Carles Puigdemont mira las encuestas con cada vez mayor preocupación. Y no solo porque el PSC esté consolidando su primera posición en Cataluña, sino también por el imparable avance de la formación islamófoba de Aliança Catalana. Ambas circunstancias colocan a Junts en una situación de creciente delicada, pero el partido independentista conserva la llave de la gobernabilidad española con sus siete escaños en el Congreso y cree que ha llegado el momento de usarla a fondo o de arrojarla al mar.
La lectura de los independentistas, en realidad, no ha cambiado desde que estalló el caso Cerdán. A partir de ese escándalo de corrupción, Junts decidió congelar su colaboración política con el PSOE a la espera de ver la evolución de los hechos. Y los hechos no evolucionan demasiado, así que de nada ha servido que el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, se desplazara a Bruselas para verse con Puigdemont, puesto que Junts no piensa facilitar nada a los socialistas si no suben verdaderamente el precio, ni tampoco están dando rendimiento los contactos de José Luis Rodríguez Zapatero.

Horizonte: debate de política general
Los independentistas ya demostraron la semana pasada cuánto les temblaron las piernas para tumbar la reducción de la jornada laboral, proyecto estrella de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Y ahora se proponen un nueva maniobra de impacto; en esta ocasión en el Parlament de Cataluña coincidiendo con el debate de política general que se celebra del 7 al 9 de octubre.
“El debate de política general debe servir para acabar con este doble discurso de los socialistas en Barcelona y en Madrid”, advirtió desde Waterloo (Bélgica) la portavoz de Junts, Mònica Sales. “En caso contrario, habrá terminado el tiempo de Junts con los socialistas. O se alinea el discurso, la estrategia y la triangulación Suiza, Cataluña y España, o no habrá más camino a recorrer en esta dirección”, amenazó.
Soberanía fiscal
¿A qué se refiere el partido de Puigdemont? A varias cuestiones que el PSOE y Junts abordaron en el acuerdo para investir a Pedro Sánchez y que nunca cobran forma legal. Este asunto, por ejemplo, formará parte de las exigencias de Junts en el debate de política general: “una modificación de la LOFCA (ley orgánica para la financiación de las comunidades autónomas) que establezca una cláusula de excepción de Cataluña que reconozca la singularidad en la que se organiza el sistema institucional de la Generalitat, que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan a Cataluña”.
Someter a Illa
La soberanía fiscal es uno de los puntos estrella, pero, en realidad, Junts quiere marcar por completo el paso al PSC para que encaje su ofensiva y también está diseñando iniciativas parlamentarias sobre lengua, fiscalidad e infraestructuras, así como medidas para afrontar retos como la vivienda, el reto demográfico, el estado del bienestar o la cohesión territorial y social. Quiere Junts proyectar que gobierna desde la oposición y para eso necesita someter a los socialistas, a todos, a los del Congreso y a los del Parlament.
La conclusión de Puigdemont es que solo así se puede rentabilizar la llave de los 7 diputados en el Congreso que, hasta ahora, se ha demostrado inútil para darle la vuelta a las encuestas y acabar con el fenómeno de Aliança Catalana, verdadero quebradero de cabeza para Junts.