Cuando un niño sufre ahogamiento, es importante tener nociones de salvamiento básicas y actuar rápido. Esta es una de las principales causas de muerte accidental en niños menores de 5 años, pudiendo ocurrir en solo 30 segundos y con tan solo 5 centímetros de agua. Ante esta emergencia, actuar con rapidez y conocimiento es crucial para evitar daños cerebrales irreversibles o, incluso, el fallecimiento.
Es de vital importancia conocer algunos métodos de primeros auxilios, basados en protocolos médicos de la Cruz Roja y la Asociación Española de Pediatría, y evitar los errores comunes que pueden agravar la situación.
Cómo saber cuando un niño sufre ahogamiento
Lo más importante de todo, es identificar cuándo un niño se está ahogando. Muchas veces es más que evidente, pero en ocasiones, se trata de un suceso más silencioso. Los síntomas pueden ser que le cueste hablar o llorar, que tosa levemente y varias veces, que se le ponga azul la cara o los labios, o incluso espasmos y retracciones en el pecho, especialmente en bebés.
Si el infante presenta alguno de estos signos, es importante actuar de manera rápida pero sin dejarse llevar por el pánico. Es crucial actuar eficientemente. En caso de que este se halle dentro del agua, encuentra un punto de apoyo o pide ayuda a otro adulto para sacarlo de ahí. Por la corriente o por el peso de ambos, podrías hundirte tú también. Una vez en tierra, o si en todo caso le ha pasado sin estar en el agua, túmbalo boca arriba y baja un poco su cabeza. Esto facilita la salida de los líquidos por la boca y evita un susto cuando un niño sufre ahogamiento.
Maniobras de reanimación en bebés y niños
Si el pequeño no responde, procede a realizar las maniobras de reanimación (RCP). Las recomendaciones sanitarias indican lo siguiente:
- En bebés de menos de un año, con la parte baja de la mano, golpea firmemente 5 veces en sus omoplatos mientras lo sostienes boca abajo con tu antebrazo. Si ya no respira, ponlo boca arriba y lleva a cabo 5 comprensiones con dos dedos en el centro de su pecho.
- Si es un niño mayor de un año, puedes hacer una RCP estándar (30 compresiones en el tórax y 2 insuflaciones de aire de boca a boca) o bien una maniobra de Heimlich (rodea su cintura con tus brazos, pon un puño sobre su abdomen y empuja hacia adentro y arriba a la vez).
Qué no se debe hacer y cómo evitar la situación de ahogo

Hay algunas cosas a evitar cuando un niño sufre ahogamiento. Son muy importantes y a tener en cuenta en estos momentos difíciles. Primeramente, es peligroso golpear con demasiada fuerza o de pie al niño. Aunque sea con bien intencionado, esto solo le haría más daño y no serviría para evitar el ahogo. Asimismo, no se debe pasar por alto cualquier señal de asfixia. Aunque sea algo exagerado o termine siendo un pequeño susto inocente del niño, más vale estar atentos.
También se debe tener en cuenta que, en una situación extrema, aunque se haga de manera poco profesional y con nerviosismo, una maniobra de RCP o de Heimlich puede marcar la diferencia. Mientras llega la ayuda profesional, esto puede salvarle la vida al pequeño. Es importante recordar cómo hacerlas, pero sobre todo, actuar como podamos.
Por último, si el objeto que obstruye la respiración es removible con cierta sencillez, puedes intentar quitarlo. Pero si está algo más profundo o es demasiado difícil de quitar, mejor no lo intentes quitar con tus manos. Podrías empujarlo por accidente más adentro de la garganta del niño.
Para evitar una situación de ahogamiento, lo más importante es supervisar a los pequeños en situaciones de riesgo, ya sea mientras comen, mientras se bañan, mientras juegan… 2 de cada 3 ahogamientos se podrían evitar con una mejor supervisión, según datos. De igual manera, protege bien a los pequeños cuando vayan al agua y haz que aprendan a nadar. Por último, edúcate y edúcales en maniobras de RCP y de Heimlich, porque eso puede salvarles la vida.