El exministro de Transportes José Luis Ábalos asegura a su entorno que no teme una posible prisión provisional. Su convicción se apoya en que la legislación española impediría encarcelar a un diputado en activo sin una sentencia firme. Según él, el escaño funciona como un escudo constitucional: solo una condena definitiva podría privarle de su acta parlamentaria.
En conversaciones privadas, José Luis Ábalos ha reiterado que la ley protege a los diputados frente a medidas cautelares que alteren la composición del Congreso. Recuerda además el caso de Santos Cerdán, quien renunció a su acta antes de ingresar en prisión. Algo que el exministro considera un error que no piensa repetir bajo ningún concepto.
Ruptura con su abogado y rechazo a pactar con la Fiscalía
El que fuera uno de los hombres más cercanos a Pedro Sánchez ha roto su relación profesional con su abogado tras meses de tensiones internas. José Luis Ábalos reprocha a su defensa que las decisiones más importantes del proceso las hayan asumido otros letrados. Desde la interposición de querellas hasta los recursos frente a los organismos públicos implicados en las filtraciones del caso Koldo.
La ruptura definitiva se produjo por la insistencia del abogado en alcanzar un acuerdo con la Fiscalía. Pero José Luis Ábalos lo ha rechazado tajantemente: afirma que no piensa aceptar una conformidad por delitos que no ha cometido. “Colaboraré con la Justicia, pero no me cargaré culpas ajenas”, habría dicho a su entorno, según recogen en OkDiario.

El exministro también critica que su defensa no preparaba las comparecencias con la rigurosidad necesaria. A diferencia de otros investigados, Ábalos asegura que rara vez se reunía con su abogado antes de declarar. Esa falta de planificación habría minado su confianza.
Un escaño como estrategia judicial
La estrategia central de José Luis Ábalos pasa por mantener su escaño a toda costa. Defiende que un juez no puede alterar la composición del Congreso, compuesto por 350 diputados, enviando a prisión provisional a uno de ellos. A su juicio, esto supondría vulnerar la representación ciudadana y romper el equilibrio parlamentario.
Incluso en el hipotético caso de ingresar en Soto del Real, José Luis Ábalos cree que tendría derecho a acudir al Congreso para ejercer su labor en el Grupo Mixto. Se ampara en precedentes de otros políticos que, en circunstancias más graves como los procesados por rebelión o sedición, pudieron salir de prisión para asistir a la constitución de las Cortes.
Su abogado anterior le había sugerido renunciar al escaño para facilitar que la causa pasara a la Audiencia Nacional. Pero el exministro interpretó esa propuesta como una trampa que lo dejaría desprotegido ante una eventual petición de prisión preventiva.
Cansancio, aislamiento y crítica mediática
Fuentes próximas al exministro consultadas por el citado diario aseguran que José Luis Ábalos atraviesa una etapa de profundo cansancio. No desea hablar con la prensa y denuncia un trato mediático que, en su opinión, ha convertido el caso Koldo en una “cacería personal” centrada en su vida privada.
El exdirigente socialista rechaza el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) que le atribuye 95.000 euros de origen desconocido. José Luis Ábalos sostiene que todos sus ingresos son legales y están declarados, citando como ejemplo los pagos de alquileres que recibía en efectivo y que, según explica, procedían de su inquilino – Koldo García – dentro del contrato vigente.
Desvinculación de Aldama y nueva declaración judicial
En cuanto a las supuestas relaciones con Víctor de Aldama, José Luis Ábalos insiste en que su única vinculación económica fue con Koldo García, a quien asegura haber reembolsado todas las cantidades adelantadas. Ha presentado transferencias que, según su versión, prueban que devolvió los pagos y que no existen fondos ocultos.
El exministro incluso detalla que envió dinero al PSOE para cubrir gastos que Koldo había asumido en su nombre. Lo que –a su entender– demostraría su voluntad de hacerse cargo de todas las deudas. Esta semana, Ábalos debe volver a declarar ante el juez, aunque todavía no ha nombrado un nuevo abogado. Baraja cuatro nombres y teme volver a equivocarse.
Si no designa defensa a tiempo, el juez podría asignarle un abogado de oficio. Lejos de preocuparse, Ábalos considera que su anterior letrado no aportaba valor añadido y está dispuesto incluso a comparecer sin él si así lo estima el instructor.