La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, ha estado en el punto de mira tras su decisión de convocar elecciones para el próximo 21 de diciembre. Nacida en Cáceres el 5 de diciembre de 1978, es funcionaria de carrera y licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Extremadura, donde obtuvo además la diplomatura en Ciencias Empresariales con el mejor expediente de su promoción. Su trayectoria pública ha estado marcada por la gestión, la disciplina institucional y una apuesta constante por el diálogo dentro de los márgenes de la moderación política.
Los últimos meses ha ganado proyección como una de las baronesas del PP con más fuerza, a la par que Isabel Díaz Ayuso, según presumen ya en su entorno. Incluso, el presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, la define como una persona con un estilo “claro, limpio, serio y honesto”, que ha conseguido muchos logros en “poco tiempo” por el bien de Extremadura “por encima de todo”.

Ahora, uno de sus objetivos es cortar el paso a Vox y que no entre en su gobierno. Su ascenso en las encuestas, en plena campaña electoral, preocupa. Pero ella asegura tener muy claras las líneas rojas, no quiere tenerlos en el Gobierno, y deslizan los suyos que ahora no aceptaría ningún tutelaje de Génova.
Ruptura con Vox
Las tensiones de la presidenta extremeña con Vox son sobradamente conocidas. Las elecciones autonómicas de 2023 dejaron un empate técnico entre PP y PSOE, con 28 escaños cada uno, y Vox con la llave del gobierno. Durante semanas, Guardiola resistió las presiones para pactar con la formación de Santiago Abascal, a la que definió como “deshumanizadora”.
Finalmente, por petición de Génova, alcanzó un acuerdo que le permitió sacar adelante su investidura. Eso le dejó muy tocada políticamente. En 2025, tras el fracaso de las negociaciones presupuestarias y la ruptura definitiva con Vox, la presidenta anunció la convocatoria de elecciones, alegando una “amenaza de bloqueo” que hacía imposible la gobernabilidad. “No estoy en cálculo electoral, estoy en gestión”, afirmó, aunque reconoció que la falta de acuerdos la empujaba de manera inevitable a volver a las urnas.
Su mandato no ha estado exento de tensiones políticas. Dicha ruptura con Vox marcó un punto de inflexión en la legislatura. Las discrepancias surgieron a raíz de las exigencias del partido de Santiago Abascal, que pedía la derogación de la ley LGTBI, la eliminación de ayudas a la igualdad y la supresión de subvenciones a sindicatos, condiciones que para Guardiola eran inasumibles. “Ni María Guardiola es Pedro Sánchez, ni el PP es el PSOE. No tenemos miedo a las urnas porque el futuro de ningún dirigente debe estar por encima de los ciudadanos a los que representa”, se revolvió.
Discurso feminista
Ideológicamente, María Guardiola ha defendido un discurso feminista comprometido. Durante los actos del 8M, ha reivindicado que “la igualdad entre mujeres y hombres no es una concesión, ni un capricho, ni tampoco una moda. Es una deuda. Es un acto de justicia. Y su ausencia sigue costando vidas”. Firme en su defensa de los derechos de las mujeres, ha denunciado “los discursos que niegan la violencia machista” y la utilización de la igualdad “como arma arrojadiza entre partidos”.
Para ella, el feminismo debe situarse “por encima de esa política del ruido, de esa política mediocre, nociva, antigua”. En su gestión, ha apostado por políticas que refuercen la conciliación laboral y familiar, con “más inversión en guarderías” y “más incentivos para la contratación de personal de ayuda doméstica”, con el fin de que “ninguna mujer tenga que elegir entre su trabajo y su familia”.
Su carrera comenzó en el ámbito autonómico, entre 2011 y 2015, cuando ejerció como secretaria general de Economía y Hacienda y, posteriormente, de Ciencia y Tecnología en la Junta de Extremadura. En 2022 fue elegida, por unanimidad, presidenta del Partido Popular de Extremadura, convirtiéndose así en la candidata natural de su formación para las elecciones autonómicas de 2023. En los comicios del 28 de mayo de ese año, logró su objetivo: gobernar su tierra, haciendo historia al convertirse en la primera mujer que preside la Junta de Extremadura.


