Ana Corina Sosa ha recogido el Premio Nobel de la Paz 2025 en representación de su madre, María Corina Machado. La galardonada estaba, según confirmó ella misma, de camino a Oslo tras una “extrema peligrosa” odisea.
Al recoger el premio, Sosa, que ya ha recibido en su nombre varios galardones internacionales, aseguró que “mi madre nunca incumple una promesa, y por eso, con toda la alegría de mi corazón, vamos a tenerla aquí en unas horas, podremos abrazarla aquí en Oslo, después de 16 meses”.
Así, comenzó el discurso escrito por su madre reivindicando la génesis republicana de Venezuela. Recordó que en 1811 el país afirmó una idea radical: “Cada ser humano posee una dignidad soberana”, fundamento de una Constitución que consagró la ciudadanía y los derechos individuales. Subrayó además que Venezuela “nació de la audacia” y que durante el siglo XX convirtió la riqueza petrolera en un motor de conocimiento, arte, desarrollo científico y refugio para miles de migrantes que hallaron un hogar en el país.
El éxodo venezolano
Sosa señaló que la concentración de la renta petrolera creó “incentivos perversos” y un Estado que terminó dominando a la sociedad. A partir de 1999, denunció un proceso sistemático mediante el cual el régimen “violó la Constitución, falsificó nuestra historia, corrompió a las Fuerzas Armadas, purgó a los jueces independientes, censuró a la prensa [y] manipuló las elecciones”. Ese deterioro institucional se acompañó del colapso económico y de una diáspora masiva: “Nueve millones de venezolanos se vieron obligados a huir”.
La hija de Machado abordó el resurgir de la movilización ciudadana, que comenzó con la organización de las primarias opositoras de 2023. Describió ese proceso como un acto de resistencia: “Sin recursos, sin publicidad y sin medios de comunicación dispuestos a mencionar nuestros nombres, avanzamos armados únicamente de convicción”. En ese contexto, afirmó, la confianza renació desde abajo: “El boca a boca se convirtió en nuestra red de esperanza”.
Las elecciones del 28-J
Tras la inhabilitación política de Machado, la oposición eligió como candidato a Edmundo González Urrutia, al que definió como “un diplomático sereno y valiente”. Antes de las elecciones del 28 de julio de 2024, aseguró que se organizó una estructura nacional para resguardar el voto: “Seiscientos mil voluntarios en 30.000 centros de votación”, además de redes tecnológicas, aplicaciones y comunicaciones alternativas operadas incluso desde la diáspora.
Sobre la jornada electoral, la hija de la líder opositora sostuvo que la participación fue masiva y la victoria inequívoca: “Edmundo González ganó con el 67% de los votos”, con actas que “contaban la misma historia” y que fueron digitalizadas y difundidas rápidamente. Denunció que el régimen intentó impedir la entrega de actas a los testigos, pero que se encontró con un límite inesperado: “Los soldados desobedecieron”.
La respuesta posterior, afirmó, estuvo marcada por la represión: “2.500 personas fueron secuestradas, desaparecidas o torturadas”, incluidos más de 200 adolescentes sometidos a malos tratos para incriminarlos. Sobre las mujeres y adolescentes detenidas, afirmó que continúan sometidas a “esclavitud sexual”. Cabe recordar, que en la actualidad hay más de 180 presas políticas en Venezuela.
A pesar de ello, insistió en que la resistencia continúa desde la clandestinidad: “Hemos construido nuevas redes de presión cívica y de desobediencia disciplinada”, con el objetivo de preparar una transición ordenada.
Machado: “Venezuela volverá a respirar”
Machado, a través de la voz de su hija, vinculó la lucha venezolana con los valores universales de democracia y paz. “La libertad se conquista cada día”, afirmó, y sostuvo que la experiencia del país ofrece una lección global: que la democracia exige defensa activa, no pasiva. También proyectó un futuro de reunificación y justicia: “Venezuela volverá a respirar”, aseveró, imaginando la liberación de presos políticos, el regreso de los migrantes y la reconstrucción de la vida cotidiana.
El mensaje concluyó en Oslo con un homenaje a quienes sostienen la lucha: “A los millones de venezolanos anónimos que arriesgaron sus hogares, sus familias y sus vidas por amor”. Y con una última afirmación de sentido de destino colectivo: “Estamos regresando a nosotros mismos. Estamos regresando a casa”.