La inflamación es una reacción normal en alguna parte del cuerpo cuando existe alguna herida o infección, según el Instituto Nacional del Cáncer. Esta reacción es una respuesta inmunitaria para combatir la infección o sanar la parte que esté dañada con sustancias químicas que el cuerpo elabora.
Según el instituto, también existe la inflamación crónica, la cual es una respuesta inmunitaria anormal que sucede cuando el proceso no termina cuando debería o aparece sin que haya ningún tipo de amenaza en el cuerpo. Este tipo de inflamación podría dañar células y órganos sanos que, por su parte, podría derivar en enfermedades como cáncer, Alzheimer, cardiopatías o afecciones autoinmunitarias, entre otras.

Una de las claves para prevenir la inflamación puede venir desde la alimentación, ya que desempeña un papel clave en la prevención y manejo de numerosas enfermedades. En los últimos años, ha cobrado fuerza el concepto de alimentación antiinflamatoria, una forma de comer que busca reducir los procesos inflamatorios del organismo y promover un mejor estado de salud, según la nutricionista del Hospital Quirónsalud Vitoria, Oihane Fuertes.
Alimentos que protegen ante la inflamación
Una dieta antiinflamatoria se basa en priorizar alimentos frescos y naturales. Oihane Fuertes recomienda las frutas, sobre todo los frutos rojos; las verduras de hoja verde; los tubérculos como la patata o la remolacha; las proteínas magras presentes en el pescado azul o las aves; y las grasas saludables como el aceite de oliva, el aguacate o los frutos secos. También juegan un papel importante los cereales integrales, los alimentos fermentados como el yogur natural o el kéfir y especias como la cúrcuma o el jengibre, reconocidas por su aporte de compuestos bioactivos.
Sin embargo, no solo se trata de incorporar alimentos beneficiosos, sino también de reducir aquellos que pueden favorecer la inflamación: “Es importante disminuir el consumo de aceites vegetales refinados ricos en omega 6, algunos cereales con gluten, los lácteos de vaca o los productos ultraprocesados”, añade la especialista.
Beneficios del día a día
Adoptar una alimentación antiinflamatoria no solo previene enfermedades, sino que también mejora la vitalidad, el descanso y la sensación de bienestar. Se trata de una pauta que aporta nutrientes de alta calidad y contribuye al correcto funcionamiento del organismo.
Aun así, Fuertes insiste en que no existen dietas universales: “Siempre hay que individualizar cada recomendación teniendo en cuenta la situación clínica de la persona y posibles patologías en las que ciertos alimentos estén contraindicados”.
Consejos para empezar
Desde su experiencia, la nutricionista aconseja realizar cambios graduales: “Un paso sencillo es incorporar diariamente entre dos y tres alimentos con potencial antiinflamatorio”. Además, recomienda registrar los alimentos que se consumen para tomar conciencia de los hábitos y reducir, de manera progresiva, el consumo de productos menos recomendables. El objetivo, según Oihane Fuertes, no es la restricción, sino el equilibrio. “El enfoque no pasa por prohibiciones estrictas, sino por un cambio gradual que mejore la relación con la comida y tenga un impacto positivo en la salud a largo plazo”, finaliza.
