Bajo la atenta mirada de representantes de los tres poderes del Estado -entre otros, del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, los ministros María Jesús Montero y Félix Bolaños o la presidenta del Tribunal Supremo y del CGPJ, Isabel Perelló-, el Rey Felipe VI ha intervenido en el coloquio 50 años después: La Corona en el tránsito a la democracia. El jefe del Estado ha puesto en valor la monarquía parlamentaria, “indisociable del lugar que radica la razón primera y última de nuestro régimen de libertades”.
Con respecto a este término, monarquía parlamentaria, Felipe VI ha expresado que fue en el Congreso de los Diputados donde, al ser proclamado Rey, “me comprometí a entregar mi vida y mis mejores esfuerzos a España y a los españoles“. El jefe del Estado también ha dicho que fue en ese lugar donde habló de una monarquía “renovada” para un tiempo “nuevo”, o donde, al cumplir 18 años, la Princesa Leonor prestó el juramento constitucional como heredera en el marco de la “convivencia democrática”. Cabe mencionar que la Princesa de Asturias, la Reina Letizia y la Infanta Sofía han estado presentes en el coloquio.
Además de ello, Felipe VI ha celebrado que el evento desarrollado este viernes haya tenido lugar en la Cámara Baja, “donde se encarna la idea de España reunida”. “Aquí hemos dado forma a nuestros derechos y libertades, al Estado de derecho, a la idea misma de ciudadanía. Con la pluralidad, con el contraste de ideas, con el debate ─a veces bronco y acalorado─ se ha construido el gran edificio de la democracia española”, ha añadido el monarca.
España como “referente de democracia sólida”
Por su parte, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, ha indicado que la Transición supuso el inicio de una “gran” transformación social. Un cambio político, ha añadido Armengol, que ha servido para presentar a España como un “referente internacional de democracia sólida”. Un país que si bien fue “símbolo de exilio, hoy es tierra de acogida”.
La presidenta de la Cámara Baja se ha referido también a las dificultades que hubo para la consecución de la democracia, así como las surgidas durante ella. En el día en el que se cumple el 25º aniversario del asesinato del exministro socialista Ernest Lluch, Armengol también ha tenido palabras de recuerdo para quienes construyeron el actual sistema político.
En este contexto, la presidenta del Congreso ha animado a transmitir los valores democráticos a las generaciones más jóvenes, a quienes ha apelado directamente para decirles: “La libertad con la que se expresan fue conseguida por los demócratas”. Asimismo, y continuando con esa interpelación a los más jóvenes, ha incidido en que defender una dictadura supone “perder la libertad de quejarse”.
Petición a los políticos de hacer un “punto y aparte”
En el coloquio, al que han acudido Felipe González, Miquel Roca, pero no el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también han participado la catedrática de Ética Adela Cortina, el catedrático de Historia Juan Pablo Fusi, el expresidente del Senado Juan José Laborda y la directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Rosario García Mahamut.
Laborda, apelando al espíritu del 78, se ha dirigido explícitamente al Ejecutivo y a los partidos de la oposición para pedir que “hagan un punto y aparte”. “Nosotros lo hicimos en 1978”, ha añadido. Todo ello con el objetivo de llegar a un mayor consenso. En este sentido, y citando la frase de Friedrich Nietzsche de que “no hay verdad en política”, ha asegurado la “única verdad” se consigue a través del consenso.
Por su parte, Fusi ha asegurado que la implantación de la monarquía parlamentaria “fue un éxito”. “Se acertó en la reforma, que terminó en una ruptura radical con la dictadura“, ha agregado al respecto. Y, al igual que Armengol, ha destacado que la consecución de la democracia no estuvo exenta de dos principales “problemas”: el terrorismo de ETA y el intento del golpe de Estado del 23-F.
Cortina ha señalado que España no puede permitirse que la discordia prevalezca sobre la concordia. Un escenario, según la catedrática de Ética, que se comenzó a construir hace 50 años debido a que “hubo un buen número de políticos que apostaron por la concordia”. “Y esa fue nuestra gran salvación”, ha añadido.








