Apertura del año judicial

Perelló triplica de un año a otro las alusiones a la “independencia” judicial

La presidenta del Poder Judicial sube el tono respecto al discurso de apertura de 2024 en protesta por las "inoportunas, rechazables e insistentes descalificaciones" provenientes del Gobierno

Es lógico repasar tus propios discursos cuando estás en la obligación de hacer el mismo tipo de intervención cada año. La presidenta del Tribunal Supremo (TS) y del Consejo General Poder Judicial (CGPJ) tiene que pronunciar cada mes de septiembre unas palabras de apertura del año judicial. Son siempre palabras muy medidas, puesto que Isabel Perelló trata de representar el sentir de toda la magistratura, sea por los retos que tiene ante sí, sea por las reivindicaciones, sea por algún malestar. Los retos y las reivindicaciones han crecido, pero el malestar se ha multiplicado de un año a otro.

Perelló, que se convirtió en presidenta del CGPJ el 3 de septiembre de 2024 y apenas unos días después tuvo que pronunciar el discurso de apertura del año judicial. El pasado año dedicó buena parte de su tiempo a subrayar el hito histórico de que, por primera vez en la historia de España, hubiera una mujer al frente del Poder Judicial. “Aun así, queda mucho camino por recorrer; las mujeres siendo minoría en los altos cargos judiciales”, dijo. Y, a continuación, mandó un mensaje corto y firme dirigido inequívocamente al Gobierno respecto a la necesidad de preservar la división de poderes:

Ningún poder del Estado puede dar indicaciones ni instrucciones a los jueces y magistrados sobre cómo han de interpretar y aplicar el ordenamiento jurídico. Solo aquellos Estados en los que la división de poderes está garantizada son realmente Estados de Derecho. De ahí la importancia de salvaguardar la independencia judicial frente a posibles injerencias externas.

El Poder Judicial es diseñado en nuestra Constitución como un auténtico Poder, al lado del ejecutivo y del legislativo, con su independencia blindada y con un órgano de gobierno propio con plena autonomía.”

El caso Begoña Gómez

Aquellas palabras de septiembre de 2024 vinieron precedidas de los ataques del Gobierno al juez Peinado por procesar a Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno, cuando faltaban cinco días para las elecciones europeas del 9 de junio. A Pedro Sánchez le resultó “extraña” la citación de su mujer en vísperas electorales y el CGPJ se incendió a nivel interno, puesto que a las palabras de Sánchez le siguieron, entre otras, las de la entonces ministra de Transición ecológica, Teresa Ribera, que calificó la decisión de Peinado de “rara y burda”, mientras que el ministro de Transportes, Óscar Puente, dijo que “carecía de lógica procesal”.

El CGPJ, que atravesaba su quinto año sin la renovación pertinente, vivió acaloradas discusiones internas y, finalmente, los vocales del órgano dejaron pasar las europeas para emitir una nota en la que lamentaban los ataques que “solo contribuyen al deterioro de las instituciones”.

La situación, desde aquel pulso de junio de 2024, ha evolucionado considerablemente. Primero, porque el CGPJ fue renovado a finales de aquel mes de junio. Y segundo, porque los ataques del Gobierno a los jueces han continuado. Hace apenas una semana, Sánchez acudió a TVE y volvió a disparar: “Hay jueces haciendo política“.

Entrevista de Pedro Sánchez - Sociedad
Sánchez criticó que haya jueces que quieren hacer política esta semana en TVE
RTVE

Defiende 13 veces la “independencia” judicial”

Así que la presidenta del CGPJ tuvo que tener todo ello en cuanto para sus medidas palabras en su segundo discurso de apertura del año judicial. El resultado fue que las alusiones en defensa de la independencia judicial pasaron de cinco a trece y que el tono de su intervención ganó en dureza.

“Resultan totalmente inoportunas y rechazables las insistentes descalificaciones a la justicia, provenientes de los poderes públicos. Tal forma de proceder, además de contradecir la recomendación europea, socava de forma directa la confianza en la justicia, al tratar de influir negativamente en la consideración ciudadana de los jueces.

Estas descalificaciones son impropias de un estado de derecho avanzado en el que rige no solo el principio de separación de poderes, sino también el de respeto mutuo; en definitiva, la lealtad institucional.

Son aceptables el desacuerdo y la crítica, siendo ambos legítimos, pero no lo es desacreditar al Poder Judicial, atribuyéndole intenciones u objetivos que resultan abiertamente contrarios a los principios que deben presidir la actuación jurisdiccional”.

Sin críticas por el nombre

Una parte de la magistratura le pedía toda la contundencia posible a Perelló en el discurso de apertura, pues suele ser una de las contadas ocasiones del año en que se manifiesta públicamente. Pero la presidenta del CGPJ quiso evitar escaladas innecesarias y evitó citar al presidente del Gobierno, como algunos sectores de la carrera judicial le pedían.

No es propio del Poder Judicial entrar en polémicas ni en críticas a personas ni a instituciones, pues no nos corresponde esa función. Cada cargo público es responsable de sus actos.

Pero sí vamos a defender con firmeza los principios esenciales que definen al Poder Judicial y que hacen que sea digno de este nombre.

La sociedad no merece que los poderes públicos entren en descalificaciones ni en reproches mutuos, sino que las instituciones funcionen con normalidad y que actúen al servicio de los ciudadanos, y con respeto y lealtad a las otras. Y así lo hará el Poder Judicial“.

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