Hay al menos tres Pedro Sánchez en la semana vivida desde el tsunami del informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre la presunta corrupción del exnúmero tres del PSOE, Santos Cerdán. El primero, el del pasado jueves, cariacontecido y dolido por la “traición” del que ya es su segundo secretario de Organización vinculado al caso Koldo.
Hay un segundo Sánchez que data del lunes, cuando vuelve a comparecer en la sede de su partido. Se muestra desafiante, reta al PP y a Vox a presentar una moción de censura. Se niega a tomar medidas más allá del ámbito del partido, de su comparecencia parlamentaria y de la creación de una comisión de investigación en el Congreso.
Y hay una tercera versión del presidente del Gobierno que vio la luz este miércoles, en la sesión de control en la Cámara Baja. Un Sánchez “nervioso”, según fuentes socialistas, que hablaba ante un grupo parlamentario sumido en la “paranoia” por las revelaciones que aún están por llegar. Por las grabaciones que puedan afectarles.
El Ejecutivo ha pasado de no poder descartar que la sombra de la corrupción se extienda a más personas a afirmar, sin género de dudas, que “van a salir más cosas”. “Seguro”, asumen fuentes de La Moncloa.
Las mismas fuentes prometen “no desfallecer”, “no ceder a la tortura” que supone el goteo constante de informaciones sobre esta causa. Por mucho que Sánchez forzara la dimisión de Cerdán como secretario de Organización, o que lograse su renuncia al escaño, no está siendo capaz de “encapsular” el caso únicamente en su figura. Tampoco consigue acotarlo únicamente a la esfera del partido.
La difícil batalla que juegan hoy, según un dirigente territorial socialista, pasa por evitar que cale la percepción, en la agenda pública y en la ciudadanía, de que la corrupción va más allá de los dos últimos secretarios de Organización que ha tenido el PSOE. De que puedan contrarrestar con medidas “potentes”, como pide una dirigente de Sumar, la crisis de credibilidad que les asola.
Explica que los “muros” que protegían al Ejecutivo han caído, que hoy Sánchez y los ministros se refugian en “la atalaya”, a riesgo de que “cualquier” golpe pueda tumbarles definitivamente.
La solidez de los indicios del informe de la UCO no dejaba margen para reiterar el discurso sobre la “cacería” contra el Gobierno, al que han recurrido hasta ahora para despejar cualquier ataque por las causas que afectan al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, o a los familiares del presidente. Ya no se abusa de la idea de la conspiración ni del lawfare -al que aludían sin usar este término-, porque saben que los indicios son demasiado importantes.
Asumen que aún deben ver la luz varias grabaciones de Koldo García, exasesor de José Luis Ábalos en el Ministerio de Transportes y supuesta pieza clave de la trama. Estas conversaciones, que según la Cadena SER también tendrían como protagonistas a dirigentes del PP o al PNV, pueden dificultar aún más su situación.
En Moncloa no pueden descartar que se filtren conversaciones de García con los ministros, y se aferran a que en ningún caso probarán ningún delito, porque afirman que no ha tenido lugar. Sí aceptan ya que les preocupa la imagen exterior del país, el riesgo que generan estos escándalos para los inversores extranjeros.
El partido vive en la desolación y la incertidumbre. Distintos dirigentes territoriales intercambiaron llamadas entre sí para compartir su preocupación este mismo fin de semana. Los diputados cada vez ocultan menos su inquietud, o la presión que les llega desde los territorios. “Hay sensación de que se acaba el tiempo”, apunta uno de ellos.
Efecto dominó tras el estallido de la crisis
Los hechos se aceleran. A las críticas del presidente castellanomanchego, Emiliano García Page, se unió la denuncia de Adriana Lastra, exnúmero dos del PSOE y hoy delegada del Gobierno en Asturias, sobre el acoso laboral al que afirma que la sometió Cerdán. Por si fuera poco, la UCO pidió al juez del caso Koldo que investigue al exsecretario de Organización socialista. Y después trascendió la dimisión del número dos de los socialistas navarros.
Ramón Alzórriz, hasta ahora portavoz en el Parlamento de Navarra, región en la que gobierna su partido, da un paso atrás porque su pareja trabajó en la empresa Servinabar. Se trata de una de las adjudicatarias investigadas en la trama. Según la UCO, Cerdán posee el 45% de la propiedad.
ERC advierte de que no podrán seguir apoyando si hay financiación ilegal
La respuesta de Sánchez a Alberto Núñez Feijóo en la sesión de control fue tensa, incluso algo más de lo habitual. Lo que realmente sorprendió fue que el jefe del Ejecutivo esgrimiera los casos de corrupción pasados del PP como principal argumento, o que se mostrara “hundido”, según un dirigente conservador, en ésta y otras intervenciones.
Sánchez, que hace gala de su sangre fría en la mayoría de sus apariciones públicas, perdió el control de sus expresiones y cometió algún lapsus. Tampoco se esperaba su enfado con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que según algunos socialistas fue duro, pero no desentonó con la gravedad de la corrupción que ha devorado la agenda pública.
Tras reunirse con Sánchez en La Moncloa, el portavoz de Esquerra Republicana pidió a los socios avanzar en medidas sociales, especialmente para afrontar la crisis de acceso a la vivienda “en el tiempo que quede”. Constató que el presidente estaba “tocado”.
Fuentes de ERC aseguran que presentarán una propuesta para impedir el acceso a los contratos públicos a las empresas privadas manchadas por casos de corrupción. Es la línea en la que ya reclaman actuar Podemos y Sumar, y uno de los pocos caminos que el Ejecutivo accede a transitar.
El presidente, según los republicanos, les habría trasladado que la trama corrupta no saltará más allá de Cerdán y Ábalos, aunque otras figuras del Ejecutivo se muestran incapaces de afirmar lo propio.
Si afecta a más nombres destacados, volverán a aludir a los paralelismos con Gürtel, la trama de la que se lucró el Partido Popular, por lo que fue condenado en sentencia firme. Incluso dejan la puerta abierta a retirar su apoyo a Sánchez, para propiciar que “la gente decida” en unas elecciones.
Los socios han ido endureciendo discurso estos días, marcando distancias con la corrupción. En el Ejecutivo se muestran “comprensivos” ante estos movimientos, aunque les piden “un poco de tranquilidad”. Dicen entender el malestar de grupos como ERC –“Ellos también confiaron en Santos”-, y reclaman “no ceder” a la “ofensiva” de Feijóo y mantenerse firmes en su respaldo.
“No podemos blanquear la llegada de la extrema derecha”, afirma una dirigente del espacio Sumar. En sus filas se muestran “decepcionados”, y reclaman al PSOE “medidas potentes” para intentar darle la vuelta a un escenario que empiezan a considerar perdido.
También advierten de que, si Sánchez no mueve ficha, nadie podrá acusarles de ser “cómplices” de la llegada de Vox a La Moncloa en unas elecciones. La “responsabilidad” será enteramente de Sánchez, avisan.
Díaz se borra del Congreso sin dar explicaciones
Por su parte, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, estableció como línea roja este martes que no se documenten indicios de financiación irregular de los socialistas. Es un escenario que hoy descartan el Gobierno y Ferraz, que supondría una escalada drástica de la que ya es la peor crisis de la era Sánchez.
Más allá de sus palabras en una entrevista en TVE, Díaz se borró el miércoles del pleno del Congreso, como los ministros de su espacio Ernest Urtasun (Cultura) y Sira Rego (Juventud e Infancia). Sí asistieron el ministro Pablo Bustinduy (Derechos Sociales y Consumo) y Mónica García (Sanidad). Desde la Vicepresidencia Segunda señalaron que los tres primeros habían “decidido” no acudir porque no tenían preguntas que responder, pese a que en otras ocasiones sí han asistido al pleno en la misma situación.
Deslizaban así que optaron por protestar de esta forma ante el escándalo de la corrupción que mantiene en vilo a sus socios de Gobierno. Así lo confirmaron otras fuentes de este espacio político, que pusieron en duda la utilidad de esta estrategia. “Si es deliberado, ellos verán”, afirmaban durante la mañana fuentes de Moncloa. Las mismas que aseguraron no tener constancia de que la vicepresidenta hubiera evitado asistir como gesto de protesta.
Según Ione Belarra (Podemos), la legislatura “está muerta”, “ha llegado a su fin”. En público, sólo son así de rotundos en sus filas, pero el pesimismo va calando entre el resto de aliados parlamentarios. Alguno de ellos ya interpretan que el Gobierno ha dejado pasar sin aprovecharlos los tres valiosísimos días transcurridos entre el segundo y el tercer Sánchez. Que cada hora es más difícil enderezar el rumbo.