Cuando uno crea la receta para elaborar un plato que guste a los suyos, tiene mucho que pensar: ¿Le echo un poco de esto? ¿Añado de lo otro? Quizá debería eliminar aquello, la última vez hubo algunos que se quejaron. Sin azúcar, por los diabéticos. Sin sal, por los hipertensos… ¡Ah! ¿Y alguien ha pensado en los celíacos? Vamos, un lío.
Algo así pasa cuando uno celebra el congreso de un partido. Hay que llegar a todos. Y para hacerlo, hay que pensar, organizar… En esas anda el PP, que el lunes celebró su junta directiva nacional. En ella se convocó oficialmente su XXI Congreso de cara al primer fin de semana de julio, se pactarán las ponencias… Y aquí es donde podría haber dudas. Porque echar más o menos de ciertos ingredientes podría acabar haciendo que la receta salga más verde que azul. Un tema delicado. Una de las dudas es cuánto se hablará del aborto, esa cuestión incómoda que ya ha sido causa de discrepancias internas y malestares externos en otras ocasiones. Una cuestión que ya acabó con la dimisión de un ministro. Una cuestión sobre la que Núñez Feijóo ha hablado, pero poco.

De derechos, derechas y matices
“Si usted me pregunta si el aborto es un derecho fundamental, yo le digo que en la convención de derechos humanos no está recogido”, dijo Núñez Feijóo en febrero de 2023. Y añadió: “El aborto es exclusivamente el derecho que tiene una mujer de acuerdo de la ley de su país. Y fuera de esa ley, el aborto no puede producirse”. Vamos, que sí es un derecho, pero no es un derecho fundamental. Esta idea de sí, pero no ya supuso cierto revuelo entre sus filas entonces. Una idea tibia, que parecía anunciar un cambio de postura dentro del partido que no llegó a concretarse.
Justo antes de la celebración de la junta nacional, la prudencia imperaba y dentro del partido no falta quien prefiere esperar a saber de qué se va a hablar y en qué términos para opinar. Pero fuera del PP, quienes defienden la igualdad, como Paqui Guisado Adame, Presidenta de la plataforma ‘Impacto de género ya’, tienen muy claro lo que les gustaría. “No basta con decir que respetan una ley que intentaron tumbar. Nosotras no aceptamos ambigüedades ni retrocesos disfrazados de moderación. Como feministas, tenemos memoria. Y mucha. Sabemos que el PP no sólo recurrió la ley de plazos ante el Tribunal Constitucional, sino que, cuando gobernó con mayoría absoluta, optó por recortarla y bloquear su aplicación durante años. Y, lo más grave: intentó poner una reforma profundamente regresiva de la mano del exministro Ruiz Gallardón”, apunta Paqui.
Ese intento de reformar una ley que iba a pasar a llamarse “Ley de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada”, acabó siendo la tumba política de Alberto Ruiz Gallardón, un ministro que había arrancado la legislatura siendo el más valorado del Ejecutivo. Entre otras cosas, en ella se eliminaba el derecho a abortar si el feto tenía malformaciones (aunque se permitía si esto le iba a causar daño psicológico a la madre) y se solicitaban hasta dos informes externos a la clínica antes de abortar.
Los titulares de entonces hablaban de esta ley del aborto calificándola como la “más restrictiva de la democracia”. Según cuenta Paqui: “Pretendía devolvernos a un modelo tutelado donde las mujeres perdíamos la capacidad de decidir sobre nuestros propios cuerpos”. Pero las manifestaciones masivas propiciaron un cambio de rumbo: “Esa reforma fue frenada no por convicción interna del Partido Popular, sino gracias a las movilizaciones feministas en las calles, en las redes y en los espacios públicos. La dimisión de Gallardón fue una victoria de la movilización de las organizaciones sociales, de las sindicales y de las mujeres organizadas”.
Siempre dentro de PP, pero en el extremo opuesto a este ministro que acabó dejando el cargo como consecuencia de su postura sobre el aborto, está Celia Villalobos. Siendo Ministra de Sanidad, en 2001, se aprobó en España el uso de la píldora del día después. Más tarde, en 2014, cuando el Congreso de los Diputados votó si la ley de Gallardón se retiraba o no, ella fue abiertamente en contra de su partido. En esa misma votación , otros dos diputados populares pulsaron el botón a favor de la retirada, pero no tardaron en aclarar que fue “por error”: Ella no. Y esa “rebeldía”, como lo llamaron algunos, le hizo tener que enfrentarse a alguna que otra multa económica de su partido.

Tras la votación, quien entonces era Vicepresidenta primera del Congreso no habló inmediatamente del tema, pero lo ha hecho en otras ocasiones. “Las mujeres sabemos lo que significa tener que abortar. No necesitamos que un hombre nos lo explique”, decía, por ejemplo, en una entrevista a El País en 2019, en la que aseguraba que hay más gente en la organización que piensa como ella.
Le preguntamos a la presidenta de la plataforma ‘Impacto de género ya’ por esta cuestión en concreto. “Hay que reconocer las voces disidentes que hay dentro del propio PP, como la de Celia Villalobos, que ha mostrado desacuerdos con las políticas del partido en algunas materias. Valoramos esa valentía, pero lo decimos con claridad: no es suficiente hablar si se sigue sosteniendo un proyecto político que legitima a la ultraderecha”, reflexiona “El feminismo necesita más que disidencias puntuales. Necesita coherencia y compromiso real. El derecho al aborto no se tolera, se garantiza“, concluye Paqui Guisado Adame.