiendan como una mancha de aceite, con la vista puesta en la siguiente cita con las urnas, el 8 de febrero, en Aragón.
“Las elecciones son totalmente diferentes”, sostienen fuentes de la dirección federal, que tratan de que no cunda el pánico. “No es extrapolable”, insisten. En el Gobierno llevan días defendiendo que, si el PP ha adelantado las elecciones en Extremadura y Aragón para “desestabilizarles”, “se ha equivocado” de estrategia, porque no conseguirá su objetivo.
En palabras de Montse Mínguez, portavoz federal, Sánchez “sigue vivo, está fuerte y es más necesario que nunca”, por mucho que algunos destaquen la responsabilidad del líder último del PSOE en estos comicios.
Mal que les pese, Extremadura marca el inicio de un nuevo ciclo político, y los sondeos apuntan a que los socialistas sufrirán un severo correctivo electoral en todos los territorios en liza. Por eso fuentes del Gobierno aseveran que el partido podría aguantar estas previsibles derrotas (Aragón, Castilla y León y Andalucía) y seguir en pie. E insisten en que, encuestas aparte, aún les queda mucho por recorrer hasta volver a las urnas.

“No da tanto miedo Vox” por la gestión del Gobierno
A primera hora del lunes, antes de que Gallardo volviese a dar señales de vida, Sánchez presidió el Comité Ejecutivo de su partido, en el que analizaron por primera vez los resultados del 21-D.
En lo que se refiere a la responsabilidad de la cúpula en Madrid por el descalabro electoral, las mismas fuentes asumieron que tendrán que “explicar mejor” la acción del Ejecutivo para evitar nuevos sobresaltos. “No da tanto miedo Vox”, aseguraron, porque “hay un Gobierno central que protege”.
También existe, afirmaron, una “campaña de guerra sucia”, para exprimir al máximo las causas de supuesta corrupción de destacadísimos exdirigentes del PSOE. Así como los casos de presunto acoso sexual de otros socialistas con galones. Todo, para que germine la idea de que el suyo no es un partido “limpio”.
Insistieron en que es el PP quien “da alas” y “engorda” a Vox, que ha duplicado sus escaños en la región con el adelanto electoral de María Guardiola. Y aceptaron que no han “sabido movilizar” a los suyos, y por eso se han dejado 106.000 votos desde los últimos comicios. “Todo nuestro voto se ha quedado en casa. Es recuperable”, apostillan, descartando un “trasvase” al PP.
De hecho, intentan leer en una derrota histórica, “sin paliativos”, que son “más necesarios que nunca”.

Pedro Sánchez, durante su declaración institucional desde el Palacio de Moncloa, este lunes.
Ferraz enfría la abstención que pide Ibarra
En la misma Ejecutiva en la que dimitió Gallardo, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, histórico presidente y barón extremeño, se mostró a favor de una abstención para que Guardiola sea investida sin pactar con Vox.
Fuentes de Ferraz descartan este escenario, toda vez que el PSOE ofreció sus votos para que distintos Ejecutivos autonómicos del PP aprobaran sus Presupuestos sin recurrir al partido de Santiago Abascal La última en lanzar esta oferta fue precisamente la candidata socialista en Aragón, Pilar Alegría, en un intento por evitar un adelanto electoral en el que las encuestas le auguran una derrota. “No quieren nada”, se lamentan.
Gallardo, por su parte, reconoció que esta decisión ya no le compete a él, sino a la gestora. Si bien sugirió que es Guardiola quien ha optado por darle la vuelta al tablero, y por tanto es ella la que debe preocuparse por asegurar su propia supervivencia.
Dirigentes extremeños no descartaban que Gallardo se atrincherase
“Fui yo el que le dije a Sánchez que no quería seguir al frente de la organización”; “Esta reunión de la Ejecutiva no era para escuchar opiniones sobre si tenía o no que dimitir. La decisión estaba tomada y reflexionada”.
Pese a que el ya exlíder socialista reivindica su libre albedrío a la hora de renunciar, en Mérida y en Madrid aseguran que sí le llegaron varios recados sobre su futuro. Los resultados han sido dolorosos, “muy malos”, según Gallardo. Pero en su tierra recuerdan que la mala racha no empezó con la convocatoria electoral, ni mucho menos.
“El resultado de ayer es la crónica de una muerte anunciada”; “Sentimos una pena horrorosa”. “Vuelvan a llevarnos a la Extremadura profunda”, admite una dirigente. La misma que no descartaba que el cabeza de lista el 21-D pudiera “parapetarse” en su Ejecutiva para “no dimitir”.
Tampoco tenían clara la estrategia que adoptaría Ferraz, que debía medir al milímetro sus movimientos. De haber empujado de forma demasiado evidente a Gallardo, el precedente podría haber sido invocado en los comicios que están por venir, en los que hoy no cuentan con viento de cola.



