El MeToo en el Ejército español, destapado por Artículo14, ha marcado parte de la agenda estos días. Este diario está sacando a la luz la experiencia de varias mujeres que denuncian acoso por género dentro de las filas del Ejército, entre ellas, la capitán Cebollero, quien ha revelado que sufrió acoso por cuestión de género.
Aurora G. Mateache, la periodista que firma estas exclusivas, ha hablado para el programa de Antena3 Espejo Público, donde ha explicado que todas las mujeres que denuncian acoso en el Ejército, “coinciden en la misma secuencia de hechos”. Mateache ha puesto el foco en la falta de anonimato que sufren las mujeres que se atreven a denunciar estas situaciones: “Según la ley, la denuncia debe ser anónima, pero ese anonimato no se respeta; se entrega al denunciado antes de que se abra proceso judicial”.
Esta situación, explica la periodista, conduce posteriormente a “una situación de hostigamiento” que puede incluso derivar en “una baja por expediente médico por incapacidad“, lo que puede provocar que estas mujeres “acaben fuera del Ejército sin pensión“. Las mujeres se encuentran en una mayor situación de indefensión dado que el Ejército cuenta con jurisdicción independiente, por lo que se plantea la posibilidad de que se pueda denunciar por la jurisdicción civil.

De entre todos los casos de acoso dentro del Ejército español el de la capitán Lourdes Cebollero es el ejemplo más claro de cómo un conflicto de “tamaña nimiedad”, como expresó el juez militar que dictó sentencia, puede convertirse en un ataque de galones contra una denunciante, a la que se le cerraron las puertas del cuartel de Torrero (Zaragoza) para abrírsele las del Tribunal Europeo de Estrasburgo. La corte internacional sólo admite el 3% de las denuncias particulares que le llegan. Entre ellas, la de Lourdes.
“Discapacitada psicológica”
Cebollero ya no está en activo. Fue declarada discapacitada psicológica para su profesión por “trastorno adaptativo ansioso depresivo” y dada de baja en el Ejército sin reconocer que la enfermedad fue contraída en un acto de servicio. Dice que no va a callarse ya. El objetivo de su denuncia es “demostrar la farsa de la UPA” –Unidad de Protección frente al Acoso– del Ministerio de Defensa. Su batalla se ha convertido en un ejemplo para otras militares que, explican, han vivido cómo presentar una denuncia por acoso se convierte en un revulsivo contra ellas que las relega al silencio y a la calle sin reconocimiento de servicio y sin pensión, en caso de ser una soldado raso. “Me contactan por privado. En redes sociales”. Asegura que, más de un centenar de casos han llegado a sus manos en 20 años de servicio. “Esto no lo hago sólo por mí, lo hago por todas las mujeres vejadas y silenciadas”, afirma. “Alguien tiene que explicar por qué de 84 denuncias presentadas en los dos últimos años –según datos del Observatorio de Vida Militar– no hay ninguna condena”.
En paralelo, Mateache ha contado también que la ministra de Defensa, Margarita Robles, avaló la entrega de los datos confidenciales de la capitán Cebollero a sus presuntos acosadores, tal como se desprende de la carta que Robles le envió en mayo de 2023 a la denunciante, en la que responde negativamente a su petición de revocar la resolución de su entonces subsecretario, Alejo de la Torre, en la que justificaba la entrega de la denuncia de la capitán en 2017 al coronel Félix Allo Flores, y entonces delegado de Defensa en Aragón, y al Teniente Coronel Rafael Fernández Sisniega, en aquel momento Secretario General de la Delegación, por un supuesto caso de acoso por cuestión de sexo en el cuartel de San Fernando en Zaragoza.