Un documento privado, hallado en los registros efectuados por la UCO la semana pasada, ha desvelado que en el domicilio de Joseba Antxon Alonso Egurrola “el giputxi”, socio mayoritario de la empresa Servinabar en Elorrio (Bizkaia), había cedido participaciones por el 45% de la entidad a Santos Cerdán.
Esto demuestra que el exsecretario de Organización del PSOE es propietario desde 2016 de casi la mitad de Servinabar, sospechosa de ser la adjudicataria a dedo en Navarra de grandes proyectos de obra pública de la que supuestamente salían las mordidas. El último en 2024: el millonario contrato del desdoblamiento de los túneles de Belate por 76 millones de euros, donde concurría en UTE esta pyme de seis trabajadores.
Una semana después del registro, Ramón Alzorriz, en rueda de prensa convocada de urgencia, ha anunciado su dimisión como vicesecretario del PSN y como portavoz de la formación, tras confesar a la presidenta de Navarra, María Chivite, que su novia era una de las trabajadoras de Servinabar desde 2021 hasta el año pasado. Alzorriz no renuncia, sin embargo, a su acta como diputado en el Parlamento Foral. El que hasta este momento fuera el sucesor orgánico de Cerdán, cuando éste dio el salto a Madrid, dice desconocer que su antecesor fuese propietario de la empresa y que renuncia para no perjudicar al partido. No obstante, pone en evidencia la estrecha relación del PSN con Antxon Alonso. Una vuelta de tuerca más para María Chivite que se queda sola, primero su padre político y ahora su mano derecha.
Santos Cerdán, María Chivite y Ramón Alzorriz formaron el núcleo de poder del Partido Socialista en Navarra en el momento más crítico, cuando en 2015 llega el Gobierno del cambio y después de la etapa de Roberto Jiménez (exsecretario general del PSN). Cerdán consigue que la nueva estrategia esté respaldada por Ferraz dada su cercanía con Pedro Sánchez. Chivite es la cara amable, el rostro institucional para representar al nuevo PSN y Ramón Alzorriz es el encargado de llevar el peso del partido, las negociaciones, el depositario de la confianza de la presidenta para negociar la composición del Ejecutivo con Geroa Bai, o de buscar los apoyos necesarios con EH Bildu. Su caída es un golpe muy duro a la espera de la reacción de los socios de Gobierno, que pueden convertirlo en definitivo si abandonan el tripartito, algo que ya barruntan desde la semana pasada.
Chivite asegura que ni ella ni su Gobierno conocían el vínculo de Servinabar con Cerdán e intenta tomar medidas para cortocircuitar la pérdida de confianza y la sospecha sobre el PSN. La presidenta navarra dice sentirse traicionada por el que fuera su mentor político y ha anunciado que el Ejecutivo Foral se personará como acusación particular ante el Tribunal Supremo. Además, ha anunciado que más obras adjudicadas a Servinabar serán auditadas, y como secretaria general del PSN, encargará una auditoría de las cuentas del partido en los tiempos en los que Santos Cerdán fue secretario de Organización del PSN, de 2011 a 2017. Chivite ha afirmado que llegará hasta el final caiga quien caiga.