En el mundo existen más de 150 trastornos musculoesqueléticos que afectan a aproximadamente 1710 millones de personas, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dentro de estas afecciones, se encuentra el dolor de cuello y el dolor de espalda, más conocida como lumbalgia.
La lumbalgia es el dolor en la región lumbar, en el borde inferior de las costillas y los glúteos, explica la OMS. La duración de estos puede ser desde poco tiempo, hasta ser crónica y es uno de los dolores más frecuentes en el mundo. La organización asevera que es la causa más común de discapacidad en 160 países.
En Europa entre el 25 y el 30% de las personas sufren dolor crónico ya sea en la espalda o en el cuello, de acuerdo con la doctora Iliana Vega del Instituto Clavel en el Hospital Quirónsalud Barcelona. Pero, de acuerdo con la experta, la rizólisis puede ser una solución poco invasiva para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con dolor.

Qué es la rizólisis
De acuerdo con a especialista, el objetivo de este tratamiento es el de interrumpir la señal del dolor para que el paciente pueda moverse mejor. “El objetivo es intentar reducir la medicación que está tomando y evitar otras operaciones más agresivas”, asevera la doctora Vega.
La técnica actúa “desconectando” los pequeños nervios que transmiten el dolor al cerebro. No requiere cirugía, ni ingreso hospitalario, y tiene un riesgo de complicaciones menor al 1 %. “Al no requerir incisión de la piel y generar una pérdida de sangre mínima, no presenta los mismos riesgos que la cirugía”, explica.
Cómo es el procedimiento
La rizólisis es un tratamiento ambulatorio, lo que significa que el paciente vuelve a casa el mismo día. Se realiza con el paciente acostado —boca arriba o boca abajo según la zona a tratar— y bajo una sedación suave, sin necesidad de anestesia general.
Con ayuda de rayos X, el médico localiza los nervios responsables del dolor y coloca unos electrodos en el área exacta. Antes de aplicar el tratamiento definitivo, se hace una prueba de seguridad para asegurarse de no afectar nervios que controlan el movimiento. Posteriormente, se aplica un pequeño pulso de calor que desactiva el nervio doloroso y bloquea la transmisión de la señal al cerebro.
Qué zonas se pueden tratar con la rizólisis
La técnica se utiliza principalmente en dos regiones de la columna. La rizólisis lumbar se aplica en la parte baja de la espalda y está indicada cuando el dolor se localiza en la zona lumbar, los glúteos o incluso baja por la parte posterior del muslo.
La rizólisis cervical, en cambio, se realiza en pacientes que sufren dolor persistente en el cuello, a menudo irradiado al hombro o con limitación de movimiento cervical.
¿Quiénes son los candidatos al tratamiento?
Según la doctora Vega, la rizólisis está especialmente recomendada en personas que llevan más de tres meses con dolor en la espalda o el cuello, que tienen dificultad para caminar o mantenerse de pie debido al dolor, o que presentan una movilidad reducida en la columna.
También resulta una alternativa muy valiosa para pacientes mayores o frágiles, que no pueden someterse a cirugías más invasivas.
¿Cuándo no es adecuado?
Aunque se trata de un procedimiento seguro, no siempre está indicado. La doctora Vega señala que no es el tratamiento apropiado cuando el dolor se debe a problemas nerviosos que se irradian a brazos o piernas, como en el caso de una ciática fuerte.
Tampoco es aconsejable si el paciente presenta fiebre alta sin explicación o una pérdida de peso rápida, síntomas que podrían estar vinculados a otras enfermedades que requieren un abordaje diferente.
La rizólisis es considerada una técnica eficaz y segura para mejorar la calidad de vida de quienes padecen dolor crónico en la espalda o el cuello. “Es un procedimiento con un riesgo mínimo, dirigido a ayudar a los pacientes a recuperar movilidad y bienestar en su día a día”, subraya la experta.